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El velo


Es inevitable hablar del velo. Hablamos ahora, pero hablaremos mucho más en el futuro porque este es un asunto que no ha hecho sino empezar. Lo primero que vemos es que í va a ser un asunto que los partidos de la derecha aprovecharán, como en el resto de Europa, para exhibir toda su islamofobia, pero vemos también que la izquierda, también como en el resto de Europa, no tiene clara su postura, por lo que me temo que cuando el debate llegue de verdad, nos cogerá sin una postura clara.  Ciertamente que el debate es muy complejo pero, en mi opinión, hay algunas cosas que deberíamos tener claras, al menos las feministas.

 Comencemos por asumir que no es lo mismo un pañuelo que un velo integral: un burka o un nikab. Lo segundo es tener claro también que el actual debate sobre el pañuelo se circunscribe a la escuela. Es importante señalar esto porque nadie piensa que el pañuelo deba prohibirse en el espacio público general. Y en cuanto a la escuela es evidente que si no se prohíben los símbolos religiosos (una cruz al cuello, por ejemplo) no puede prohibirse el hiyab. Pero sí puede prohibirse cualquier tipo de vestimenta que impida, por ejemplo, hacer gimnasia. La escuela debe ser el espacio que trate de enseñar a esas niñas, a todas las niñas, que son iguales que los niños, y darles la oportunidad de experimentar esa posibilidad. Al menos en los años de escolarización, al menos en ese espacio. Aquí también tenemos nuestros problemas con eso, como las vestimentas diferenciales (los tacones) o  la sexualización de las niñas a edades muy tempranas…La escuela debería tratar de luchar también contra eso, pero soy consciente de las dificultades.

 Es bastante claro que cuando se debate el velo, se habla sobre identidad cultural, sobre derechos de los inmigrantes, de respeto a la diferencia, de pluralidad o multiculturalidad pero pocas veces se menciona que la igualdad entre hombres y mujeres es un valor que esta sociedad debe defender como prioritario. Resulta curioso asistir a un debate y que en el mismo no se mencione ni una sola vez la igualdad entre los sexos cuando es de eso también, y fundamentalmente, de lo que estamos hablando. Las feministas no podemos en ningún caso estar a favor del velo, aunque podemos estar a favor de no prohibirlo pensando que sea peor el remedio que la enfermedad en este caso; pero se piense lo que se piense, aquel es un signo de diferenciación de las mujeres en el espacio público que no podemos asumir como deseable, sino como algo que impide la igualdad efectiva. Lo que si tenemos que tener claro es que debería prohibirse ya, antes de que el debate se desmande, el uso del velo integral. Este uso tiene que ver con el borramiento de las mujeres como individuos en el espacio público, lo que es radicalmente incompatible con una democracia que consagra la igualdad como valor máximo. El velo integral borra la ciudadanía de las mujeres. Para ser ciudadana hay que ser sujeto, cosa que es justo lo que impide el burka y esta es una sociedad de ciudadanos y ciudadanas.

 En todo caso, es asombroso que existan feministas que en nombre del multiculturalismo se alineen con el sector más retrógrado del islamismo. En el interior de las culturas islámicas existen feminismos y existe contestación al uso del velo y a la situación de las mujeres. Existen mujeres que se organizan, que escriben y que hacen política y activismo a favor de la igualdad y contra todos los velos y es con esas mujeres con las que las feministas de aquí tenemos que entablar una interlocución. Nuestro feminismo puede que no sea como el suyo, puede que estemos en distintos estadios en lo que respecta a la igualdad, en distintas posiciones, pero es de quien piensa la igualdad y no de quien piensa la desigualdad de quien tenemos que estar cerca.

 (nota: cuando digo feministas de aquí me refiero a las de origen católico, muchas mujeres islámicas son tan de aquí como cualquiera)  

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.