Yo, como tanta otra gente, como el mismo Zapatero al parecer, tuve un abuelo que fue militar republicano y una madre que aun llora cuando ve los reportajes sobre el alzamiento y la guerra. Una madre que cuenta y no acaba de una niñez de niña roja en la que sólo cabía la humillación. Así que además de las razones ideológicas que supongo que llevan a todas las personas de izquierdas, a todas las feministas también, a valorar lo que supuso la II República de esperanza, de igualdad, de justicia, por fin justicia para un país martirizado por la injusticia; además de esas razones, he vivido toda mi vida en la sombra de lo que pudo ser y no fue y en la sombra también de lo que el Régimen franquista hizo con las mujeres que pasaron de imaginar la posibilidad de ser libres e iguales a ser esclavas del marido, de la familia y del propio régimen.
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El bikini, la ministra y El Mundo
Al parecer que una ministra se ponga en bikini en la playa es una noticia de alcance para un periódico que ya montó una historia de alcance (o varias, no recuerdo) con una trama que se inventó acerca del peor atentado terrorista que hemos sufrido. Ese fue el punto máximo, pero ya había dado muestras antes y las daría después, de lo que ‘El Mundo’ entiende por periodismo de investigación. Por otra parte, la verdad es que como el “periodismo” que practica ‘El Mundo’ hace mucho que ha dejado de ser tal, es difícil criticarle por no hacer periodismo y cansa estar todo el día señalando que eso, a pesar de su apariencia, no es un periódico.
Crear un monstruo para que nos devore
Con motivo de lo que ha sucedido con las feministas y el movimiento 15 de mayo han surgido muchas cuestiones que habrá que ir analizando poco a poco. Una de las cuestiones más preocupantes es la irrupción del neomachismo que se hace pasar por feminismo, que usurpa nuestro lugar. A cambio, ese neomachismo que se hace llamar «nuevo feminismo» nos empuja a las feministas hacia algo llamado «hembrismo». Así que finalmente ellas y ellos se apropian del término feminismo y pretenden echarnos fuera. Lo paradógico es que eso del hembrismo es un término inventado por el propio feminismo o por algunas feministas y parece hacer referencia a una categoría de mujeres que odian a los hombres.
¿Permisos de maternidad más largos?
¿Cuartos oscuros para lesbianas?
El otro día leía en una revista lésbica el enésimo artículo de queja sobre la inexistencia de cuartos oscuros para lesbianas y me di cuenta de que aún no he hablado de eso en esta columna. Vaya por delante que no tengo ninguna idea preconcebida, sólo intuiciones. Es decir, no me importaría que existieran cuartos oscuros para lesbianas. Pero me pregunto si esa preocupación por el cuarto oscuro no será una fijación androcéntrica, es decir, que como es algo que les gusta a ellos nos tiene que gustar/preocupar/ocupar a nosotras.
Mierda patriarcal en la oficina
Trabajo en una redacción abierta, no hay despachos cerrados para nadie, todos compartimos el mismo espacio aunque distribuidos por «islas», mesas de cuatro u ocho puestos, según los departamentos: Contenidos, Tecnología, Jurídico, Recursos Humanos, Revista, Videos, Marketing etc. Me siento en la «isla» de Contenidos, cerca de la «isla» de Tecnología y cerca también de la puerta que lleva al bar/comedor, una puerta que cruzamos todos varias veces al día. En la isla de Tecnología se sientan sólo hombres, técnicos de mantenimiento de ordenadores. Son sin duda las personas más tontas de la empresa, ese tipo de hombre que sólo habla de futbol y chicas. No están muy bien pagados, casi todas las mujeres de esta empresa ganamos más que ellos, quizá eso no les guste. Así que han encontrado otra manera de empoderarse.
Las mujeres árabes y la revolución
Aprovechando la coincidencia la semana pasada de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer con las revoluciones que están sacudiendo los países árabes, casi todos los medios de comunicación han dedicado espacio a la participación de las mujeres en dichos acontecimientos y han discutido si estas revueltas iban a significar o no avances en su situación. Desde que EE.UU. utilizara la situación de las mujeres afganas como excusa para invadir aquel país, la situación de las mujeres se ha convertido en un tema del que siempre hay algo que comentar cuando se informa de la situación social o política en cualquier país. Es un gran avance porque hasta hace poco eso daba igual. Por lo menos ahora se habla de ello y encuentra espacio en los medios. Por primera vez, aunque aun de manera difusa, la situación de las mujeres aparece como un indicador de la situación general de un país.
Privilegios masculinos y paridad
Todos los años, al llegar el 8 de marzo, los medios nos recuerdan la situación de las mujeres en el mundo y nos llenan de cifras y datos que, año tras año, nos permiten darnos cuenta de que en muchos lugares no hay ningún avance, en otros se retrocede y en la mayoría de los países europeos, hemos llegado a un punto de estancamiento en el camino de la Igualdad; un punto, además, en el que advertimos que si no avanzamos corremos peligro de retroceder. Más allá de las cifras que se repiten año tras año y que dan idea de la persistencia de la desigualdad, hay temas que son también recurrentes en el debate social.
El asunto de la prostitución, de su regulación o no, llega cada poco a los periódicos y a la política. El asunto es demasiado complejo para tratarlo en unas pocas líneas y toda simplificación oculta una parte importante de la realidad que yo estoy dispuesta a discutir en otros ámbitos. Pero creo que si las feministas (abolicionistas y proderechos) no tenemos cuidado, esta batalla la terminarán ganando, como ha ocurrido en muchos otros países, los empresarios del sexo en detrimento de las mujeres en general, pero también en detrimento de los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución.
El reportaje de la polémica
La revista Vogue publicó este mes un reportaje en el que aparecían niñas de 7 años vestidas y maquilladas como adultas (http://www.adn.es/cultura/20110119/PGL-0001-vogue-pedofilia-ninas-reportaje/_withThumbs/1.html). Hubo muchas protestas, aunque me pareció que no demasiadas para lo escandaloso que a mí me pareció el reportaje. Al día siguiente, los medios se hacían eco de la polémica, pero curiosamente lo hacían de una manera extraña. Es como si no hubiéramos visto las mismas fotos.
