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El armario feminista


Tengo tres escenarios/situaciones recientes en mente: el caso de Strauss-Kahn y en relación con eso un artículo aparecido en El Mundo (http://bit.ly/jvmRAZ) sobre el machismo en la política francesa,  la visita de Michelle Bachelet a España y sus declaraciones feministas y las feministas en la acampada de Sol.

Las feministas ya sabemos que es difícil moverse entre el victimismo paralizante y la acción, que puede ser suicida y, en ese sentido también paralizante; entre la autoconservación y la cobardía. Entre culpar al culpable y no a la víctima y al mismo tiempo saber que si bien todas las mujeres somos desiguales respecto a los hombres no todas somos víctimas en la misma medida; que hay entre nosotras diferencias muy importantes de clase, de raza, de origen, de educación etc.; entre saber que las mujeres tenemos capacidad de agencia y resistencia incluso en las situaciones más duras y saber también que algunas tenemos mucha más capacidad de agencia que otras; entre querer que las mujeres ocupen puestos de poder y al mismo tiempo exigirles que usen esos puestos para avanzar hacia la igualdad: a estas alturas la mera presencia no es suficiente. Quienes hemos estudiado el mecanismo del “armario” sabemos hasta que punto éste es un eficacísimo artefacto de opresión y parálisis. El armario no funciona sólo contra las personas lgtb, funciona contra otros grupos desposeídos y funciona para alejarles del acceso a la igualdad. Soy de la opinión de que también existe un armario en el que han entrado muchas mujeres feministas. Es hora de exigirles que, por el bien del feminismo, de la igualdad, de todas las mujeres, salgan de él y se hagan responsables de sus comportamientos y de su compromiso. O reprochárselo sin miedo.

En el artículo de El Mundo se nos describe una situación en la que las mujeres que se dedican a la política francesa son objeto de intolerables agresiones sexuales y comportamientos sexistas. Al parecer incluso la ministra de deportes no puede asistir a la Asamblea en falda so pena de que la agredan verbalmente. Es un caso claro de cómo el patriarcado ha aceptado que ciertas mujeres ocupen algunos puestos de poder siempre que no olviden que es un poder delegado, que podrán conservar mientras trabajen como si fueran hombres y se olviden de que son feministas; es decir que no lleven a sus puestos de poder reivindicaciones, comportamientos, política o ideología feminista.

Para ello se ponen en marcha las conocidas estrategias de control por medio de la agresión sexual que les recuerdan a cada minuto que están ocupando un puesto que no les corresponde y que pueden perder muy rápido, en cuanto se salgan del guión. Estas mujeres entonces se armarizan como feministas, están ahí como cuerpos sin sexo pero controladas por el sexo. Esas mujeres han conseguido una pequeña parcela de poder y se aferran a él a costa de lo que sea, porque es muy frágil y les ha costado mucho conseguirlo. Se les pide que sean buenas trabajadoras, pero no se admite que denuncien el sistema, el patriarcado, ni el machismo, que no sean activamente feministas, que no den la lata, que no protesten, no exijan, que no dediquen su tiempo a intentar cambiar el sistema patriarcal.

Eso ocurre con la mayoría de las feministas de todos los partidos políticos y en todos los países, feministas prestas a denunciar el machismo en los demás partidos o en personas de ideología contraria, pero siempre mudas si el machismo se da en su propio ámbito político. Pero estamos hablando de mujeres personalmente empoderadas, con suficientes recursos materiales y simbólicos, privilegiadas, con mucha capacidad de maniobra. Si la ministra insultada hubiera dado una rueda de prensa denunciando las agresiones de que es objeto es posible que el agresor se hubiera visto obligado a dimitir y es posible que alguien hubiera abierto una investigación y que se abriera así un camino para la denuncia o el cambio. Es posible que ella no pudiera seguir siendo ministra, o quizá sí que siguiera siéndolo, pero ¿qué precio tienen la dignidad, el compromiso, el comportamiento ético?

Si una diputada se volviera al diputado agresor y le denunciara ante quien corresponda, si junto con otras diputadas hablaran con los periódicos… ¿las iban a echar a todas? Si hubieran tenido el coraje de salirse del guión escrito para ellas las cosas podrían cambiar. Pero ellas aguantan y lo hacen por conservar su poder, sus sueldos, su posición, sus privilegios. Y a nosotras, a las feministas de andar por casa, se nos dice que es suficiente con que ellas estén ahí, con que haya mujeres ocupando puestos de poder. Pero no, a estas alturas ya no es suficiente. Me parece muy triste, pero muy ilustrativo que haya tenido que ser una camarera inmigrante, negra y pobre, precaria y sin ningún poder, la que haya decidido jugárselo todo para poner en su sitio a Strauss-Kahn y no las secretarias, periodistas o cargos políticos importantes a las que el parecer él ya había agredido. Todas callaron.

