El vértigo

Hoy está muy claro que seguimos la estela que dejo el «glorioso»: pero sólo los ciudadanos que hemos tenido la mala fortuna de toparnos con los nietos del ya citado, no solo no hemos sentido una nación democrática ni de lejos. Iglesia+PP=. No es un algoritmo, es tan fácil, entre ellos anda la más oscuras de las cavernas. Sucedió un día del 1996, una ciudadana sin coche, sin el ser amado, al que dejaron morir la codicia de los llamados especialistas, con tres puestos de trabajo, aunque de la S.S. cobran la mayor paga, no les basta se montan la particular, en la que cobran sin facturar, mas la privada, aprovechando lo poco que cobran los MIR con tres mil pesetas, «cumplida» está la guardia, diagnostico en mano, instrucciones precisas, no hubo nada que hacer, era tan sencillo el vivir de un hombre, feliz con sus treinta y siete años cumplidos, doce años de felicidad, dieron paso a la tragedia, no teníamos coche, ni segunda casa, enamorados desde los 11 años, huérfano de madre, su niñez fue un infierno, también su adolescencia, pero estábamos juntos, nos amábamos, por fin había encontrado las ganas de vivir, que había perdido. Tuve que seguir muy a mí pesar, cuatro pequeños nacidos del amor, no les podíamos fallar, luchadora incansable, estaba logrando lo que siempre habíamos soñado, darles una formación e información, lo más rica en Humanismo, los dos mayores, ya eran licenciados cuando sucedió el accidente, volvía con mí pequeña del pediatra subí de un salto y me bajaron inconsciente, las señales de la DGT para los «chicos» de la EMT están demás, circuitos de formula 1 donde el todo vale es el santo y seña. Pero como también dicen, la justicia es «igual para todos». Encontrar un abogado valiente, por obra y gracia de un diario local encontré, lo que entre el cura y los Ultra se montaron, pronto se los desmonto él, declarados culpables, no sólo del delito de haberme quedado invalida, por la no prestación de auxilio del «profesional del volante». Habían arruinado a la CÍA de seguros, recibí una «indemnización» vergonzosa, este gran profesional, apelo la sentencia, mas la muerte siempre acecha, se lo llevo, del Bufete, nadie se quiso hacer cargo, el miedo de la Caverna, no era mí caso una excepción. Dos años antes, el último empresario para el cual trabajo mí marido, tuvo un fatal encuentro, cuando una señora se le atravesó en una curva donde no existía ni semáforo, ni paso de cebra, con atestado policial todo a su favor, se tuvo que marchar a Madrid para quedar sin mancha alguna, la señora en cuestión, mujer del Padrino de la abogacía, este empresario, alemán pueden hacerse una idea de lo que contara en su país.
Decir Vértigo, es decir poco o casi nada. Tan sólo, un seguro de vida (Que por una enfermedad) dejar a mis hijos, con la «caridad», que hoy ni tan siquiera así se le puede llamar. Por lo que le cuento, puede hacerse una lejana idea, de cuanto callo, extenderme le pondría los cabellos erizados, me consta su preclara inteligencia, sé que se hará la consiguiente maldad, con la que actúan, los «garantes» de la ley, los «representantes» de Jesús en la tierra, su hipocresía, no se mide por metros, ni el austriaco que en la noche de ayer, en caída libre…Además de miserables, su cobardía es bien conocida.
Esta Invalida Severa, jamás renunciara a que se me de lo que en justicia es procedente, si pude pagar nuestra casa, dar a los cuatro carreras universitarias, además de hablar y escribir cuatro idiomas, tener unos curriculum más que excelentes, hasta trabajo tienen. Uno de ellos me dijo hace días, si esto sigue tan espeso, cogemos el portante, ciudadana del mundo, desde muy niña me siento, un mundo, una sociedad, donde mantener integra la dignidad.