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A vueltas con el burka


El día 12 El País publicó el enésimo artículo sobre el tema del burka, esta vez firmado por Timothy Garton Ash. En el mismo el autor se manifestaba en contra de la prohibición de esta vestimenta en Francia. El autor recogía tres argumentos que, según él, son los que se suelen dar para sustentar la prohibición y que son los que habitualmente se dan. El primero la seguridad pública, el problema de que bajo el burka se oculte un/a terrorista o delincuente. El segundo: que nos debemos ver las caras para poder relacionarnos. Y el tercero que el burka “es una prisión móvil”. Garton Ash discute los tres argumentos y finalmente se decanta en contra de la prohibición. Y lo hace en nombre de la libertad. Debe haber libertad tanto para permitir publicar Las viñetas de Mahoma, como para dejar que se ponga el burka quien quiera. Pero no, estas son libertades distintas.  

El problema de esta discusión eterna es que el verdadero argumento a favor de prohibir el burka no aparece nunca en los medios y ni siquiera en boca de los políticos, incluso cuando abogan por la prohibición. Además, es cierto que muchos de éstos utilizan la prohibición del burka con fines xenófobos y electoralistas;  pero eso no tiene que ver con la naturaleza de la cuestión. Como feminista que está a favor de la prohibición del burka en público me parece que los argumentos que suelen darse son poco consistentes y no tienen fuerza para oponerse a lo que parece que es una restricción a la libertad personal de llevarlo. Para dejar sin efecto un derecho fundamental como la libertad individual, el argumento tiene que se de mucho mayor calado que los que suelen darse.

 Pienso, además, que hay que tener mucho cuidado en no mezclar y en no convertir cualquier vestimenta de origen musulmán, que a nosotras nos parezca opresiva,  en un problema o motivo de discusión porque eso sí es racista y xenófobo. El hiyab, por ejemplo, el pañuelo, cuyo uso o no uso es obviamente un derecho que no puede discutirse. Llevar o no el pañuelo es una cuestión cultural y religiosa y sí, es sexista pero también es sexista y patriarcal llevar unos zapatos de tacón de 20 cm. Las mujeres musulmanas tienen derecho a ser religiosas, como las monjas con su toca, y tienen derecho a vestirse como les parezca por más que las feministas intentemos  desterrar el sexismo de todos los ámbitos de la vida, pero no por la fuerza y no fijándonos sólo en lo sexistas que son otras culturas. El pañuelo no impide hacer vida normal, trabajar, relacionarse normalmente, ser ciudadana.

 Decir que se prohíbe el burka por seguridad no tiene mucho sentido porque los delincuentes suelen taparse la cara para delinquir y, en principio, no se han prohibido los pasamontañas. Respecto al argumento que usan muchas feministas de que las mujeres son obligadas a usar burka…bueno, en Afganistan seguro que sí, aquí no tanto o no todas. De hecho, la única mujer con burka que he visto en la televisión en España era española y muchas de las que lo llevan en Francia son francesas. La gente se convierte a las cosas más raras y la furia del converso es bien conocida. Por otra parte, la distinción entre libertad asumida y libertad impuesta es complicada de hacer.  A estas alturas no vamos a descubrir hasta qué punto los preceptos culturales y religiosos inciden sobre la voluntad de la gente y de qué manera los dominados terminan asumiendo con entusiasmo el cumplimiento de las normas que les oprimen. Muchas personas pueden asumir y defender libremente valores que parecen contrarios a su libertad, pero así es la libertad.

 En mi opinión, el argumento que jamás aparece en los medios y aquel sobre el que deberíamos centrar la discusión es el que afirma que ésta es una sociedad en la que las mujeres hemos luchado, y continuamos luchando, para que la igualdad entre los sexos sea un pilar fundamental del estado de derecho, algo que no es no opcional, sino de obligado cumplimiento. A estas alturas ya no depende de las mujeres, ni de los hombres, decidir si quieren ser o no iguales porque por lo que respecta al estado, somos iguales y éste tiene la obligación de legislar y de crear las condiciones para que esta igualdad sea real y efectiva. La igualdad entre mujeres y hombres es un valor irrenunciable para el estado y la sociedad. No importa que una mujer decida que quiere cobrar menos, o que defienda que su marido tiene derecho a pegarla. El estado tiene que velar porque incluso esa mujer cobre lo mismo y porque ese marido vaya a la cárcel diga lo que diga ella. Permitir un signo clamoroso de desigualdad y de sumisión femenina por la calle es abdicar de esa responsabilidad. La igualdad, o la desigualdad, en sus límites extremos no es optativa.

