Sólo algunas feministas están dando la batalla o se han manifestado en contra de la regulación de los llamados vientres de alquiler que es la manera eufemística de referirnos a la compra/venta de un niño en cuanto nace. Pero sea del niño, del óvulo, o de cualquier otro órgano la cuestión va mucho más allá del caso concreto de los vientres de alquiler y es más compleja de lo que puede parecer a veces. Se trata de cómo nos posicionamos como sociedad respecto de la compra/venta de partes del cuerpo. Algunos economistas neoliberales defienden que el mercado es, en todo caso y para todas las cuestiones, el mejor regulador social y que nunca se equivoca, si hay demanda tiene que haber oferta y ambas partes se benefician de la transacción. Pero muchas personas nos oponemos a esa visión. ¿Todo puede comprarse y venderse? En un mundo en el que la desigualdad y las carencias son la norma, en el momento en que se abre un mercado cualquiera se está fomentando que las personas más pobres tengan que ponerse al servicio de la demanda de los más ricos. Si abrimos, como sostienen estos neoliberales puros, el mercado de los cuerpos el problema no será solo, como a veces se afirma, quién puede o no puede comprar un órgano. El problema fundamental, desde el punto de vista social, es quién estará obligado a venderlo; el problema es que los más pobres se verán obligados a constituirse en la oferta necesaria. Pero especialmente las mujeres, más prescindibles por una parte pero cuyos órganos o trabajos reproductivos (gestación, óvulos, hijos) puede llegar a ser muy valorado en términos monetarios. En EE.UU donde poca gente duda de las bondades del mercado nadie pone trabas a esta práctica pero en Europa el debate no está resuelto.
Quienes nos oponemos a esta regulación defendemos que debe existir una barrera, siquiera sea ética, a este tráfico; barrera que es simbólica puesto que ya sabemos que en un mundo capitalista lo que no se venda legalmente terminará vendiéndose de manera ilegal. Sabemos también que en este momento las mujeres (y los hombres) de los países pobres se ven obligados a vender a sus hijos, sus ojos, sus riñones, sus hígados o sus úteros para comer. Eso no lo evitarán las leyes, sino la justicia global, pero mientras esa justicia llega no está de más que las personas que no creemos que el mercado sea un justo regulador social defendamos la existencia de leyes que pongan coto a la explotación máxima del ser humano que es verse en la necesidad de vender el propio cuerpo o partes de él.
Publicado en El País, octubre 2010
Una respuesta a «Mercado de cuerpos»
Me llamo Antonio Vila-Coro, soy farmacéutico y padre por subrogación.
Y me gustaría plantear argumentos y material para la reflexión:
¿El dinero es una sustancia corruptora de espíritus? ¿El mercado es una entidad perversa que esclaviza a las personas?
– El dinero está de por medio en las donaciones de semen. Y eso no significa que los donantes hayan sido obligados a masturbarse.
– El dinero está de por medio en una donación de óvulos. Las donantes en España son compensadas económicamente por las molestias sufridas durante el proceso. Y todavía no he visto que nadie diga que las donantes de óvulos están obligadas a constituirse en la oferta necesaria para las familias burguesas infértiles. Media dinero, pero nadie acusa a las clínicas de haber creado un mercado de ovocitos ni dice que la donación es una manera eufemística de hablar de compraventa de órganos. No he visto que a nadie se le ocurra decir que solo serán las mujeres pobres las que se verán obligadas a donar óvulos.
– El dinero está de por medio en la investigación clínica. A los voluntarios sanos que se presentan a un ensayo clínico de Fase I se les compensa económicamente por las molestias sufridas y el riesgo que se corre. A nadie se le ocurre abolir la investigación clínica porque los pobres estudiantes de medicina se tienen que constituir en la oferta necesaria para que las multinacionales farmacéuticas se forren. Nadie cuestiona que a los voluntarios se les compense económicamente. Prestan su cuerpo a la investigación a cambio de dinero, pero nadie habla de mercado de cuerpos.
– ¿Por qué entonces está mal visto que yo compense económicamente a la mujer que va a gestar a mi hijo? Estas mujeres sufren las molestias y riesgos propios del embarazo. Pero a diferencia de los donantes y de los voluntarios no tienen derecho a una compensación…?
La mujeres que gestan a nuestros hijos, los reciben cuando son embriones sabiendo que no son suyos. Pasan exámenes médicos y psicológicos. Son perfectamente conscientes de lo que hacen y no lo hacen de manera coaccionada. Los procedimientos médicos están regulados por la FDA.
He oído en muchas ocasiones a Beatriz Gimeno afirmar rotundamente que sólo las mujeres pobres se están prestando a ser gestantes. Miente descaradamente, si se hubiese preocupado por informarse de cual es la realidad no afirmaría estas falsedades concebidas a priopri por prejuicios anticapitalistas. Ser anticapitalista es estupendo, lo que es aberrante es basarte en tu ideología para decir falsedades.
Lo que pasa por ejemplo en el estado de California (donde ocurren la mayor parte de casos de subrogación) es que las mujeres voluntarias a ser gestantes necesitan tener un nivel económico medio-alto, ninguna agencia estaría dispuesta a trabajar con mujeres de escasas posibilidades económicas. Mi marido y yo propusimos una voluntaria a la agencia que fue descartada por recursos económicos bajos. Las dos mujeres gestantes que participaron en el proceso (pasamos por varios ciclos fallidos) vivían en estupendas casas de estupendos barrios residenciales con la hierba perfectamente cortada y podrían haber sido las vecinas de mujeres desesperadas. Todos los casos que conozco en las 70 familias que componen nuestra plataforma, cuentan historias parecidas. Nuestras gestantes son funcionarias, controladoras aéreas, abogadas, empresarias… mujeres que toleran muy bien el embarazo y a las que no les importa ayudar a alguien a conseguir sus sueños y de paso conseguir unos ingresos extra para su familia gestando un embrión que no es suyo.
La mayoría de nosotros mantiene estupendas relaciones con ellas, compartimos fotos nos felicitamos los cumpleaños. Manuel y Marcos contaban en El Pais han estado ahorrando para ir a pasar las vacaciones con su gestante.
Pero Beatriz Gimeno prefiere ignorar esta realidad porque la que ella se ha construido cuadra más con el victimismo que justifica su lucha política. Ella prefiere intoxicar la opinión diciendo que El Pais está dando una versión edulcorada. ¿Como se puede destilar tanta fobia? Si supiera todo lo que han pasado Manuel&Marcos y todo el amor que han desplegado hacia sus gestantes… se tragaría sus palabras.