Reconozco que la tentación era la de llamarle Carlos III el breve, pero está muy visto. En este caso, al contrario que ocurrió con la ocurrencia de llamar a nuestro Juan Carlos I, el breve, la brevedad no venía solo de que este señor está haciendo méritos para que se imponga la República en poco tiempo, sino porque su edad impone un reinado breve de verdad. Y no como a Juan Carlos, que Carrillo le llamó el breve y nos gafó la cosa. No sólo no ha sido nada breve, sino que se nos ha hecho muy largo. En fin. Carlos III, el insoportable, creo que es bastante exacto.