No aguanto más eso que llaman programas del corazón, me enferman; y no tanto por cotillas como por machistas, pocas cosas son hoy día tan machistas como esos programas. Estamos luchando por leyes de igualdad, estamos ahí protestando, escribiendo cartas, defendiendo un ministerio, tratando de acabar con las manifestaciones más groseras y más evidentes de la desigualdad, que están por todas partes, y no hay un solo programa de televisión en el que haya un mínimo de cuidado con eso. Y no digo que los programas del corazón se imbuyan de repente de feminismo militante ¡faltaría más!, sino que en los programas de la televisión pública tratara de ponerse atención a esas cuestiones. Ya sabemos que en las privadas no hay nada que hacer, al menos si el asunto en sí no es escandaloso, pero en la Uno y la Dos…¿No hay redactoras, reporteras, directoras, presentadoras que protesten? ¿Qué escriban una carta al director del ente, a los políticos, al comité de empresa? Y como digo, no es tanto el machismo grosero y evidente como el más sutil, el de toda la vida el que me molesta, precisamente porque ya ni lo vemos.
No lo aguanto más. En cuanto hay un programa de esos que llaman “desenfadados” en la Uno o la Dos y que se supone que son más pasables que los de las privadas porque no son tan bastos ni groseros, no hay famosa de turno a la que no la pregunten por su maternidad o su matrimonio. Y si, como he visto esta mañana, ella, por una casualidad dice que ni quiere ni ha pensado nunca en tener hijos, el reportero insiste e insiste hasta que logra de la famosa en cuestión algo parecido a una disculpa; “bueno, ya llegará”. Y mientras de todas ellas se nos dan planes de boda y de maternidad, aunque sean mujeres que trabajan y sean conocidas por su trabajo, aunque ni siquiera tengan novio (si no lo tienen, tenerlo es una de sus prioridades) una voz en off, por si no lo habíamos entendido, nos va explicando que “aunque fulanita es una magnífica actriz, su prioridad son sus hijos”, la prioridad siempre son sus hijos. Fantástico estaría que una de esas famosas dijera, “¿novio? Será novia, y no, no queremos tener hijos” ¡Ah…ese momento!
Adoro a Maribel Verdú por eso, porque es la única mujer conocida que lo dejó claro a la segunda pregunta que le hicieron en ese sentido: ni le gustan los niños, ni quiere tenerlos, ni los va a tener nunca. No tiene ninguna necesidad y que no la pregunten más. Y, oye, lo ha conseguido. En fin, comprendo que es difícil cuando una tiene la obligación profesional de caer bien decirle a un reportero a la cara que para ella su prioridad es ella y que todo lo que venga, hijos, marido, irá siempre detrás. No se le puede exigir a nadie que tire su carrera por la borda. Pero si que se le puede exigir a los/las directores/as de esos programas de televisión que son públicos que formen a su personal para que deje de machacarnos con preguntas estúpidas, trilladas, machistas….