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Seguimos con la lactancia.


De todo lo que he escrito en este blog, de todo lo que he escrito en general, lo que más polémica ha generado han sido los dos post referidos a la lactancia. Teniendo en cuenta que a pesar del provocador título ni la lactancia ni la no lactancia están o dejarán de estar prohibidas, ni perseguidas, ni serán objeto de atención especial por parte de los políticos, esta polémica demuestra que en ese asunto se juega mucho más de lo que parece. Y esta importancia va mucho más allá de la experiencia personal de cada una con este asunto. Eso lo demuestra también el hecho de que hayan opinado muchos hombres. He recibido casi 100 respuestas a los dos post, además de las que se han recibido en Pikara Magazine, pero sólo he publicado aquellas que no me insultaban; como ya he dicho este es mi blog y no voy a publicar respuestas en las que se me insulta, sólo faltaba.

A pesar de que soy una persona de expresión, tanto verbal como escrita, muy tajante (recuerdo de mis años de militancia política en donde una mujer y muy tímida termina hablando de esa manera si quiere que la escuchen, sobre todo los hombres) lo cierto es que yo soy muy poco dada al fundamentalismo, cuestiono a menudo mis convicciones, me pongo muy facilmente en el lugar del otro/la otra y admito que en mis oponentes puede haber algo, o mucho, de razón, por eso escucho y siempre estoy dispuesta a discutir de casi todo (no de todo, hay cosas indiscutibles pero la mayoría admiten discusiones y matices). Esta semana ha sido mi semana de la lactancia.  Desde mi propia oficina, donde me han leído un par de madres, hasta la misma calle me he encontrado con mujeres que se han dirigido a mí a propósito de mis post para discutir conmigo y con ellas he discutido.

No es que me desdiga de nada de lo escrito, sino que ahora estoy dispuesta a reconocer que hay muchas madres que han querido dar de mamar y también han sufrido presiones por no poder hacerlo; reconozco (aunque por cierto que ya lo hacía en mi segundo post) que la postura sobre la lactancia depende de muchas cosas personales e intrasferibles ya que muchas madres me han comentando como ellas han venido cambiando de posición según cuestiones como el tipo de  parto, la actitud del padre del bebé, su situación laboral, familiar etc . Llegué entonces a la conclusión de que las mujeres necesitamos, de manera urgente, que se reconozca nuestra libertad y autonomía en todo lo que se refiere al embarazo, parto y postparto, lactancia incluida y que se respete en todo caso nuestra decisión; es decir, que nos reapropiemos de nuestros cuerpos, de nuestra sexualidad y de nuestra capacidad reproductiva de la que se han apropiado las instituciones sanitarias, la clase médica y sanitaria etc. Incidiría más en la cuestión de que también las que eligen dar de mamar tienen que encontrar respeto, apoyo, atención y que no siempre lo encuentran. La única diferencia con lo que yo decía antes es que quizá yo no era consciente de que las mujeres que eligen dar de mamar no siempre pueden hacerlo con total libertad. Quiza no era conciente de hasta qué punto las instituciones médicas pueden secuestrar nuestra autonomía en estas cuestiones y tratar de decidir por nosotras.

Sin embargo, en todas mis discusiones hay algo que subyace debajo de esto y que no cabe en un post. Casi todas las mujeres que han dado de mamar aun cuando defiendan la libertad de las que optan por la no lactancia lo hacen convencidas de que «lo mejor» objetivamente hablando es dar de mamar y si esto es lo mejor de una manera objetiva, la consecuencia lógica es que no dar de mamar es una opción eticamente peor, por lo tanto se es peor madre y una egoista. Todas las razones que se aducen para demostrar que dar de mamar es siempre lo mejor se refieren siempre a que eso es lo mejor para el bebé, pero ningún estudio cruza los datos con el bienestar de las madres  (esto ni siquiera se estudia) y, por tanto, se da por hecho que si es mejor para el bebé, por fuerza hay que asumirlo. En ningún sitio se tiene en cuenta que el bienestar de la madre (y me refiero al bienestar personal pero también social, de las mujeres en general) puede ser fundamental en el bienestar del bebé y de los hijos, en el bienestar de la sociedad en general. Se da por hecho que lo mejor para el bebé, los hijos, la familia y la sociedad es que las madres se sacrifiquen, que hagan lo que tengan que hacer, lo que sea necesario.  Es aquí donde nos encontramos con que lo que subyace a toda la cuestión es algo mucho más grande y complejo de lo que aquí cabe: el rol maternal, un rol socialmente sagrado que no puede ponerse en cuestión todavía.

