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Osorio y el mal


Tiene aspecto de funcionario gris e irrelevante, de hombre atildado y  cumplidor, de no sacar los pies del tiesto. Seguro que tiene casa convencional, familia convencional, presume de gustos convencionales, pero sabes que es capaz de apretar cualquier botón siniestro, de firmar cualquier orden capaz de provocar dolores inimaginables. Porque él no ve a los otros. Es el que no veía a los pobres, el que fue capaz de hacer bromas con esos mismos pobres inexistentes.  El que ahora ha afirmado que no hace falta abrir la Comisión de investigación sobre la muerte de los ancianos en las residencias de la Comunidad de Madrid, durante el COVID, porque los familiares ya lo han olvidado y no merece la pena recordárselo. Es el esbirro perfecto, el mejor cumplidor de cualquier orden siniestra que venga de arriba, el que es capaz de defender cualquier cosa sin aspavientos.

Las personas mayores que murieron en las residencias de la Comunidad de Madrid durante el COVID murieron, en muchos casos, gritando, ahogándose, pidiendo ayuda; convivieron con cadáveres durante días, se les negó la posibilidad de recibir asistencia paliativa de cualquier tipo, prohibieron a sus familiares ayudarles, estar a su lado, consolarles. Y estas personas y sus familias no han recibido por parte de la presidenta de esta Comunidad, ni de ninguno de sus consejeros, una sola palabra de perdón, de empatía, de compasión, una frase siquiera de apoyo. El hombre bueno en esta historia es el exconsejero Alberto Reyero, que intentó hacer lo que debía sin conseguirlo.

Ahora que el oportunismo de Vox, capaz también de instrumentalizar a esos muertos para sus fines negociadores, amenaza con volver a crear una comisión de investigación de lo ocurrido en las residencias, el Consejero Osorio podía haber insistido en que la cuestión fue cosa de Pablo Iglesias, mentira que no por mil veces repetida se acerca a la verdad, pero ha elegido decir que los familiares ya lo han superado y que dicha comisión no es buena idea por ellos, por ahorrarles a los familiares ese dolor innecesario. El que no vio pobres, tampoco ve el dolor de los familiares porque no es capaz de ver a nadie más que a sí mismo y, quizá, a aquellos a quien sirve.

En Osorio no te fijas hasta que el hedor que desprende te llega de la manera que sea. Osorio da miedo en su leer los papeles con voz pausada y sin levantar la voz, como si leyera una lista. Siempre se dice que en la política hay muchos psicópatas, Osorio, quién sabe si es uno de ellos; uno de los más corrientes, uno de esos que firma cualquier cosa, que hace cualquier cosa que le ordenen, lo que sea, porque es complicado encontrar a nadie con menos escrúpulos que él. De esos la historia está llena.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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