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El bikini, la ministra y El Mundo


Al parecer que una ministra se ponga en bikini en la playa es una noticia de alcance para un periódico que ya montó una historia de alcance (o varias, no recuerdo) con una trama que se inventó acerca del peor atentado terrorista que hemos sufrido. Ese fue el punto máximo, pero ya había dado muestras antes y las daría después, de lo que ‘El Mundo’ entiende por periodismo de investigación. Por otra parte, la verdad es que como el “periodismo” que practica ‘El Mundo’ hace mucho que ha dejado de ser tal, es difícil criticarle por no hacer periodismo y cansa estar todo el día señalando que eso, a pesar de su apariencia, no es un periódico.

Tampoco el machismo es nuevo y el de los medios de comunicación es de sobra conocido, y cuánto peor es el medio peor el machismo que destila. Las mujeres convivimos cada día con imágenes denigrantes de nosotras mismas, con imágenes y también con discursos que atentan contra la igualdad o contra nuestra dignidad de personas. Pero a veces, por alguna razón, un atentado de este tipo genera más cólera que en otras ocasiones, y cólera es lo que he sentido al ver (y leer) el “reportaje” de El Mundo sobre la ministra Leire Pajín en bikini.

Es posible que no tenga tanta importancia como yo le doy y que no sea más que un “suma y sigue”, es verdad que ya otros años habíamos visto los bañadores de otras ministras (los ministros no se ponen en bañador al parecer) pero en esta ocasión me he sentido especialmente enfadada quizá no sólo por las fotos, sino por la letra del mencionado “artículo”. Todas las mujeres deberíamos sentirnos afectadas, hartas y rebelarnos ante un supuesto artículo en el que se pretende rebajar y denigrar a una mujer que se dedica a la política y se pretende hacerlo a base de reducirla públicamente a la categoría de objeto, de cuerpo. Cualquier mujer tiene que sentirse afectada al ver cómo no importa lo que hagas, lo que seas, lo importante que seas, el poder que se supone que tienes, si en cualquier momento se te puede tratar de reducir impunemente a la categoría de mujer objeto en el que cualquier atributo público desaparece y ya no eres más que un cuerpo de mujer del que, además, hacer mofa.

Cualquier mujer tiene que sentirse afectada al ver cómo el cuerpo normal de una mujer normal es comparado negativamente con el cuerpo –ese ya no tan normal- de una mujer como Ana Obregón, cuyo extraño cuerpo se nos presenta como más “adecuado” que el de la ministra. Más adecuado ¿para qué? Pues es de suponer que tras sus múltiples operaciones y mutilaciones el de Ana Obregón encarna mejor el cuerpo que se supone que han de tener las mujeres; el de Ana Obregón parece que se adecua perfectamente al cuerpo que han de tener las mujeres aunque sólo sea porque “mete tripa”. El pecado de Leire Pajín es que no estaba en la playa metiendo tripa.

Cualquier persona, en realidad, debería sentirse ofendida ante la catadura de un reportaje como ese; ante el peligro que supone que de ese cuerpo completamente normal se diga que necesita “arreglo” mientras que los mismos días en los mismos periódicos, el cuerpo enfermizo y horrible de una modelo anoréxica se presente como un modelo de éxito. Además del impenitente machismo con el que convivimos y al que combatimos, aquí lo que necesita un arreglo urgente es la cabeza de la periodista que escribió esa sarta de sandeces y, desde luego, lo que necesita un arreglo profundo es la ética profesional de un medio de comunicación que de todas formas ya nos había dado muestras más que de sobra de que carece de ella.

Publicado en El Plural

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

Una respuesta a «El bikini, la ministra y El Mundo»

Podrías haber empezado el articulo en el plural, El Mundo, el Demonio ( por Leire Pajin) y la carne.
No se lo que me indigna mas, el comentario marujero de esa empresa de desinformación o la indefensión de los aludidos.
Yo, por si las moscas, cada vez que me cruzo con alguien que lee el Mundo me santiguo o hago una cruz con los dedos, vade retro…………
Lrc

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