Las mujeres hemos conseguido poner en cuestión nuestros roles sociales, laborales, o incluso como esposas, parejas, amantes, pero el rol maternal, no.  Y yo creo que lo que aquí sale a la superficie es que hay muchas maneras de ser madre y no sólo una. Por eso Elisabteh Badinter, con un fabuloso libro en el que niega el instinto maternal, genera tanta rabia, porque cuestiona lo más sagrado y una de las pocas cosas que se mantienen casi intocada de la feminidad tradicional: la generosidad materna, ese instinto misterioso que de manera incuestionada tiene que hacer que estemos dispuestas a sacrificar lo que sea por lo que la sociedad ha decidido que es el bienestar de nuestros hijos. El bienestar de nuestros hijos siempre necesita, según la sociedad,  más tiempo, más entrega, más cuerpo, más incomodidad o incluso dolor,  más sacrificio, más de lo que sea. Y la que no esté por la labor es señalada inmediatamente. Pero ¿Qué pasa con los estudios que demuestran que lo que más decisivamente marca el bienestar del bebé y el futuro del niño es la clase social en la que nazca? ¿que pasa con los que demuestran que mucho más definitiorio que dar de mamar es que la madre cuente con medios económicos? ¿qué pasa cuando se demuestra que los bebés de clase media alta y alta están mucho más sanos, tienen una mayor esperanza de vida, mejor resultado escolar, son más felices, que los bebés nacidos en familias de pocos recursos? ¿Y si dar de mamar o no dar de mamar es mucho menos importante para la salud/felicidad/éxito futuro del niño o niña  que el dinero que tenga su familia, por ejemplo, o la ayuda social con que cuente la madre, o que la no discriminación de las mujeres en el ámbito laboral por culpa de la maternidad?

Enfrentarse en pocas líneas a las místicas maternales muy mayoritariamente aceptadas es dificil. En todo caso como resumen diría que es el papel de madre lo que suyace en esta discusión. El bienestar de nuestros hijos, según la sociedad,  siempre exige el sacrificio de nuestro bienestar y de nuestra autonomía.De ahí que el insulto que más me han prodigado en este foro haya sido el de «egoista» ¿Cuándo es egoista un padre en relación a sus hijos? ¿qué tiene que hacer un padre para que se considere un egoista? ¿Por qué ellos pueden decidir la completa dedicación o la dedicación «media», la normal, sin que eso sea considerado egoista? ¿qué destino biológico me une a mí a mi proble? Desde mi punto de vista, ninguno. Es un destino social y cultural. No hay ninguna diferencia entre un niño adoptado (que por cierto no mama, a no ser que volvamos a las amas de cría) y uno biológico.

Naturalmente que muchas madres se sienten bien en ese papel, y no me extraña. La maternidad exige sacrificios, pero también ofrece compensaciones sociales y personales,  o de otra manera nadie las asumiría. Una se siente bien cuando es buena madre y se siente fatal cuando el entorno, la sociedad, le dice  que es mala madre. Y todas sabemos lo que socialmente se considera buena y mala madre. Generosidad y sacrificio son los puntales de una buena maternidad, egoismo es lo que nunca se le perdona a una madre.  Los padres, la verdad, se preocupan poco de eso y la sociedad menos aun. Basta con que quieran mucho a sus hijos, eso es lo que se espera de ellos.

