Por lo general y por desgracia las crisis no arreglan las desigualdades sino que las hacen más visibles y, a menudo, las agrandan. Por eso, entre otras cosas, para el feminismo esta crisis sanitaria, social y económica es un aldabonazo que debe requerir mucha de nuestra energía, porque si no la afrontamos con perspectiva de género y si no peleamos porque cada una de las medidas que se tome tenga en cuenta el impacto en la desigualdad previa, nos vamos a encontrar con un aumento espectacular de la misma y una peligrosa erosión de nuestros derechos. También suele decirse que toda crisis conlleva una oportunidad pero, para que lo sea, creo sinceramente que las feministas debemos empeñarnos en ello y recuperar una cierta unidad de acción y un replanteamiento de la agenda inmediata. Si hablamos de derechos de las mujeres hablamos también de justicia social para toda la población y, para ello, para salir con más justicia social del periodo de la post pandemia el feminismo es una herramienta imprescindible que ofrece importantes aportaciones teóricas y políticas capaces de explicar el mundo que vivimos y también el que necesitamos. El feminismo tiene capacidad para explicar las crisis en las que nos vamos a ver inmersos quizá porque, en realidad las mujeres siempre hemos estado en crisis, aunque únicamente cuando éstas afectan a la mayoría de los hombres, se consideran como tales.
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Nadie puede saber ahora lo que pasará cuando esto acabe, si seremos capaces de construir una sociedad mejor o no. Si no lo hacemos ahora tenemos que saber que las mismas cuestiones que se han planteado en esta crisis se volverán a plantear muy pronto, quizá en otoño, quizá el año que viene. Tendremos que cambiar ahora o más adelante y aun no está escrito hacía dónde vamos a cambiar. O salimos con más justicia social o con autoritarismo, recorte de derechos y directos al colapso global. Será ahora o luego, pero tendrá que ser.
Eutanasia y control de la vida
El debate sobre la eutanasia vuelve a la primera línea política con el suicidio asistido de María José Carrasco y nos hace reflexionar sobre las relaciones entre la vida como hecho biológico, la vida encarnada en la persona con derechos y autonomía, el poder (los partidos) y su relación con ambas cosas.
La piel y las entrañas
“Quizá nos ha faltado piel”, decía Floriano en un vídeo en el que él mismo hacía de José Mota y que, aunque nos parezca mentira, iba en serio. Se supone que esa falta de piel les exigía poner más énfasis en lo social, en lo que preocupa a la gente, en lo que le duele a la gente. Como las elecciones andaluzas han sido un desastre para el PP, ahora vienen las prisas y como las inauguraciones ya no convencen -al fin y al cabo, se trata de cemento- algún asesor les ha debido explicar que la piel hay que ponerla en las cosas que determinan la vida y en las que se demuestra empatía y humanidad; como además Ciudadanos es, al igual que ellos, defensor de que las personas que estén en situación irregular no tengan derecho a atención sanitaria y como, por si fuera poco, los inmigrantes sí pueden votar en las municipales… pues han decidido reformar (un poco) el maldito decreto de abril de 2012 que dejó a miles de personas sin derecho a recibir dicha atención médica.
Hay frases que se repiten como un mantra para resultar consoladoras. Y hay frases también que son eslóganes políticos que, de tanto repetirlas y aunque no se convierten en verdad, acabamos por creerlas y construimos la realidad a partir de esa creencia. Una de estas “frase-consuelo o frase eslogan es esta, que repiten muchos políticos del PP y del PSOE: “Tenemos la mejor sanidad del mundo”. Eso pudo acercarse en algún momento a ser una realidad, pero hace mucho que ha dejado de ser cierto. El PSOE lo sigue repitiendo para tratar de ocultar que fue el partido que comenzó a privatizar servicios y que aprobó las leyes que abrieron las puertas a la privatización. También porque entre sus planes no está el de revertir las privatizaciones.
El ébola como metáfora
Para defenderse de las acusaciones de ineficacia y las peticiones de dimisión realizadas a Ana Mato, Rajoy exclamó: “¡Dejen trabajar a los expertos!”, como si esta crisis hubiera dependido en algún momento de los expertos. Como no ha sido así, como nunca ha dependido de los expertos, sino sólo de los malos políticos, esta crisis es claramente política. Y es, además, una metáfora perfecta de lo que ocurre.
No olvidemos
El lunes de esta misma semana se han cumplido dos años de una de las leyes más crueles, injustas y repugnantes de todas las que ha aprobado el PP. El Real Decreto 6/2012 que dejó sin tarjeta sanitaria a unas 800.000 personas, la mayoría inmigrantes sin permiso de residencia, pero no sólo a estos.
Ezanga (solidaridad)
Dijo Marx que son las condiciones materiales las que determinan la conciencia, y no al revés. Y esta es una de las cosas más importantes de las muchas cosas importantes que dijo. He pensado en eso en estos dos días pasados leyendo las cosas que se han dicho sobre Miguel y Juliana, las dos personas retornadas a España para ser tratados de ébola. Me parece evidente que en una época de recortes brutales en servicios básicos y en derechos las conciencias se adecúan y se van acostumbrando a la situación. Según va pasando el tiempo el mayor peligro es que la mayoría de la gente termine por acostumbrarse a lo que hay y por ver normal lo que debería verse y vivirse como insoportable.
No me gustó nada el supuesto debate entre Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre el pasado sábado en La Sexta Noche. Afortunadamente, unos días después fue el propio Pablo Iglesias el que dijo en la misma cadena que a él tampoco le gustó. Creo que se enredó y que, aun así, salió vivo del envite. Aguirre también salió viva, eso es lo malo. Aunque no creo que ni Aguirre ni Pablo Iglesias atrajeran a su bando a nadie que no estuviera previamente convencido, lo cierto es que hay que romper ya, como sea, con estos debates en los que el PP consigue no debatir de nada de lo que interesa pero, en cambio, impone sus marcos morales e ideológicos. Por más sorprendente que nos parezca a estas alturas, sus marcos morales se reducen a ETA y Venezuela. Lo de ETA es más o menos esperable (al fin y al cabo, la hemos sufrido de manera dolorosa), pero lo de Venezuela espero que alguien en alguna universidad haga un estudio. Si George Lakoff conociera los argumentos del PP en lugar de su famoso libro No pienses en un elefante, escribiría “No cites a Venezuela”, o algo así. Por mi parte, tengo un amigo venezolano que no da crédito.
La sanidad pública no funciona
Desgraciadamente la sanidad pública ya no funciona y es sólo un reflejo de la magnífica sanidad que fue. En Madrid, al menos, no funciona y, por lo que sé, en otras comunidades gobernadas por el PP tampoco. En las que gobierna la izquierda funciona mejor pero se resiente también de tantas privatizaciones encubiertas y, sobre todo, del recorte en inversión. “Recortaré todo menos sanidad y educación”, dijo Rajoy. Mentiroso. En 2 años de Gobierno del PP hay 24.00 profesores menos y 28.500 médicos y enfermeros/as menos. En la sanidad la cuestión se vuelve dramática. La marea blanca ha conseguido éxitos parciales en Madrid, pero nada de esto va a detener la voluntad del gobierno del PP de venderla. Y, en todo caso, la realidad es que ya no funciona y que resultará muy difícil volver a su anterior carácter de universal y gratuita.