El segundo escenario es Michelle Bachelet. La he escuchado varias veces en persona y siempre me ha impresionado por su contundencia feminista. Sin embargo, como presidenta de Chile no dictó apenas leyes favorables al avance de las mujeres, no hizo gran cosa por ellas. Lo que ahora dice Bachelet en las conferencias que está dando en España, peticiones que comparto, no lo dijo ni lo llevó a cabo mientras fue presidenta de Chile. Supongo que no fue por falta de ganas, sino porque de nuevo, incluso para una presidenta, ese poder es delegado y se le permite ejercerlo mientras no se toque el statu quo entre mujeres y hombres. De lo contrario se le habría echado encima la prensa, la iglesia, los poderes mediáticos, los poderes empresariales, financieros, su propio partido político, la clase política entera…y quizá hubiera sido insoportable. Además, no lo olvidemos, ser mujer poderosa y ocuparse de cosas de mujeres devalúa ese poder y eso es, precisamente, lo que muchas políticas quieren evitar. Ha llegado el momento en que las feministas tenemos que exigir a las nuestras responsabilidad ética y compromiso con el feminismo. Si esas mujeres hicieran feminismo cada día (la inmensa mayoría son feministas) eso contribuiría a deslegitimar esa impresión de falsa igualdad que se ha instalado en la sociedad y contribuiría, además, a hacer comprensible lo que es el feminismo.

El tercer escenario es el de Sol, en donde todas sabemos lo que ha pasado. Y no al final, sino desde el principio. Las mujeres acampadas en Sol no han tenido problemas por mujeres, que hay allí muchas y no les pasa nada, sino por feministas. Por estar fuera del armario feminista. Ellas han pagado por aquellas que siendo feministas no se visibilizan y no dan la batalla en todos los espacios. Por ser la mayoría muy jóvenes y no vivir completamente integradas aun en el sistema no habían tenido ocasión de comprobar el castigo que se hace recaer sobre la visibilidad feminista. Ellas quisieron visibilizarse convencidas, además, de que al ser la acampada un espacio alternativo, al no estar en juego el poder real, ni un trabajo, ni una posición, ni dinero etc. y al ser “los compañeros” más o menos de la misma adscripción ideológica, sería más fácil. Craso error.El feminismo no sólo lo viven como una amenaza los hombres poderosos, sino la mayoría de ellos porque les cuestiona todo, desde el lenguaje que utilizan, hasta el espacio que ocupan, sus trabajos, los recursos, el ocio, las relaciones personales…El feminismo amenaza todo un sistema en el que todos los hombres son privilegiados respecto a las mujeres de su misma posición. Hay privilegios reales en juego, materiales, simbólicos, psicológicos, y es difícil desprenderse de ellos voluntariamente y sin un proceso de autorreflexión profundo que no todo el mundo está en disposición de hacer.

Las militantes feministas tenemos derecho a exigir compromiso y visibilidad a aquellas mujeres que se dicen feministas y que ocupan puestos de poder y responsabilidad, y tenemos derecho a hacerlo sin que se nos acuse de deslealtad con el feminismo, o de dividir a las mujeres. Es cierto que visibilizarse tiene un coste (si no lo hubiera no habría patriarcado), pero un coste mucho menor para algunas que para esa camarera inmigrante, un coste que hay que prepararse para pagar, que va en el cargo, en el sueldo, en el privilegio. Un coste asumible. A esas mujeres que se llaman a sí mismas feministas hay que exigirles que lo demuestren cada día, que salgan de sus armarios, que den la batalla. No estamos igual que hace 50 años, hemos andado un largo camino y las mujeres feministas tenemos derecho a exigir a otras mujeres feministas que se arriesguen sí, por las que no pueden, por las que sufren terriblemente por ser mujeres; si por cobardía no lo hacen, si por conservar su puestito no dicen nada, entonces creo que ha llegado la hora de reprochárselo.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

14 respuestas a «El armario feminista»

Muy buen post, y tiene mucha razón.