Yo soy una madre que quiso ser madre pero que nunca creyó que serlo fuese a ser lo más importante de mi vida,  mi vida está hecha de muchas cosas y sí,  mi hijo es a la persona que más quiero pero ese amor no dirije, no domina,  mi vida de la misma manera que el amor a su madre no domina la suya; o quizá sea soy una madre que nunca ha creído en los sacrificios personales más que cuando son estrictamente necesarios, que siempre he creido que las mujeres tenemos que, sobre todo y antes que todo, querernos y cuidarnos y que la maternidad no puede exigirnos nada que no queramos hacer o que nos situe en una posición en la que no nos gusta estar.  No creo, en absoluto, que ser madre sea diferente a ser padre. Creo que el rol maternal es eso, un rol entre otros posibles que debería poder aceptarse o rechazarse con entera libertad; un rol que puede cambiarse completamente y que de hecho ha cambiado mucho a lo largo de  la historia. En fin, que creo que no todas las madres somos madres de la misma manera y creo también que el rol maternal tradicional es tan cuestionable como cualquier otro rol social.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

13 respuestas a «Seguimos con la lactancia.»

Sinceramente, antes de leer estos post sobre la lactancia, el tema ni siquiera entraba en mis registros como merecedor de atención. Pero tras leer los post, he de decir que es fascinante. No me voy a posicionar, pero me parece, sinceramente, fascinante de hasta que extremos llega el genero, los roles, los significados.

Nada mas 🙂

Hola María, sí, ya se que Badinter tiene un punto misógino. Yo cito algunos libros, el estudio sobre el instinto maternal sí que me parece muy interesante. Otros me parecen horribles. El libro último este de La mujer y la madre, en realidad no me ha gustado, está muy mal planteado y es demasiado simple, aunque tiene la virtud de poner sobre la mesa el tema, ya ves que muy polémico, de la lactancia. Es un poco como que a veces los libros son interesantes o no más allá de lo que piense quien los ha escrito. A veces personas terribles escriben libros preciosos. Quizá sea deformación literaria, hay autores que me gustan tanto y que son completamente espantosos como personas…

He visto que vas la primera por Equo para el senado: yo te votaré porque suelo estar muy de acuerdo con lo que escribes. Y a fuer de parecer frívolo, te digo este post de la lactancia es la… Vamos, que tiene para mí un punto de locura muy humano. Y esto me anima aun más a votarte. Suerte. Salud. Pedro

Añadiría decisión informada y responsable. Evidentemente lo que hacen unos vecinos de dar coca-cola en el biberón a su hijo de un año me parece irresponsable, aunque nunca les haya dicho nada, pero evidentemente el respeto por la salud de los niños tiene unos límites evidentes.

Por otro lado, para que veáis cómo está el mundo, mirad:

http://blogs.lainformacion.com/futuretech/2011/09/29/camion-lactancia/

http://blogs.20minutos.es/madrereciente/2010/09/24/12-000-mujeres-arrestadas-al-ano-en-eeuu-por-amamantar-en-publico/

Beatriz ya me parecia matizado tu primer escrito sobre la lactancia si bien bastante firme en definirlo como algo no necesariamente bueno para la madre, eso es verdad siempre ya que es totalmente abierto a distintas posibilidades, y este escrito me parece que puedo suscribirlo. Bueno salvando que no conozco a los autores que citas
Yo si creo que seguramente es muy saludable para los recien nacidos e incluso despues pero eso no tiene que ser necesariamente con su madre, las madres de cria tuvieron su importancia y podrian tenerla de nuevo, creo que seria cosa de promoverla institucionalmente si se considera tan beneficioso para los niños,y dejar libertad total y apoyo incondicional y desde luego economico y de libertad personal para las madres que quieran o no, o les apetezca o no, o pueda o no, dar de mamar.
Lamento que se te haya insultado por tus opiniones y en tus blogs y desde luego pues para eso es tuyo y estas en tu derecho de no darles predicamento.
Conozco mujeres digamos a la antigua usanza, catoliquisimas, a todas estas, para nada sospechosas de ningun tipo de feminismo antimaternal, y que no pudieron o no quisieron dar de mamar. Con leches maternizadas, esas de polvos con leche, los mamones, con perdon, este termino lo digo de broma asi jugando con las palabras, y los no mamones, todos salimos adelante. Y oye tan felices

