La paralización por ahora de la privatización de la sanidad pública en Madrid es una muy buena noticia. Es buena porque permite ganar tiempo, un tiempo precioso hasta que se celebren elecciones y podamos echar a los ineptos que nos gobiernan. La enorme y efectiva contestación social que se ha producido contra esta privatización ha sido útil no sólo para paralizar ésta por ahora, sino también para reforzar el discurso público en contra de la misma; es sobre todo, una victoria ideológica. Al luchar de manera organizada y efectiva contra los planes del gobierno de la Comunidad de Madrid, la Marea Blanca ha conseguido no sólo su objetivo más evidente e inmediato, paralizar el proceso, sino que ha abierto una grieta ideológica que esperemos poder continuar abriendo. Una de las consecuencias de esta lucha ha sido que el PSOE ha tenido que elegir bando y, además, en el caso de Madrid y Tomás Gómez lo ha hecho de manera muy decidida. Esta postura de ahora tendrá que mantenerla si llega a gobernar, solo o en coalición.
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