Un ejemplo de visibilidad: el facebook.
Aunque todo dios se apunta corriendo y sin pensarlo a «Estoy harto de ser persona, hora de ser un gato» o «Soy un@ cierrabares», en el grupo «Soy feminista» sólo hay 1000 mujeres apuntadas (de entre los millones de españolas y latinas que se moverán en la red). Y lo mejor de todo es que el otro día, vi que se apuntaba una amiga, y cuando pensé en unirme yo, estuve dudando porque temía que mis amigos me miraran mal…A pesar de que nunca lo oculto y que los más cercanos a mi saben perfectamente que lo soy, tuve reparo en mostrarlo «publicamente», una prueba de la fuerte presión que tenemos encima.

Bueno, al final me uní al grupo, y tengo que decir que yo al menos en mi trabajo sí que pongo mi granito de arena y trato de estar al lado de mis compañeras en cuanto a defender nuestros derechos. Reclamo mi lugar cuando pretenden hacerme de menos por ser mujer, no me callo ante comentarios sexistas etc, aunque eso me ha hecho impopular entre algunos colegas neandertales que intentan hacerme la vida imposible,…»ladran, luego cabalgamos» dicen, no?

Desde aquí animo a las chicas a no dar un paso atrás y defender abiertamente el feminismo, que no es nada malo pedir que se te trate igual que a ellos. Sé que es dificil, porque lo sufro en mis carnes, pero prefiero luchar por mi libertad y sufrir, que callarme y aguantar discriminaciones machistas.
Saludos!!

El camino que queda por delante es , probablemente, más largo y tortuoso del andado ya; pues, cuanto mayor es la discriminación, mayor el sentimiento de culpabilidad cuando se presenta ante las narices la evidencia; pero cuando la distancia es menor, aunque aún insuperable, es más fácil escudarse y acusar a la mujer de querer discriminar al hombre.

Que buen post.
En esto llevo yo pensando desde hace unas semanas cuando de repente la Consejería de Sanidad del gobierno asturiano impide que dos mujeres lesbianas pueden acceder a la reproducción asistida.
Yo pensé que mujeres como la ministra Pajín y la exministra de IGUALDAD, Bibiana Aido, mujeres que se autoproclaman feministas y lo llevan como muy a gala, especialmente Aido, -recordemos aquella anécdota del ya famoso «miembras» que llenó tantos chistes «tan graciosos»- iban a tener una posición contraria y llamarían a capítulo al díscolo consejero. Y qué lejos de la realidad estaba cuando recogieron velas y se alinearon con el compañero de partido del gobierno asturiano olvidando que este caso esconde un profundo machismo, que se está castigando a dos mujeres por querer engendrar un bebé sin necesidad de contar con varón. Pero hasta dónde queremos llegar!!!!! madremia!!! ya ni siquiera para tener niños necesitan a un hombre!!!!
Tienes razón en que ya está bien y que hay que exigir, si hay tantas que damos la cara desde nuestro anonimato, con más razón ellas deberían dar la cara, porque para que ellas llegaran allí otras tantas tuvieron que luchar antes.

Completamente de acuerdo, el tratamiento que han recibido las feministas de sol me ha dejado estupefacta.
El machismo subyace en estratos muy profundos y está consiguiendo que el concepto de feminismo se desvirtúe hasta extremos insospechados, ridiculizando, radikalizando, desvirtuando, infantibilizando, invisibilizando….

A raíz de todo esto soy más consciente de la necesidad de militar, muy en relación con lo que comentas en el post, recoger el testigo que otras mujeres y tb algún hombre nos ha dejado, desde una vivencia con mayor libertad gracias a una lucha histórica.

Una de los argumentos que más sirven para atacar al feminismo como si fuera el origen de todo mal, son algunas medidas de la ley integral de violencia de género. Y hay una parte que sí que considero que es necesaria repensar, para conseguir un instrumento eficaz para la prevención y protección real a las victimas, sin vulnerar la presunción de inocencia y evitando los malos usos que esta ley puede ocasionar. Especialmente en los casos de separación esto está sucediendo, por mucho que nos duela admitirlo. Y lo peor de todo es que siguen sin bajar las cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas.
Gracias por el blog y por compartir tu conocimiento y opinión.
Un saludo

¡Oooooooooooooole!
Muchas lo pensábamos pero Beatriz ha sabido dar el mensaje perfecto.
Despertad de vuestro letargo y salir del armario que toda ayuda es de agradecer para el feminismo.

