A Marta Nebot
¿Quién es un sindicato o un gobierno para decirle a una trabajadora que quiere renunciar a sus vacaciones y ganar más que no puede hacerlo? ¿Quién es nadie para decirle a nadie que no venda un órgano para comprarse una casa (al fin y al cabo, es mi cuerpo y riñones tengo dos?) ¿Quién es nadie para decirle a nadie que se tiene que vacunar aunque no quiera? ¿Quién es nadie para decirle a una mujer maltratada que, aunque no quiera, el fiscal va a presentar cargos? ¿Quién es un gobierno para decirle a un putero que, aunque quiera no puede acceder al cuerpo de una mujer por dinero? La respuesta a estas preguntas es la misma a no ser que se piense, como se piensa, que: La prostitución es natural y cubre una necesidad humana (masculina) y la prostitución es un acto privado porque el sexo es privado. En tercer lugar vendría, mi cuerpo es mío y nada de lo que haga con él tiene consecuencias sociales. Las tres premisas son falsas.
