Desde que escribí mi libro sobre Dolores Vázquez en el que denunciaba la manera en que la prensa mete en el armario a las lesbianas, quieran o no, se me ha quedado una especie de sexto sentido que me hace estar atenta en cuanto sale una noticia sobre lesbianas. En mi libro denunciaba la manera en que “el armario” funciona como un instrumento de la lesbofobia y se usa metiendo en el mismo a las lesbianas con el objeto de que no se las vea, porque la visibilidad es la principal herramienta de normalización y empoderamiento. Si hace muchos años se trataba de sacar a la gente del armario a la fuerza, porque en el momento en que estaban fuera la lesbofobia social e institucional se encargaba de destrozarles la vida, ahora se trata de armarizarlas, especialmente si las personas en cuestión pueden convertirse en referentes positivos para todas las lesbianas. El llamado “respeto” encubre en muchas ocasiones la más burda lesbofobia. El mundo del corazón y las famosas es muy proclive a estos comportamientos.
Todo esto viene a cuenta de un reportaje sobre la actriz Elena Anaya aparecido en la revista del corazón Cuore y su posterior comentario en otra revista del corazón, esta digital: Vanitatis. Ambos reportajes los podéis ver aquí:http://bit.ly/qxu66W.
El reportaje de Vanitatis es una crítica al reportaje de Cuore porque esta revista saca a Elena Anaya desnuda en la playa y besando a su pareja, otra mujer. Vanitatis critica que Cuore saque del armario a Elena Anaya y lo considera una falta de respeto a la actriz, además de que adelanta que ésta se llevará un gran disgusto y que puede interponer medidas legales. Yo lo veo muy diferente. Creo que Cuore no saca del armario a nadie, porque alguien que está en una playa pública desnuda y comportándose con naturalidad con su pareja no está en ningún amario. Está claro que Elena Anaya no esconde nada. Sobre si eso tiene que salir en portada de una revista pienso que el tratamiento que se le debe dar tiene que ser el mismo que el que se de a los demás famosos; yo estoy harta de ver en las revistas del corazón a famosos y famosas en topless o desnudos y retozando con sus parejas como les viene en gana.
No veo nada diferente en el caso de Elena Anaya, excepto el ojo de la revista Vanitatis. Me parece que hay mucha más lesbofobia en el reportaje de Vanitatis, empeñada en que Elena Anaya tiene algo que ocultar, o que tiene que preocuparse por lo que se vea y lo que no (antes de que ella diga algo) que en el reportaje de Cuore que, como digo, al fin y al cabo trata a una actriz famosa como a cualquier otra actriz famosa que se estuviera bañando desnuda y con su novio. Si la gente tiene derecho a estar en la playa sin tener por eso que salir en una revista eso es otra cuestión, pero parece que los jueces ya han dicho que si estás en un sitio público donde cualquiera puede verte, cualquiera puede también fotografiarte. Yo estoy de acuerdo con eso, porque lo contrario sería como establecer por ley que es más vergonzoso, en tanto que merece estar oculto, estar sin bañador que con él, ser heterosexual que homosexual.
Cuando los telediarios sacan imágenes de las playas en verano para ilustrar cualquier información, siempre hay mujeres haciendo topless a las que supongo que reconocerán todos sus amigos y familiares y a las que no se ha pedido permiso para salir en televisión. Pero la regla es que si estás en un sitio público donde cualquiera puede verte, pues eso: cualquiera puede verte, no pasa nada.
Según el artículo de Vanitatis, “todo apunta a que (…) la información recogida por la revista (Cuore) generará numerosas críticas por parte del colectivo gay, e incluso del gremio de la profesión, que no entienden este outing forzoso de ciertos famosos”. Pues no, ni es outing forzoso, ni creo que el colectivo gay proteste (o no debería protestar). ¿Por qué? ¿Porque Elena Anaya está completamente fuera del armario? Pues no, por eso no vamos a protestar.
4 respuestas a «Sacar o meter en el armario»
Lo más importante que comentas es, precisamente, que si están en una playa pública poco sentido tiene decir que se quieren esconder de su homosexualidad. Ello demuestra que el comentario de la revista en cuestión no es espontáneo o falto de reflexión, sino premeditado.
Sigue imperando una homofobia, incluso en medios escritos no particularmente conservadores, que aunque a veces sea impensado dañan al colectivo y merman la consecución de los derechos de tercera generación, o al menos los invisibilizan sus logros.
Buen post, explicativo y pedagógico.
Un abrazo.
Fantástico artículo; Beatriz, tienes toda la razón. Por lo que sé, Elena Anaya no se ha escondido nunca; por ejemplo, en la última ceremonia de los Goya estaba sentada junto a su novia en primera fila. Otra cosa es que ella jamás vaya a hablar del tema, porque nunca habla de nada que tenga que ver con su vida privada. Por mi parte, me parece maravillosa la actitud de Elena; ya podrían aprender otras de su total naturalidad.
Pues no se.. creo que algunas personas no se sienten incómodas con la fama o su sexualidad o su vida privada y otras lo pasan mal. Es decir, puede ser bueno o conveniente para unas mostrar sus sentimientos o sus relaciones en público y para otras no, sean éstas hetero o homosexuales o de la naturaleza que sean.
No estoy muy segura de que la llamada visibilidad sea necesariamente acompañada de empoderamiento pero tal vez asi sea, puede serlo o no. Tal vez a nivel grupal los grupos si necesitan expresarse como grupo, las personas hay de todo
Creo que hay una cultura heterosexual fuerte digamos tradicional y una cultura o mundo homosexual donde ambos pueden sentirme cómodos, en ambos mundos digamos que hay gente mas o menos abierta a expresarse en su vida y mas o menos cómoda con lo que otros hagan o dejen de hacer con la suya, es decir, «en todas partes cuecen habas y en mi pueblo a capazos».. Vamso que hay para todos los gustos.
Todos sabemos lo que piensan las religiones o una parte de la cultura tradicional española al respecto, que adora los toreros y las tonadilleras, las bodas por la Iglesia con toda la parafernalia, las películas de princesas y príncipes encantados, etc, y cualquier otra cosa es vista con recelo, en este sentido no creo que el papel couché de cotilleos tipo «¡Hola!» sea ajeno. Es una parte mas de un conjunto.
Estoy de acuerdo, tanto con Beatriz como con los primeros compañeros que han comentado, es decir, quien se exhibe en un sitio público no tiene nada que esconder, ni su homosexualidad ni otra cosa. No he visto los reportajes porque ese tipo de publicaciones no me resultan muy agradables y hasta creo que habría que tner más ética para realizarlas: no tengo muy claro que la vida privada de la gente, sea o no famosa, sea publicable, ni tampoco objeto de negocio, pero eso ya sería otro tema.