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¡Qué bien llevan su casa!


No suelo poner artículos ajenos en este blog  pero este me parece tan bueno que lo pongo para que se lea y se relea. Y ojala llegue el día en que las mujeres seamos capaces de pactar entre nosotras y votar en clave feminista, porque hasta ese día nos las van a dar por todas partes. Somos la mitad de los votos, no contamos. Lo cierto es que mi experiencia como feminista en los partidos es nefasta. El PP ya sabemos, «llevan bien su casa», en IU no hablemos, es de los partidos más patriarcales que conozco, (por mucho que lo nieguen), es el típico partido donde ponen mujeres pero, qué casualidad, las que ponen son siempre antifeministas, las dóciles. En IU, mujer y feminista, estás perdida. No tienen ni idea de políticas de género. En el PSOE están más puestos porque las mujeres feministas han conseguido tener cierta influencia y, por lo menos, la teoría se la saben, no discuten lo obvio y, al menos, las mujeres que ocupan puestos de cierto poder se definen como feministas; cosa que no ocurre en casi ningún otro partido. No obstante, las compañeras del PSOE me cuentan que Zapatero tuvo interés en visibilizar el feminismo (es cierto, aunque al final claudicara) pero que en cuanto Zapatero ha desaparecido, ya las están borrando. En Equo, no está siendo fácil, es verdad que no ha habido aun tiempo. Nos definiremos en el congreso, en junio. No creo que sea posible otra definición que la de ecofeminista. No es fácil ser feminista y estar en un partido; en realidad es una pesadilla.

CONCHA CABALLERO  El País 17-11-2011

Había pensado titular este artículo Misteriosa desaparición de las mujeres en la campaña electoral pero me he quedado con esta frase pronunciada al azar en el debate a dos barbas. El candidato del PP la enunció sin afán alguno de polémica. Solo dejó asomar ese inconsciente que ha repartido los papeles sociales de manera sexista y, con ello, esparció un aroma inconfundible a pasado. La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas Nos dijo que tenía en su equipo mujeres magníficamente preparadas que, además, «llevan su casa y cuidan a sus hijos». El oponente esbozó una sonrisa sardónica pero no respondió en absoluto a esta declaración que nos pinchó como una aguja en medio del debate. ¿De manera que Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Ana Mato llevan perfectamente su casa y el cuidado de sus hijos? ¿Y qué tal llevan su casa y el cuidado de los niños González Pons, Ruiz Gallardón y Cristóbal Montoro? ¡Ah, claro! Se me había olvidado que en el caso de los varones el comentario pertinente es declarar a qué equipo de fútbol pertenecen o qué hobby practican. Aunque tenemos que decir, en aras a la verdad, que el comentario de Mariano Rajoy no desentona respecto a otras declaraciones o dolorosos silencios de campaña. Por ejemplo, el coordinador de IU en Andalucía criticaba a su antigua compañera de filas con una metáfora profundamente machista: «Ella abandonó la cama tan rápidamente, que ni yo mismo me di cuenta» «¿Dónde está esta chica?», añadió personalizando aún más la imagen. Pues le va a ser difícil encontrarla, ni a ella ni a ninguna otra, porque en las listas de IU no hay mujeres en puestos de salida con lo cual repetirán la bonita experiencia de grupos institucionales absolutamente masculinizados. Por su parte, en el PSOE las mujeres brillan por su ausencia pública.

