Al parecer, más de un 30% de los jóvenes está a favor de la pena de muerte según un reciente estudio sobre los valores de la juventud. Ante este dato sobrecogedor los medios y los analistas se han escandalizado y han desarrollado diversas teorías acerca de la razón de que haya ocurrido una cosa semejante. En realidad, no hay de qué sorprenderse; era previsible. No existe sociedad en la que los valores éticos y cívicos -aquellos que marcan la manera en que se desarrolla nuestra convivencia- surjan solos, por generación espontánea. Los valores, como todo lo demás, se aprenden. Y aquí el problema es de dónde y cómo se aprenden.
Autor: Beatriz Gimeno
Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.
La familia bien, gracias
El domingo pasado por la mañana Madrid estaba colapsado por culpa de una misa. Ese mismo día mi familia y yo quisimos ir a la embajada israelí para protestar por la masacre contra decenas de familias en Gaza, pero no pudimos llegar a nuestro destino por culpa de la misa, así que nos volvimos a casa. Pregunté que por qué se celebraba una misa en medio de Madrid y me dijeron que era por las familias. Me pareció entender que el lema era: “La familia bien, gracias”. Algo así como agradecer lo bien que están las familias de aquí comparadas con las de muchos otros sitios, entre éstos, las de Palestina.
La iglesia católica es la iglesia del odio
El Vaticano ha declarado que no va a apoyar la propuesta francesa para despenalizar, tan solo despenalizar, la homosexualidad en el mundo. La propuesta francesa no persigue extender ningún tipo de legislación favorable a las parejas homosexuales, ni tampoco proclama que gays y lesbianas tengan que ser protegidos de la discriminación con determinadas políticas. Únicamente pide que no se condene legalmente a muerte, que no se encarcele a gays y lesbianas por serlo. El Vaticano dice que no, que no apoya esa propuesta porque “crearía nuevas discriminaciones”. Es posible. Si la propuesta saliera adelante, es muy posible que el apaleador de maricas en Latinoamérica o el policía violador de lesbianas en Sudán se sientan un poquito discriminados.
Conferencia ofrecida en San Sebastián: Master Derechos Humanos, universidad de Derecho.
E1 de julio de 2005 se aprobaba en el Parlamento Español la ley 13/2005 de “Modificación del Código Civil en Materia de Matrimonio” popularmente conocida como Ley de Matrimonio Homosexual. La ley no creaba, por tanto, una nueva figura jurídica adaptada a los y las personas homosexuales sino que, simplemente, modificaba el Código Civil en lo que se refiere a la capacidad de las personas de contraer matrimonio. De hecho, a pesar de la complejidad y de la extensión del camino recorrido, la modificación legal en sí fue extraordinariamente sencilla; consistió en, además de añadir un pequeño párrafo al artículo 44 CC, sustituir en varios artículos más, relativos al matrimonio y a la filiación, marido y mujer por cónyuges o padre y madre por progenitores. Una reforma técnicamente sencilla para un cambio social, político y jurídico radical desde nuestro punto de vista[1].
He pasado unos días de viaje sin ver el telediario ni leer los periódicos así que no me he enterado si ya se ha refundado el capitalismo o todavía no. Por mi barrio no he notado nada; por ahora, todo anda igual. Y sin embargo, hay un cambio: la gente habla de ello. Como me dijo una amiga el otro día, la refundación del capitalismo quizá consista en que se vuelva a hablar de él. Pensé que tenía mucha razón. Hasta hace muy poco el capitalismo era como el oxígeno que respiramos, que está en toda partes, que no se ve ni se habla de él porque es inconcebible otra cosa.
Políticas del aborto
En este momento parece evidente ya que habrá una nueva Ley de Aborto. Habrá que esperar a ver qué tipo de ley es. Esperamos y deseamos que sea mejor que la que tenemos y, en tanto sea mejor, apoyaremos su aprobación y la defenderemos de los ataques de los antiabortistas, así como de la necedad del Partido Popular cuando continúa diciendo que no es algo que le importe a la sociedad, cuando según las últimas cifras dadas a conocer el día 2 de diciembre de 2008 el número de abortos no deja de crecer. Es evidente, por tanto, que existe esa necesidad, en primer lugar, y en segundo lugar que es importantísimo que estemos seguras de que esos abortos se hacen en buenas condiciones de seguridad para las mujeres, tanto legal como sanitaria.
Si mantengo la denuncia me mata
Estamos, desgraciadamente, habituados a las noticias que nos informan de mujeres muertas por violencia de género. Ya no pueden sorprendernos. En el mejor de los casos pensamos con dolor o rabia: “otra más”. En el peor, estas mujeres se han convertido en una cifra, en un número que retenemos en la memoria y al que acudimos al final del año con voluntad de hacer recuento. Estas mujeres casi no tienen nombre, ni recordamos sus historias personales, ni las circunstancias que las rodearon hasta el asesinato.
Eduardo Mendicutti
El caso Dolores Vázquez: autopsia de la lesbofobia
En torno al libro La construcción de la lesbiana perversa, de Beatriz Gimeno.
(Editorial Gedisa. Intervención en la presentación del citado libro en Madrid).
(Revista Trasversales, número 13, invierno 2008-2009)
Cada vez estoy más convencida de que son malos. Sé que entre ellos hay gente bondadosa y que las generalizaciones siempre son injustas; todo eso lo sé, pero aun así lo aseguro: son malos. Todo esto lo digo a cuenta de esa chica italiana de la que nos ha venido informando la prensa esta última semana. La chica que lleva años en estado vegetativo cuyo padre ha luchado en los tribunales para que la dejen morir. Después de años de batalla judicial, el padre lo ha logrado: el juez ha decidido autorizarle para desconectar los aparatos que mantienen a su hija atada a una vida artificial; a una vida que no es vida.
Acabo de volver de una gira por Latinoamérica en la que he visitado varios países. A aquellos que, de buena fe, critican a Chávez, Evo, Correa y demás desde posiciones más o menos neutrales o incluso progresistas, habría que recomendarles un viaje a aquellos países. El capitalismo puede ser malo aquí, puede ser injusto, puede hipotecarnos, dejarnos sin trabajo o sin pensión y no se qué más espantos nos traerá el futuro, pero el capitalismo allí es, simplemente, destructor. La pobreza allí corta la respiración. No se trata de esa pobreza que conocemos por verla en la televisión, de personas sin hogar tiradas en la calle, de niños desnutridos, de refugiados… todo eso lo conocemos y lo identificamos; al menos lo identificamos.