 Así que el problema del burka no es sólo el de las mujeres que lo llevan, al parecer voluntariamente. El burka es radicalmente contrario a la igualdad entre hombres y mujeres y atenta contra nuestra dignidad y por tanto vulnera una norma fundamental de esta sociedad. El burka nos hace daño a todas las mujeres y visibiliza de manera extrema mandatos religiosos y culturales que convierten a las mujeres en sombras, en no personas, en no ciudadanas, y que son contrarios a nuestros derechos más elementales. El estado tiene que demostrar que la Igualdad entre hombres y mujeres no sólo es un derecho de las mujeres, sino que es un mandato fundamental y un valor social que está por encima de las libertades individuales. La libertad individual tiene un límite que es, precisamente, la libertad colectiva, o de lo contrario no hay libertad colectiva. Si se deja a la voluntad de las mujeres someterse o no hasta ese punto, entonces se está vulnerando la libertad de todas las mujeres y el valor social y político de la igualdad como tal. Apelar a la libertad individual para restringir derechos fundamentales es un valor absolutamente neoliberal, como cuando se dice que entre obreros y empresarios la negociación debe ser libre e individual y no colectiva. Entiendo que la derecha lo diga, este es un pilar de su ideario, lo que no entiendo es que esto mismo lo sostengan mujeres que se dicen de izquierdas y feministas.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

6 respuestas a «A vueltas con el burka»

Me gusta mucho tu artículo, comparto muchos de los puntos de vista que expones. Pero encuentro algo paternalista el decidir sobre si una mujer puede o no llevar el velo… Siguiendo tu argumentación, por los mismos motivos que hay que prohibir el velo habría que prohibir los tacones de 20 cm, pero no se hace…. Encuentro más eficaz una concienciación social del tema que una prohibición.
Saludos y enhorabuena por tu trabajo.

Totalmente de acuerdo, en lo fundamental, y me alegra leerte decir esto que dices; ya que de un tiempo acá, me he ido encontrando gente de izquierdas, y lo más llamativo, mujeres, que están a favor del derecho a llevar burka. Y no puedo entenderlo; es, me parece a mí, tan evidente el sometimiento y discriminación hacia la mujer, que me sorprende que se pueda aceptar el uso del burka y defender la igualdad, a un mismo tiempo.

Sin embargo, una pequeña discrepancia respecto al pañuelo o hiyab; no porque me parezca mal su uso en general, sino porque creo que sí es discutible su uso en situaciones concretas, como en los casos de menores de edad, en el interior de las aulas. Considero que el hecho de tener opiniones diversas, en esta cuestión en concreto, no presupone una posición racista; ya que se puede estar a favor o en contra, y en ambas posturas se puede ser racista o no.

Gracias, y un saludo.

pues estoy muy de acuerdo. el problema es explicar que limitar la libertad individual tiene sentido para mejorar la vida de la gente. Cada vez que dices que hay que impedir fumar, o recortar las descargas o cualquier otra cosa que cuestione que los individuos hagan lo que quieran, los señores de la libertad que luego prohiben manifestaciones y denuncian televisiones, saltan enardecidos. Y la gente, en la calle, apoya esto: para muchos no hay discusion que una persona pueda hacer lo que le de la gana cuando quiera, aunque el efecto sobre los demas sea grave.

Pero no acabo de encontrar la manera de explicar esto para que la gente lo entienda. Cuando planteas que hay que mirar por el bien comun, que la libertad individual no puede ser la base de nuestra sociedad, por que agregada es nefasta, no encuentro un argumento facilmente comprensible desde los valores actuales.

En fin, a seguir dandole vueltas.

Yo también se que es dificil, pero esto es parte del griterío mediático de la derecha. Hay que revertir (recuperar) el discurso. Mira, ayer estuve en una reunión pólítica en la que había gente del mundo de la política, gente con experiencia. Hablábamos de todo y uno dijo: «todo esto se jodió cuando alguien dijo que bajar impuestos es de izquierdas».y todo el mundo estuvo de acuerdo. Después de eso ya no había nada que pudíéramos explicar respecto a cómo hacer políticas de izquierdas. Es un poco eso.

ciertamente considero mucho más dañinos los tacones que el nikab. El burka no me gusta. Soy musulmana y no llevo hidjab. Pero conozco mujeres que deciden llevar libremente el nikab. El burka es en realidad una prenda limitada a una zona determinada y no se usa fuera de ella. También en los países del golfo la mayoría de los hombres cubren su cabeza tanto en la calle como en la tv.yo abogo porque cada uno haga lo que le de la gana o si no prohibir los tacones y las minifaldas que nos convierten a las mujeres en objetos sexuales que compiten y que además son dañinos para el pie ,rodillas ,columna y cervicales además de reducir producir esguinces ,torceduras y roturas. Aparte de reducir la movilidad. Hay algún hombre que haya probadn a salir corriendo en caso de emergencia con unos tacones ?

Pues no, no hay ningún hombre que haya probado a correr con tacones. Mi pregunta es: ¿Hay algún hombre que haya probado a trabajar, o simplemente vivir debajo del burka? Las mujeres occidentales también se ponen los tacones porque quieren, pero eso no las impide vivir, como tampoco impide vivir el hiyab. ¿El burka no reduce la movilidad?

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