Venía escuchando esta mañana en la radio un recuento de esas obras inmensas que durante años hemos padecido en España, que han saqueado (esa es la palabra) las arcas públicas sin que nadie haya pagado por ello, ni haya hecho siquiera una declaración reconociendo el error. Aquí no hay propósito de enmienda por ningún sitio. Somos un país de nuevos ricos y nos resistimos a admitir que el gasto público deba usarse en cosas que a lo mejor no brillan tanto pero que son necesarias y no en fastos, edificios o infraestructuras inútiles. Es posible que muchas de esas construcciones y obras no sean delito, pero el despilfarro público debería estar castigado de alguna manera.
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La derecha y el sexo
Hace un par de días fui a Málaga a dar una charla y por coincidir con el puente de mayo no encontré billete normal así que fui en Preferente. Como yo soy un poco gafe, en lugar de poder disfrutar de un viaje en el que te dan de todo, tuve la desgracia de que se me sentó enfrente Ignacio González, Vicepresidente de Esperanza Aguirre; como nos conocemos pero no nos queremos, estuvimos todo el viaje mirándonos de reojo y con cara de malas pulgas. Y como no tenía nada más que mirar aproveché para observar, con ojo de entomóloga, a un especimen de la más pura derecha en estado de descanso vacacional.
