Incluso si el comentario proviene de un espectador sin ninguna relación con la retransmisión…el mismo demuestra el enorme retroceso en consensos sociales que parecían bien asentados y que se están rompiendo alentados por la extrema derecha y un discurso que están contribuyendo a normalizar amplísimos sectores de la sociedad, el periodismo y la política. Normalizar es dejar pasar y es no oponerse con fuerza; normalizar es pensar que hay cosas más importantes que esa.
Porque este comentario no habla de que el feminismo quiere que las mujeres sean superiores, como afirmaba el antiguo discurso machista. Este comentario asume que «quieren la igualdad», y es eso lo que le parece al interfecto que habría que prohibir. Prohibir que las mujeres jueguen al futbol, prohibir que busquen la igualdad; criticar la igualdad entre hombres y mujeres. Es decir, no es una falta de respecto, como se ha dicho en las redes; no es que se hayan colado unos burdos comentarios machistas al uso. Es que es un comentario fascista puro y duro, es el cuento de la criada expresado en pocas palabras con total normalidad. Es un discurso anticonstitucional, antidemocrático, anti civilizatorio. Son esas palabras unas que expresan con claridad que la igualdad entre hombres y mujeres es algo malo, que deberían prohibirla. Y ese discurso es cada vez más extendido en medio de discursos vacíos de apoyo. Y por cierto no sólo respecto a las mujeres.
Ya sé que hay quien lo niega pero, sí, es un momento prefascista en tanto los discursos abiertamente de extrema derecha se expresan cada vez más abiertamente y sin vergüenza; en tanto se rompen consensos sociales que costó mucho construir y en tanto se ha descubierto que romperlos bonifica y no penaliza porque conecta con enormes frustraciones sociales a las que no se sabe dar cauce por otros sitios. Espero que nunca tengamos que preguntarnos cómo fue que pasó aquello.