Me alegro de que tengas esa capacidad de escuha y comprensión tan perdida hoy en día. Yo fui madre lactante, de las que se desgastó porque no encontró apoyo ni familiar (bueno de mi pareja sí, que ya es bastante) ni institucional (de hecho en el hospital público directamente sin consultarme lo primero que le dieron fue un biberón) y sí muchas críticas que apelaban al miedo: mi cachorro era pequeño y mis tetas no eran grandes así me decían que mi hijo no estaba alimentado, que si los percentiles, que mi leche no era de calidad, que tendría retraso en el crecimiento y por lo tanto intelectual, al final conseguí dar el pecho, hoy tiene cuatro años y sigue siendo pequeño(¿será porque mamó?!!)pero es sano y feliz …los que son primerizos saben todos los miedos, dudas e inseguridades que genera la maternopaternidad y en mi caso las energías las dedicaba a exponer mi forma de crianza, no servía decir simplemente «quiero hacerlo así» tenías que explicarlo y citar estudios para que por lo menos no te consideraran una inconsciente; de aquí surge la interpretación de tu párrafo «Casi todas las mujeres que han dado de mamar aun cuando defiendan la libertad de las que optan por la no lactancia lo hacen convencidas de que “lo mejor” objetivamente hablando es dar de mamar y si esto es lo mejor de una manera objetiva, la consecuencia lógica es que no dar de mamar es una opción eticamente peor, por lo tanto se es peor madre y una egoista» A fuerza de exponer argumentos sólidos y objetivos (pero porque me los demandaban:a mi no se me ocurre preguntar juzgando por qué alguien da biberón o a pare en hospitales pudiendo hacerlo en casa) eran ellos, los que me cuestionaban, los que se sentían mal porque no podían rebatirme con «datos obejtivos» funcionaban por inercia y claro no podían decirme es que «quiero criar así», si esa repuesta no era válida para mi. Yo no juzgo. De hecho, es más, me parece contraproducente lactar si la madre no quiere y no está convencida, si ella no está cómoda el bebé tampoco, es tan perjudicial dar el pecho de esta manera como que una madre tenga que dar biberones cuando lo que quiere es dar el pecho. Yo considero que lactar es más que alimentar. Creo que hay que buscar el respeto que nosotras no tuvimos.
Gracias por compartir
Un saludo. Nos vemos por EQUO
Bárbara Alonso

Tu respuesta me parece perfecta. Especialmente lo último, que es más o menos lo que digo; que si una madre, por lo que sea no quiere hacerlo eso no será bueno para nadie, ni para el bebé, ni para la madre porque, efectivamente, lactar es más que alimentar. Si fuera tan sólo alimentar quizá no estaríamos hablando de esto. Y es cierto, lactar es más que alimentar. Hablando y escuchando (y con buena voluntad) se puede casi siempre llegar a acuerdos. ¡Nos vemos en Equo sí!

Hola, Beatriz. Me ha encantado esta entrada. La considero mejor que la anterior (en la otra te di la razón en tanto que tenías tu parte de razón al pedir derecho al respeto; pero esta la veo mucho más completa al pedir repeto a todas las mujeres en general, sea cual sea su contexto).

Ya sólo falta que se vayan sumando varones para pedir por los derechos, la libertad y el respeto de las mujeres; y con ello, permitir también la libertad de hombres como yo a quienes no les gustaría ser sólo una máquina de producir dinero, y estar también junto a su familia (por supuesto, hablo de un futuro; hoy por hoy sólo puedo centrarme en mis estudios y algunas cosas más).