Madre mia que razón tienes Beatriz
Y sobre todo en el mismo círculo, tus mismos padres, hermanos, primos, amigos, familiares…, ni te cuento si tienes una familia tradicional, familiares tradicionales y vives en un lugar convencional como un pueblo, pero también entre amigos supuestamente «modernos», «sin prejuicios»,universitarios, viajeros por todo el mundo, compañeros de clase y de trabajo…
Me cabrea que se tenga por «cosas solamente para lesbianas extremistas» (la leche!), o de «solitarias victimistas» (ale, toma), o de «gente del psoe y sus camarillas» (esos de las izquierdas siempre con bobadas para llevarse la pasta en vez de ayudar a las «familias normales».. ala… toma…lo que hay que oir)..
Y miles de otras cosas diarias
Pues no, no es asi, es asunto de todos. Muchas mujeres no saben como empoderarse (palabreja un poco rara pero clarificadora: se trata del poder, asi que esa palabra me encanta). Poder, mas poder, poder. Y para las mujeres por ser mujeres, si. Y no es por fastidiar a nadie, sino porque simplemente el poder es necesario y es justísimo y no solamente para las super woman, mega listas, universitarias y las que no necesitan a un señor para ser felices y reproducirse, sino para todas, para todas!
Medidas concretas, ya! No es una cosa de desarrapados, sino de esas señoras fuertes, poderosas, con cargos públicos, que cambiarian cosas, .. pero no ponen medidas concretas, no hablan claro con los chicos de su entorno ¿por qué? Tal vez porque entonces les marginarían, les harían el vacio, y Beatriz lo ha dicho muy claro, yo tambien llevo tiempo viéndolo. Incluso cuando pretendemos ligar con un chico y que hacemos? Pues no nos vamos a poner «pesadas» el primer dia, incluso «sin querer»..
Unas escondidas en la maternidad, que yo admiro y me encanta que sean y seamos completísimas, otras políticas hacen o proponen por sus medidas «mas generales».. si.. muy bien.. pero para las mujeres qué? que hay?? Seguir ocultando las carencias, los atropellos y las subordinaciones sin número? No, salir todo a la luz, pedir no ya a esas mujeres sino a los que están a su alrededor, pero si, en último término son las propias mujeres las que deben luchar y tal vez, enfrentarse a su entorno.
Incluso mujeres del Opus, mujerse de religiones concretas con supuestos ideales, mujeres ricas, «pijas», mujeres de pueblo, mujeres de muchos tipos pero al fin y al cabo mujeres. ¿Porque no toman medidas concretas en favor de otras mujeres?
Su pasividad, su «armario» empobrece a las demás pero me pregunto ¿hay que presionarles? Pues de alguna manera sería conveniente, claro que «sarna con gusto no pica»,igualque el que tedice que quiere dejar de fumar pero «no puede». Apoyar, dar ideas, estudiar, unirse
De hecho por eso estoy aqui, quiero aprender, apoyar a otras mujeres, empoderarme y empoderar a las chicas de mi alrededor, hacer algo. Estudiar que herramientas hay, que posibilidades, etc

Desde siempre ha sido más eficaz convencer que forzar o presionar. Las mujeres que no se alinean con el feminismo o están en contra, no son idiotas (nadie va en contra de sus intereses de forma natural). Hay tantas circunstancias como mujeres, y éstas si se ven presionadas pueden sentir amenazados sus intereses inmediatos, de pura supervivencia o como contrapartidas; en cualquier caso, es más inteligente evitar que se vea al feminismo como una amenaza, y explicar las cosas una y otra vez. La presión donde hay que ejercerla es en la política y en las empresas.

Me uno a las felicitaciones por el post y a ser hormigita, sí a currar para desmontar ese armario del que hablas y el otro armario del que hablamos poco dentro del feminismo, bueno miento, dentro de algunos feminismos.

Te agradezco mucho el texto, pues tocas temas que en México vivimos todos los días. Agregaría la subjetividad expuesta entre feministas, parece que ante todo somos mujeres y eso complica el encontrarnos con iguales en puestos de poder. La rivalidad, envidias, etc no trabajadas dentro de las mujeres feministas, creo que es un agravante extra que no permite apoyar al movimiento y hacerlo crecer.
Hay mucho que trabajar para quitar la máscara de la supuesta igualdad entre los géneros.

¡Gracias! Sí, debe ser muy parecido en todas partes.
Un abrazo a las compañeras chilenas

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