En medio de una crisis económica en la que la injusticia y la desigualdad se nos están volviendo insoportables; una vez que el capitalismo muestra su verdadera cara de voracidad sin límite y una vez también que la democracia liberal está demostrando su incapacidad para controlar a los que nos controlan, a los poderes económicos, se están produciendo en todo el mundo estallidos sociales que ponen nombre a lo que pasa y que exigen justicia. La inmensa mayoría de estos estallidos están siendo pacíficos porque algo hemos aprendido de la historia reciente. Protestas en demanda de justicia social en todo el mundo. Protestas democráticas, pacíficas, legítimas, democráticas y, sin embargo, duramente reprimidas. La libertad era el tótem de este sistema hasta que las élites han descubierto que puede usarse para protestar contra el mismo, para disentir radicalmente. Entonces no hay libertad que valga.
Este sistema, que ya no nos garantiza (y cada vez menos) unos mínimos de vida, puede que termine por no garantizarnos tampoco las libertades básicas. Hemos entrado en un proceso en el que la protesta se está convirtiendo en una expresión subversiva porque subversivo parece ahora cualquier intento de disentir. El sistema necesita de la aquiescencia de gente sumisa, y ahí están todos los partidos de poder, los sindicatos, todas las estructuras y organizaciones que forman parte del mismo: las élites. Con la gente en estado de suma indignación, ya no importa tanto ganar o perder elecciones, al fin y al cabo, ellos van a seguir ahí, como que la cosa no se les vaya totalmente de las manos, como que no se produzca un cambio real.
Está ocurriendo en todo el mundo. En Chile los estudiantes claman por una educación pública de calidad y el 80% de la población les apoya. No les apoya en cambio ningún partido y son reprimidos duramente por el sistema que les gasea, les pega, les detiene y les impide manifestarse. La izquierda (la Concertación) que estuvo en el poder muchos años, no avanzó nada en ese sentido. Se ha roto la cadena de transmisión entre partidos y ciudadanía, los partidos a lo suyo y la ciudadanía desamparada. Una petición como la de educación pública está sirviendo para reprimir a la gente de manera brutal, pero sobre todo para demostrar hasta qué punto quienes gestionan las vidas de los chilenos son una élite alejada completamente alejada de las demandas justas de la ciudadanía.
En la India, una democracia, la mayor del mundo se dice, se ha detenido a un líder pacifista por pretender iniciar una huelga de hambre ¡sin permiso oficial! Y de manera preventiva se detiene a 1300 seguidores pacifistas. El motivo de las protestas era tan antisistema como protestar contra la corrupción endémica y tan extendida que es ya una parte inevitable del sistema. Como la ciudadanía parece que se ha hartado y protesta pacíficamente, se están produciendo detenciones masivas y de pacifistas. No hablemos de las protestas en el mundo árabe que son apoyadas o ignoradas por los gobiernos adalides de la democracia según les guste o les sea más útil el dictador de turno o según tengan más o menos intereses por ahí.
En EE.UU y ahora en Inglaterra se imponen (o se plantean en el caso del Reino Unido) toques de queda para los jóvenes. Un toque de queda general supone que para evitar lo que pueda pasar, antes de que pase nada, todos son culpables y se restringe la libertad de circulación de todos. (¡Si eso lo llegan a hacer los comunistas…) En Reino Unido dos personas han sido condenadas a 4 años de cárcel por comentarios hechos en el Facebook. En el futuro lo que se pone en las redes sociales puede ser delito grave, porque cada vez más se considera que alentar a la protesta es alentar la violencia. Por supuesto que esto sólo vale para la violencia contra el sistema. No se va a detener a los hinchas futbolísticos, ni a los religiosos fanáticos, ni a los patriotas fanáticos, ni a los fanáticos en general. Solo a quienes se manifiesten contra el sistema. Se trata de matar la disidencia antes de que se generalice, de ahí el carácter que se pretende ejemplarizante de las penas.
Por supuesto que ya muchos gobiernos se plantean restringir el uso de Internet también. Se bloquea la telefonía móvil no para evitar que se cometa un delito, sino para evitar que se proteste, para evitar que podamos transmitirnos consignas de protesta legítima y pacífica. Aquí hemos tenido ejemplos de sobra de esto con la represión laicista a la venida del Papa. Pero, además de la represión y criminalización de las protestas, pacíficos del 15M, palos a los laicos, Sol cerrada a cal y canto, el metro paralizado…todo no para evitar la violencia, que no hay, ni el delito, que no existe, sino simplemente para evitar la protesta. Con la llegada del Papa hemos comprobado clarísimamente de qué manera, cuando la tensión social se vuelve preocupante, la élite se cierra y se apoya. De un Presidente laicista hemos pasado –mediado por la crisis y las protestas sociales- a volcarnos con la iglesia, a consultarles sobre nuestras cuestiones políticas y a pedirle “su apoyo” para acabar con ETA, ver qué se hace con el Valle de los Caídos o salir de la crisis. Normal, los verdaderos poderes pueden diferir en la manera de gestionar la riqueza, pero ante la presión social se vuelven uno.
