Se ha dado a conocer el último informe del Panel Científico de la ONU (IPCC) que es un compendio de todo el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, además de una sombría advertencia.
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Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.
Se ha dado a conocer el último informe del Panel Científico de la ONU (IPCC) que es un compendio de todo el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, además de una sombría advertencia.
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Este artículo no será de esos que se leen y se comentan por las redes, porque hay asuntos que permanecen enterrados debajo de esa realidad vertiginosa y volátil; asuntos que se ponen grises de tanto tiempo como ha pasado sin que nadie se ocupara de ellos. Hay cuestiones que al nombrarlas generan, como mucho, indiferencia, cuando no la sensación, en quien las menciona, de estar pisando un terreno que la mayoría encuentra perfectamente prescindible. Hoy quiero escribir de una de esas cuestiones y alejarme un poco de esta «chispeante» actualidad que aturde y agobia a partes iguales.
He tomado prestado el título de mi amiga Beatriz Ranea Desarmar la masculinidad y lo he parafraseado un poco porque me viene perfecto para hacer una crónica urgente de lo sucedido en la gala de los Oscars de ayer.
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Estos días hace dos años del decreto que nos confinaba en casa. No sabíamos entonces cuándo saldríamos, nos invadía a todas una sensación de extrañeza absoluta, de incertidumbre, no sabíamos qué nos esperaba. La mayoría teníamos también miedo. Por nosotras, por nuestras familias, por las personas mayores. No quiero olvidarme del dolor de aquellos días, con los fallecidos contándose por miles, por decenas de miles, y la enfermedad acechando a cada familia.
La marginación de las lesbianas en los grupos gays y en el movimiento feminista
CApítulo del libro: Cultura, homosexualidad y homofobia
Volumen II: Amazonia: retos de visibilidad lesbiana
Editorial Laertes, 2007
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Este no es un artículo sobre la guerra, sino una breve reflexión sobre los vínculos del feminismo con el pacifismo. Hay en estos días muchos artículos sobre las mujeres y la guerra, discusiones acerca de si las mujeres somos más o menos pacíficas que los hombres, sobre el papel que han jugado las mujeres (y juegan) en las guerras etc
Hay cuestiones políticas en las que la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace es tan abismal que no pueden dejar de parecer una tomadura de pelo. Eso da resultado un tiempo, no puede sostenerse eternamente. Una de esas cuestiones es la de la explotación reproductiva donde toda la izquierda dice estar en contra pero se dan pocos pasos. Es el momento de hacer algo efectivo en contra de esta práctica. Después de estar en la política institucional puedo entender que a veces no se hacen cosas porque no se puede o porque no te dejan; porque aunque un ministerio quiera hay otros (del mismo gobierno o incluso del mismo partido) que no quieren pero si eso es así hay que explicarlo. La distancia entre el decir y el hacer no puede ser abismal y no puede serlo siempre.
Desde que comenzó el affaire Casado se me vino a la cabeza una frase que mi abuela me decía cuando me veía muy sobrada y sabía que me iba a estampar contra el suelo o contra lo que fuera: «Pero, criatura, ¿dónde vas?» Mi abuela se la hubiera dicho estos días a Pablo Casado. ¿En qué universo paralelo creía Casado que vivía si pensaba que podía salir esgrimiendo la falta de ética para hacer caer a un cargo del PP? ¿En qué universo paralelo vivía si pensaba que un llamamiento moral iba a poner a los militantes a su favor? ¿Y dónde vivía si no se daba cuenta que estaba firmando su sentencia de muerte política? Por dios, ¿quién asesoraba a este muchacho?
En estos días he leído muchos análisis sobre la normalización del fascismo en los medios, en la política… Sobre el cordón sanitario que se le impone en Europa, sobre la necesidad incluso de un pacto político para hacer realidad ese cordón, etc. Lo cierto es que en España esa extrema derecha siempre ha estado en el PP que se ha acogido a la moderación cuando las estrategias electorales así lo aconsejaban.
La idea del efecto mariposa ya ha sido utilizada en varios artículos esta semana y es muy tentadora, pero yo quiero escribir más bien de la teoría del caos, que es su consecuencia. Y voy a empezar por otras mariposas; no mariposas metafóricas, sino reales. Leí que el Centro Nacional de las Mariposas de EE.UU, en Texas, ha tenido que cerrar sus puertas de forma indefinida tras ser señalado por el movimiento QAnon como un lugar en el que se trafica sexualmente con niños, lo que ha supuesto que todo su personal se haya convertido en blanco de ese movimiento de extrema derecha enloquecida que funciona por las redes sociales, pero cuyas amenazas ya han generado algunas agresiones en este mismo centro. La realidad es que, en su momento, el centro se opuso a la construcción del muro de Trump entre México y Texas porque dañaba un parque nacional que es santuario de las mariposas. Y por eso fue considerado nido de izquierdistas.