Cuando llegan tiempos de crisis (no es una crisis, es una estafa) que expanden la injusticia y la inseguridad entre millones de personas, suele producirse un crecimiento del populismo, la xenofobia, la intolerancia. En condiciones de inseguridad económica, mucha gente vuelve la vista hacia ideologías (o sectas, o movimientos) que no solo prometen cambios políticos y económicos, sino también sociales y personales. Cuando el mundo se desordena por razones que tienen que ver con la injusticia, se buscan ideologías que ofrezcan parte de la seguridad perdida. Muchas personas buscan esta seguridad en ideologías conservadoras, que son siempre profundamente patriarcales, porque no hay un mundo más seguro que aquel que salvaguardaba, al menos, el poder masculino, una de las más antiguas certezas, uno de los pilares del mundo que conocemos, aunque sea un pilar que las feministas luchamos para derribar.
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