No hace falta saber de economía, de la que, por otra parte cada vez estoy más convencida de que hay poco que saber. Si en el pasado fue una ciencia, que no lo sé, ahora es más bien una doctrina, casi una teología que hay que creer y, además, obedecer. Y hay que obedecerla aunque sus mandamientos sean contraintuitivos o repugnen a la razón. La realidad nos muestra cada día, imperturbable, que la realidad económica es la que es a pesar de que sus sacerdotes (los financieros y los políticos) repiten el mantra aprendido tratando de que, a base de mucho repetirlo como ocurre con cualquier oración, el mal se calme por fin. Pero el mal no se calma.
Etiqueta: Religión
¡Qué el cielo nos guarde!
Al PP se le estropean todos los planes, incluso los que parecen infalibles. Hasta el día de ayer algunos en ese partido llegaron a creer que habían encontrado un plan contra la crisis que no implicaba contar ninguna mentira, ni desdecirse de nada de lo dicho en campaña electoral, que, además, era muy barato y, por si fuera poco, de su fracaso no tendrán ellos la culpa. El plan era encomendarnos al cielo.
La fetofilia de la iglesia
El Papa, al parecer, está muy preocupado con las monjas norteamericanas que se le escapan del redil y ha encargado a un arzobispo que las devuelva por la senda de la obediencia. Según las noticias aparecidas estos días en la prensa a las monjas de EE.UU les ha dado por ser feministas. Si las monjas se vuelven feministas, el Vaticano está listo. No son pocas, por lo visto, aquellas que se han dejado tentar por la perniciosa “ideología del género”, sino que son la mayoría.
En la muerte de Daniel Zamudio
Cuando escribo este post no sé exactamente si el joven gay Daniel Zamudio ha muerto efectivamente o sigue conectado a una máquina que le mantiene muerto en vida. Es lo mismo. Lo que sí es seguro es que fue torturado y finalmente asesinado por una jauría de bárbaros. Hoy mismo, el día en que me entero de la muerte de Daniel, ha finalizado el congreso de la FELGTB, la principal organización lgtb de mi país y hemos dedicado algunas palabras a Daniel.
Funcionarios de Dios
Todo el mundo que es de pueblo, o tiene familia en los pueblos, sabe que antes los niños iban al seminario para estudiar, para tener comida caliente y un futuro, una salida. Lo de dios era lo de menos. Cuando las cosas mejoraron y todo el mundo pudo acceder a la comida caliente, a los estudios y, más o menos, a un trabajo, los seminarios se vaciaron; dios seguía siendo lo de menos.
La hipocresía de la iglesia
El 28 de septiembre se celebra el Día Internacional por el derecho al aborto y más o menos por esta fecha yo viajo de nuevo a Latinoamérica. Últimamente, cada vez que viajo hasta allí me encuentro con dos asuntos que son objeto de intenso debate en la región: el derecho al aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y naturalmente siempre que se entra en el debate del aborto o del matrimonio igualitario nos topamos con la iglesia católica, o cualquier otra iglesia, convertida en uno de las actores principales de esta lucha.
El demonio que viene
Nunca hemos sido una Europa verdaderamente laica y mucho menos una España laica. En el caso de Europa no hay más que ver lo nerviosos que se pusieron todos los gobiernos y las tonterías que dijeron en el caso de las viñetas de Mahoma. En el caso de España ni siquiera somos un país aconfesional; como mucho toleramos la existencia de otras religiones distintas a la católica, pero siempre con desconfianza y con ánimo de dificultar su práctica en lo posible, cuando no las usamos como excusa para excitar el racismo y la xenofobia. Los funerales de estado incluyen curas y misas y hasta para botar un barco ponemos un cura. Aun con todo esto hasta hace bien poco la reivindicación de avances en la laicidad, aunque formalmente detenida, era una “cuestión” dentro del PSOE, que se esforzaba por dar una de cal y otra de arena. Este verano, con la visita del Papa, las cosas cambiaron. La puesta del Estado a los pies de la iglesia católica ha sido cuanto menos conmocionante. Un cambio de tendencia.
Integristas católicos fuera de mi blog
Este es un post sobre mis post. Hace tiempo que me venía rondando la cabeza la idea de escribirlo pero el artículo escrito por Maruja Torres en El País el 21 de agosto: http://bit.ly/q7X5ns, me decidió.
La verdad es que la manifestación prolaicismo y aconfesionalidad a la que asistí el miércoles pasado me hizo plenamente consciente de algo que me resistía a creer. El PP ha ganado y no nos lo han dicho, o sí, pero no nos lo habíamos querido creer. Quizá no es que el PP haya ganado en las urnas, parece que todavía no, pero desde luego ya han ocupado todos los espacios habidos y por haber: los económicos, los ideológicos, los culturales, los de las libertades, el orden público…Vamos, que ya sólo queda la puntilla de las urnas. Yo estuve en la manifestación del miércoles, no hace falta que me la cuenten.
Algo pasa con el Papa
A mediados de la semana del Papa, quizá ya agotada de indignación, (que la indignación cansa) me he parado a respirar y me he dado cuenta de que todo lo que está pasando es tan desproporcionado, tan enloquecido, que ni siquiera los que estamos protestando alcanzamos a darnos cuenta. Todo podía haber sido más o menos normal: el Papa que viene y nos fastidia a los que estamos por una laicidad real. Se le recibe normal, como a un jefe de un estado que no lo es pero bueno, así es la política; hace unas misas, vale, Rouco dice insensateces, las juventudes papistas lloran al ver a su ídolo en directo, cantan sus canciones y ya. El hombre se va, la vida sigue.
