El otro día La Razón publicaba un artículo en el que se nos informaba en qué tiene que consistir un «kit de emergencia para gran apagón». Era verdaderamente sorprendente. Aconsejaba meter en una mochila el pasaporte (¿dónde vas a ir?), tarjetas de crédito (¿pero qué cajero va a funcionar en un gran apagón?), llaves de casa (sí, si sales mejor lleva las llaves), linterna (no puede faltar nunca), un teléfono con cargador (muy útil en caso de apagón), una lista de contactos de personas que vivan en otros municipios (no sé muy bien para qué, ¿amigas? ¿parientes? ¿conocidos sin más?) y finalmente un silbato. Hay que decir que también se recomendaba comida, ropa, agua y un botiquín de primeros auxilios, lo que no se le hubiera ocurrido a nadie. Pues con este material publicaban un artículo. Y es de justicia decir que después de describir el absurdo kit de supervivencia para no sé sabe qué catástrofe, el mismo artículo decía que en España no iba a ocurrir en ningún caso ese apagón o que duraría unas horas, pero lo decía abajo, después de contarte cómo hacerse con un kit de esos. Esta semana varios medios se han sumado al mismo artículo. Primero el kit de supervivencia y después ya la realidad: si hay apagón, que no parece, durará como mucho un día.