Por lo mismo se usa sin pudor ninguno la censura. ¿Alguien recuerda ya las críticas a la censura en las dictaduras comunistas? Pues aquí se censura sin más y ninguno de los grandes partidos, de los sindicatos, de los medios de comunicación ponen el grito en el cielo. Se ha censurado impunemente una campaña a favor del preservativo que había contratado una organización católica que participa en las JMJ. ¡Se censura una campaña a favor de un producto legal, usado masivamente, que se vende en los supermercados, recomendado incluso por las autoridades sanitarias! Se censura porque no se puede permitir nada que parezca que disienta de la fiesta oficial que se ha montado con el Papa a ver si la gente se distrae un poco.
Mientras, el poder (económico) como siempre puede hacer lo que quiera. Puede delinquir, por supuesto: evadir impuestos, realizar operaciones monetarias fraudulentas e ilegales, malversar, blanquear dinero, y todo eso por cientos o miles de millones, da lo mismo; por eso no irá nadie a la cárcel. En el caso de los políticos pueden dilapidar el dinero, tirarlo literalmente. Me impresionó esta frase de un funcionario de Defensa leída en El País: “Hemos comprado armas que no necesitábamos, para conflictos que no existen y con dinero que no teníamos” ¡Por valor de 26.000 millones! Y no ha pasado nada, al parecer es normal, son las cosas de los ministerios. (100 millones pide la FAO estos días para Somalia, por cierto)
Pero ¡ay del que robe una bolsa de patatas fritas (Como en la Edad Media, un chico en Inglaterra ha sido condenado a cuatro años de cárcel por robar una bolsa de patatas que costaba 5 euros)! ¡Ay del que anime por Internet a la gente a unirse a una protesta aunque la protesta no exista, ay del que ose ponerse en huelga de hambre o acuda siquiera a una manifestación que cuestione de cualquier manera este sistema!. Con el sistema no se admiten bromas. No nos queda otra que declararnos en rebeldía, insumisos, antisistema. Y aun así creo que hay que votar, convertir el voto en parte de la protesta, votar partidos que propongan cambios radicales en el sistema, como Equo y seguir protestando.
Publicado en: Equo
5 respuestas a «Criminalizando la protesta»
Me encantan tus ideas y tu forma de exponerlas, Beatriz. Sólo te haría una pequeña crítica, y es que cuando cites noticias, vendría genial que remitieses a alguna fuente que la exponga. Un saludo y enhorabuena por tu incansable trabajo
HOla, gracias por tus palabras. Lo intentaré pero en general es que ando en estado de excitación escribiendo como posesa llevada por la rabia de todo lo que veo. Y se me olvida. a ver si me acuerdo…
Tranquila, no tiene ninguna importancia, ni tengo prisa, ya que os leo todos, todos los dias. A todos un poco. Lo que el tiempo da. Pues nada Beatriz, sigue en esa exaltacion posesa de indignación, gran acicate para sacar lo bello de nostros. Pero nada de rabia. No se puede sufrir mientras «ellos» difrutan. Al contrario, Disfrutar nosotros escribiendo, denunciando, recreandonos en el ejercicio de la verdad.
Un abrazo
Al hilo Beatriz de tu articulo, te agradezco, que me brindes la oportunidad , aquí en respuestas, de seguir pensando, de poder pensar….. No se hasta cuando nos dejaran…..
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Estos días denominados JMJ, en Madrid, se ha vivido los reflejos del nazismo en su pura esencia. Algunos millones de ciudadanos hemos vivido la dictadura en su fase mas ortodoxa, e integral por las calles de Madrid, a consta de los preparativos, que a la antigua usanza hitleriana, o franquista, utilizaban para sus exegesis idealista los dictadores.
Madrid ha sido ocupada al estilo más fanático por las hordas, las «faces» del fanatismo religioso, liderado desde los partidos políticos en beneficio del representante del flagelo, del cilicio, de la penitencia, de la muerte escatológica, del manipulador de la práctica del preservativo, del vendedor de parcelas en un reino invisible, del detractor de la ciencia, del comercial de la muerte. Hemos vivido una semana donde, los ciudadanos de Madrid, hemos sido apartados de nuestras libertades en un entorno publico, pagado y construido con nuestros impuestos, con nuestro trabajo, con nuestra esperanza de vida. Y de la noche a la mañana, te cierran las calles, esposan a los ciudadanos con la indeferencia a la libertad, con el cierre de estaciones de metros, de todo el transporte público que han creido oportuno, con el agravio de ver como ciudadanos del mundo, vienen a España a un «pan y circo religioso» a costa de los impuestos generales del estado.