Tras años en los que la igualdad de género fue una seña de identidad de su formación política, la presencia y, sobre todo, el poder político de las mujeres ha decaído abruptamente. Sus grandes mítines y presentaciones públicas son masculinas y patriarcales. Si acaso, alguna mujer oficia de presentadora o telonera de sus compañeros masculinos. Y es que, desde que comenzó la crisis económica, se ha edificado una simbología y un imaginario masculino que ha barrido de escena no solo la presencia de las mujeres, sino todos los debates que afectan al desarrollo social. Además, se ha apelado a construcciones muy arraigadas en el inconsciente colectivo, según las cuales la autoridad y los tiempos difíciles necesitan liderazgos masculinos, centralizados y de edad avanzada. Por eso, cuando ha llegado la campaña electoral se han reducido todos los debates a uno solo: el seudodebate económico. Y lo llamo un falso debate económico porque no se discute del modelo de desarrollo para los próximos tiempos. Si así fuera, se estaría hablando en serio sobre el modelo energético, el papel de la educación, los límites ecológicos, la organización de la producción y la igualdad de hombres y mujeres como factor de desarrollo. Lo que se está haciendo es un remedo de debate contable, financiero, desprovisto de contenido político y que rinde culto solo al dinero, al déficit y al crecimiento económico. Ante este falso dios sucumben los debates sociales, la igualdad de oportunidades, la equiparación entre sexos y los recursos naturales. Se arrasan valores como la solidaridad o la igualdad y se postergan los problemas de los más débiles. Han logrado convencernos de que la economía es neutral en vez de la rama más política e ideologizada de las ciencias sociales. Apelan a que votemos con el bolsillo, no con las ideas. «Ya nos ocuparemos de las demás cosas cuando salgamos de la crisis», nos dicen. Pero no es verdad. Saldremos de la crisis con el modelo social que hayamos diseñado en estos años. La misteriosa desaparición de las mujeres en campaña, las escasas referencias a la igualdad, el revival de «la mujer de su casa» no es una insignificancia sino un serio aviso de retroceso social.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

6 respuestas a «¡Qué bien llevan su casa!»

Hace no mucho escuché a un fotógrafo en una conferencia sobre un trabajo que realizó sobre violencia hacia las mujeres en Guatemala, Congo e India que decía que «una sociedad que ataca (o ignora) al cincuenta por ciento de sus miembros está muy lejos de ser desarrollada». Lo peor es que esto no solo se aplica a las que algunos consideran sociedades «menores», sino que se aplica aquí mismo. Como imagen queda:

Debate a 2 –> 0 mujeres
Debate a 5 –> 0 mujeres

Cuando las razones económicas aprietan, nosotras salimos rápidamente de la ecuación. Ya ni siquiera estamos en la foto para presumir de lo guais y lo chulos que somos que tenemos tantas ministras o tantas cabeza de lista. Es absolutamente descorazonador.

Lo peor es una situación nueva que se está dando en todos los partidos. Ante la obviedad insoslayable ya de que hay que poner mujeres, empiezan a aparecer las mujeres-excusa, que son aquellas que hacen carrera política en los partidos gracias a no ser feministas. Es decir, son las que están dispuestas a ocupar los puestos que se supone corresponden a las mujeres pero que, al mismo tiempo, dejan muy tranquilos a los hombres porque nunca van a disputarles nada, ni su poder, ni van a pedir recursos para «cosas de mujeres», ni nada y a cambio ellas medran. Así que son las más apoyadas por la organización. Ser feminista es ser incómoda, ser feminista es decir al hombre poderoso de turno que no se trata de que nos dejen un hueco, sino que a lo mejor se trata de que su puesto lo quiero yo, no a su ladito, sino a lo mejor por delante. Ser feminista es discutir cada euro porque queremos recursos para la igualdad, es discutir cada política porque no nos vale si no tiene en cuenta la igualdad. Lo que más temen los no feministas es a una mujer feminista cuestionándolo todo. Al mismo tiempo, para que vamos a engañarnos, es agotador para nosotras, tan agotador que al final es dificil no rendirse. Es lo que hay.

Pues no Teresa, eso precisamente no ocurre. Es el partido que lleva más mujeres en las listas, así que pocas no hay. Y los puestos en las listas son alternos, mujer-hombre o al revés, así que hay tantas mujeres como hombres en todas las listas y en buenos puestos.

Querida Beatriz, tu análisis es genial, me encanta, es agotador ser feminista, y serlo las 24 horas, y en serio, pero no hay vuelta atrás cuando asi lo crees, es una forma de vida, gracias por tu análisis, para no dejar de ver por las gafas violeta.

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