Antes de empezar, tienes que leer de lo que opino yo de la penalización de cualquier tipo de opinión. Mi opinión está aquí y aquí . He mantenido esta opinión siempre y en contra de la mayoría de mis propios compañeros de activismo. He escrito sobre ello muy a menudo. Hablando en plata y para que se entienda, no existe el derecho a no ser ofendido, pero sí existe algo que se enuncia como libertad de expresión y que de una manera burda y simplificada podría decirse que incluye la defensa del derecho a ofender. La libertad de expresión se defiende contra quienes se sienten ofendidos por las opiniones o expresiones ajenas. Si lo que se dice no ofende o no molesta a nadie no se está ejerciendo la libertad de expresión, sino que se está expresando un sentido común mayoritario. Sobre esto sigo pensando lo mismo. Yo creo que Hazte Oir tiene derecho a decir lo que quiera de la misma manera que tenemos derecho a detener el autobús de Hazte Oir manifestándonos delante así como a presionar para que los poderes públicos le retiren cualquier dinero público que reciba.
Autor: Beatriz Gimeno
Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.
Madres en la trampa del amor romántico
A lo largo de la historia, las culturas reservaron lo mejor para la maternidad que encarnan a la madre patriarcal y lo peor para aquellas que son percibidas como incontrolables. El rol maternal ha cambiado para que nada cambie, escribe la política y activista española Beatriz Gimeno. El concepto del amor romántico se ha trasladado a la relación de la mujer con su hijo: el bebé se convierte en amante y en esposo, enumera. De esta manera el amor-renuncia con felicidad ayuda a reconstruir su opuesto, la mala madre, que huye del sacrificio. En este ensayo, publicado en España por la editorial Continta Me Tienes, se analiza cómo las mujeres siguen siendo vinculadas a la autorrenuncia y la disponibilidad y no con la autonomía, necesaria en el camino de la igualdad.
La violación sexual de mujeres por parte de los hombres tiene una larga historia de legitimación en nuestra cultura. Muchos mitos fundacionales están basados en violaciones de mujeres, aunque lo cierto es que no han sido considerados tales hasta hace relativamente poco tiempo, como bien nos explicó Georges Vigarello en su Historia de la Violación. La función principal de la violación siempre es la misma, ser una fuente de intimidación permanente de las mujeres, ya que ningún sistema de dominación puede existir sin la violencia y el miedo. Vigarello nos enseña que la violación tiene una historia y que está sometida a cambios para ser siempre funcional al patriarcado. De estar completamente normalizada y ser considerada nada más que una expresión de las necesidades naturales de los hombres, siempre provocadas por la concupiscencia femenina (la simple presencia en el espacio público), a haberse convertido, como explica muy bien Rita Segato, en un mandato de masculinidad, muy necesario en una sociedad en la que las masculinidades tradicionales se encuentran cada vez más fragilizadas.
Este no es país para niños/as
Normalmente se asume que los niños y las niñas no son culpables de nada, no son culpables de nacer en familias pobres y, por tanto, en general, incluso desde las más neoliberales, se intenta paliar la desigualdad en la que nacen para, al menos, darles alguna oportunidad. Todos los países europeos, incluso aquellos que han privatizado los derechos y desmontado el sector público, suelen concentrar su ya escasa sensibilidad social en los niños y las niñas; en tratar de ofrecerles alguna opción que les permita no perpetuarse en la pobreza de sus familias o, más específicamente, de sus madres; porque pobreza femenina e infantil van por lo general de la mano y es imposible combatir la pobreza infantil sin combatir la pobreza femenina; ambas son la misma. Por eso, aunque no todos los países combaten con la misma intensidad la desigualdad de género, una de cuyas peores expresiones es esa pobreza generizada, sí que parece que hay acuerdo en combatir la pobreza infantil; un cierto acuerdo en el que, desde luego, no está el Partido Popular, uno de los partidos de gobierno europeos que menos hace por mejorar la vida de la infancia o, mejor aún, que más hace para que niños y niñas vivan sus vidas sin más horizonte que el de la pobreza severa. Los presupuestos recientemente presentados lo demuestran.
De ganchillo y sexismo
Respecto al colegio Juan Pablo II y sus clases de ganchillo, hay dos cosas que me sorprenden. La primera es que no veo el escándalo. Creo que si se permite que un colegio de clases de matemáticas o lengua separando a chicos y chicas…no es extraño que después tenga actividades separadas. En mi opinión, el escándalo viene de antes. De cuando se permite que un colegio que pagamos todos segregue por sexo a su alumnado. Que nos hayamos acostumbrado a que eso es tolerable, no resta un ápice a la verdad; es escandaloso.
Vientres de alquiler y aborto
En los últimos tiempos asisto a muchos debates sobre el controvertido tema de los vientres de alquiler. En dichos encuentros tengo la oportunidad de debatir con defensores de dicha práctica o negocio y he podido ver cómo van depurando argumentos, yo también lo hago a medida que vamos conociendo mejor de qué estamos hablando. Al comienzo de este debate los argumentos eran puramente intuitivos, porque el asunto llegó como un huracán prácticamente patrocinado por las empresas y sin apenas información/argumentación de la otra parte; pero según se va desarrollando del debate vamos comprendiendo de qué estamos hablando exactamente.
Una conocidísima feminista de los años 70, una de las pioneras, mantenía en aquel tiempo que la irrupción de las lesbianas en el movimiento feminista se debía a una conspiración de la CIA para acabar con dicho movimiento. Esta historia me ha venido a la cabeza estos días pensando en la cuestión de la disputa entre la Plataforma Antipatriarcado y algunas personas trans y lo que de allí derivó. Cuando comenzó esta polémica se cumplía precisamente el primer aniversario de la muerte de Lohana Berkins, activista feminista, abolicionista, transexual, comunista. Una mujer que murió hace un año, a la que tuve la oportunidad de conocer y que me ayudó a entender muchas cosas que antes entendía mal o desconocía. Un ejemplo de lucha y de dignidad, un referente, para mí, de la lucha feminista y de lucha trans. Una persona cuya existencia fue muy importante para mi propio feminismo y a quien he recordado mucho estos días.
Palabras necesarias
Vientres de alquiler y mujeres
En la disputa sobre los vientres de alquiler y a pesar de que sólo se embarazan mujeres, ellas parecen estar ausentes. Cierto que a veces aparecen mujeres en algún reportaje, pero lo que sí parece ausente del debate es la cuestión del sexo, a tal punto que parece que todos y todas hablamos desde el mismo lugar.
Las feministas sabemos mucho de desilusiones, de promesas incumplidas, de tener un poder delegado que alguien nos entrega y que alguien nos retira cuando hay problemas. Siempre pongo el caso del Ministerio de Igualdad de Zapatero. Muy poco dotado económicamente, era una vieja reivindicación del movimiento feminista que se nos “concedió” en tiempo de bonanza y que se “nos retiró” sin más en cuanto se exigieron recortes. La manera en que aquel ministerio desapareció, sin protestas apenas y por un presidente que se decía feminista, da para mucha reflexión. ¿Dónde estuvieron ese día las bases feministas del PSOE protestando, las ministras, las diputadas? No estuvieron. La desaparición del Ministerio de Igualdad fue un trofeo, no era en ningún caso un recorte de gasto. Fue un trofeo porque las políticas neoliberales tienen su propia agenda para las mujeres. Una agenda semioculta que las mujeres vamos a parar.