Sólo añadir que considero dar un punto de vista más amplio con respecto a la conciliación familia trabajo: la gente piensa en la conciliación como la conciiación entre la crianza de un/a hijo/a y el trabajo. Pero yo creo que la conciliación debe ser entre la famiia en general y el trabajo. Es decir, que una persona, varón o mujer, pueda conciliar el trabajo con su pareja, su hermano/a, su padre/madre, sus amigos/as… Es decir, que la conciliación no sea sólo vista como una posibilidad de ejercer la crianza de los/as niños/as, sino también como una posibilidad de tener tiempo libre y vida social.

Un saludo.

Un punto importante que creo que no se ha comentado en todo el hilo de artículos y comentarios es precisamente este: la intolerancia social contra la madre que decide dar de mamar o hacer lo contrario *no* es *constante* a lo largo del tiempo de vida del bebé.

Me explico: tal y como dice Beatriz, no dar de mamar nada más nacer el bebé está fatal visto y las madres que deciden no hacerlo sufren una presión social brutal. Sin embargo, conforme van pasando los meses de vida del bebé, la aguja del contador de presión social llega más o menos a cero en torno a los 3 meses. para cambiar de signo a partir de ahí.

Una madre que sigue dando de mamar pasados los 3 meses cada vez encontrará más caras torcidas, comentarios reprobatorios directos o indirectos, más gente metiéndose donde no le llaman, etc. Así que supongo que muchas madres que leyeron el primer artículo de Beatriz y se encontraban en esta última situación, vieron como solamente se hablaba de presión en un sentido y no en el otro, y protestaron airadas.

Lo bueno es que entre Beatriz y el resto el tema ha dado para matizaciones de todos los colores y creo que al final todas esas ideas han quedado bien reflejadas 🙂

Hola, antes de nada decirte que soy prolactante, esto es, creo que la lactancia materna es mejor, y de ahí no me vas a sacar y tampoco te voy a discutir lo contrario (probablemente ambos seamos algo dogmáticos).
También te digo, que como compañero de una mujer que da de mamar a una niña de 2 años, la lactancia no está perseguida, pero sí mal vista según cómo, dónde, cuándo y a quién. Lo vivo diariamente incluso de amigos y familiares.
No tenía ni idea de lo que comentabas en este post (o en otro, me he leído varios tuyos sobre lactancia de seguido) de que la lactancia está vinculada con el neomachismo y los grupos provida. Yo desde luego en ese sentido, estoy diametralmente opuesto a esos planteamientos (y sé que mi pareja también).
Pero a lo que iba; tienes toda la razón en cuanto a que lo que hace falta es libertad sin presiones de ninguna parte para elegir, y tanto unas como otras, no tienen esa libertad. Tanto si eliges dar de mamar como si no, si eliges coger la baja de maternidad/paternidad o no, si eliges un tipo de educación u otra, hagas lo que hagas con los niños/ñas no tienes libertad, todo el mundo se mete, hay muy poca tolerancia con todo esto.
Así que queda mucho por trabajar para que cada uno podamos elegir libremente y sin presiones y para que el estado nos apoye en esa elección de una manera más adecuada.

No, aunque no te lo creas no soy dogmática. Por eso reconozco que es verdad lo que dices, la lactancia está mal vista en según dónde, cómo y cuándo. No problem en reconocer esto. Al mismo tiempo se da la otra situación: no dar de mamar no está perseguido personalmente pero si culturalmente y no hay manera de negarte en los hospitales. Luego, claro, puedes hacer lo que quieras. Es decir, en general la cultura es prolactancia (instituciones internacionales etc.) y las prácticas personales no tanto. Además, la visibilidad de la lactancia es complicada.
Dicho esto es una realidad que la cultura prolactancia se desarrolló cuando Reagan decidió quitar las ayudas sociales a las madres en los EE.UU. A partir de ahí las presiones a la OMS para que iniciara sus campañas prolactancia fueron enormes y están recogidas en los archivos.
Aunque no lo parezca no soy nada antilactancia; soy pro libertad de cada una sin presiones.

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