Al rededor de 200 millones de € ha costado a los presupuestos de los diferentes poderes autonómicos, municipales y gubernamentales el sarao religioso de vía crucis, estancias curiales, ágapes, movilizaciones papales y ciudadanas, prestaciones cívicas y servicios públicos para la movida ultra católica.
Los cientos de miles de invasores de la secta católica han generado el mismo efecto que cuando los jóvenes falangistas de la postguerra tenían patente de corso para librar sus propias tolerancias ante los permisivos líderes políticos. Los cientos de miles de «traídos» con los impuestos públicos, prestaciones, empresariales españolas, dotaciones gratuitas de equipamiento, utillaje, transporte, y aprovechamiento de las estancias publicas a costo «0» , impunidad para alborotadores ultra católicos (que los había. Echemos manos de los videos) , botellones religiosos, y represión policial al resto de ciudadanos de Madrid es lo que hace a una ciudad como esta una «vergüenza a los ojos del mundo», pero no como dice el señor Francisco Vázquez, socialista, ex embajador hasta hace poco del Vaticano, y vividor (con estancias palaciegas incluidas) en la ciudad de Roma, ”por ser el mayor evento jamás organizado en España” y “el ambiente que se está generando no es el más propicio”, – dice -. Recuerda que algunos de los lemas y actividades e las organizaciones convocantes “son muy ofensivos e insultantes para la fe católica”.
Sin embargo, para el señor Vázquez no es ofensivo, tildar a su partido, su Gobierno, a su Presidente, internacionalmente, por los responsables católicos, de partidos y demás organizaciones, de zafio, de tonto, sin ninguna catadura moral ….Bueno son católicos y en la política cabe todo. Hay que recordarle al Señor, Vázquez, eventos organizados en España, han sido varios, mayor que este, sean deportivos o de otra índole, exposiciones mundiales. La fragilidad de la memoria cristiana es patente. Es un síntoma a lo largo de la historia que lo han ejercido con asiduidad. Le diremos al señor ex embajador que no sea usted tan parcial. Y usted no ha estado en la manifestación laica, usted no tiene ningún derecho a hablar, Habla por terceros. Usted no tiene ni idea del desastre organizativo de la policía, que fue quien dio pié, alentó con su pasividad, con su descontrol, y persimidad, no acotar, vigilar, a asegurar, la paz entre los ciudadanos. A Rubalcaba también se le han olvidado estas declaraciones hace unos meses recordándonos (15 M, repasemos), que la policía está para garantizar la seguridad, no para generarla. Pues craso error Rubalcaba. O no le hacen a usted ni puñetero caso, o seguimos con la FARSA, socialista, gubernamental o política
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Al señor Francisco Vázquez: Los que hemos estado allí, en la manifestación laica, festiva, 25.000 personas, con nuestra edad, con nuestras familias, sí tenemos un criterio de la situación, de esa vergüenza diferente a la que usted denuncia y hemos visto, señor diplomático: “las hostias”. Usted recibe una clase de ellas, y nosotros otras. Esa es la diferencia.
Un saludo,
El caso es que todo ello forma parte de una «falla de estado», es decir, de un engranaje complejo de cosas que no funcionan en el estado español. No puede ser, en primer lugar, que nos consideremos aconfesionales y no laicos, y además se nombre en la Constitución a la Iglesia Católica (en aras de tener con esta relaciones preferentes). No puede ser que desembolsemos 50-70 millones de euros del erario público para financiar esta clase de actos, cuando para el hambre en Somalia la ONU pide hoy no más de 75 millones. No puede ser que de edificios ministeriales se cuelguen proclamas proselitistas, como tampoco de edificios municipales.
Pero lo que no puede ser de verdad es que se reciba como a un héroe una persona que va contra la propia legalidad interna (e internacional). Este señor, Benedicto XVI (que deberíamos llamar Benito XVI, no sé quién tradujo el nombre), va contra la Ley del Matrimonio Homosexual, contra los derechos fundamentales de la constitución y contra todo tipo de libertades civiles. Discrimina a las personas por motivos de orientación sexual, se ríe de la explotación del Tercer Mundo, no hace gestos para el combate de la pobreza, rechaza el uso del profiláctico aprobando la muerte de 4 millones de personas al año…
Soy cristiano y de izquierdas. No tengo Iglesia, soy huérfano en este sentido. Y no puedo sino rechazar esta Iglesia Católica, manchada y enferma, que ha tergiversado el mensaje cristiano a su gusto para enriquecer a sus benefactores.
Por ello, Benito, yo no te espero.