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Por un puñado de votos


Por un puñado de votos un ministro socialista francés vende su alma y el alma laica (si es que quedaba algo digno de tal nombre) del socialismo francés. El alma, es decir, el conjunto de valores morales y éticos que diferencia(ban) a la derecha de la izquierda. Ya hace tiempo que la socialdemocracia europea rindió sus valores al mercado pero, aunque parezca mentira, aún puede caerse más bajo. Por un puñado de votos fascistas, xenófobos, racistas, Manuel Valls lleva tiempo empeñado en demostrar que su implacable persecución contra los gitanos es capaz de competir en crueldad e inhumanidad con cualquier política que pusiera en marcha la extrema derecha. Su objetivo suponemos que es la búsqueda de los votos del Frente Nacional. Pero si los votos del Frente Nacional se trasladan al PSF porque éste se comporta como aquel, ¿qué más nos da quién gobierne o cómo se llamen?

Cada niño o niña que nace en este mundo lleva a su espalda una mochila. La mochila está llena, vacía o a medio llenar. Los hay, muy pocos, que nacen con la mochila llena de todo lo que puedan desear: salud, bienestar, educación, tiempo, posibilidad de felicidad; la mayoría de los niños del mundo nacen con la mochila vacía de todo eso. Durante un tiempo se pensó que la política de izquierdas servía para ir llenando las mochilas de esos niños y niñas que nacen sin nada; para, llenarlas, por lo menos, de algunas oportunidades. La mochila con la que Leonarda Dibrani, la niña gitana recientemente expulsada de Francia, vino al mundo estaba completamente vacía pero, milagrosamente y  casi por casualidad, esta niña vio como se le abrían algunas oportunidades insospechadas. La Francia Republicana puso algunas cosas buenas en su mochila: la niña estaba recibiendo educación, estaba integrada, hablaba francés. Quién sabe si hubiera podido seguir estudiando, sacarse un título, tener un trabajo digno, ayudar a su familia a escapar de la pobreza. En todo caso, una excepción, un pequeño milagro cada vez más raro.

Pero lo que hizo bien el sistema, casi de carambola, Manuel Valls se encargó de revertirlo. Las repetidas actuaciones de este supuesto socialista contra los gitanos que llegan a Francia huyendo de países donde les odian y les persiguen, son una vergüenza más para el “debe” que acumulan en Europa partidos que se supone que en su día encarnaron proyectos de emancipación. El ministro hipócrita expulsa a los gitanos porque dice que no se integran, fomentando el peor de los racismos, pero siempre los expulsa antes de que alguien pueda demostrar su voluntad de integrarse; y los expulsa incluso en el caso, como este que nos ocupa, de que alguien, por casualidad dadas las condiciones, llegue a integrarse. Y todo por un puñado de votos racistas.

Finalmente esos votos no irán al Partido Socialista, sino que irán al FN que siempre puede ser aún más despiadado. Las actuaciones del ministro socialista, sin embargo, habrán servido de caldo de cultivo para que la gente se acostumbre a la inmoralidad del racismo y la xenofobia; no le harán ganar elecciones, pero educarán a la gente en las pasiones más bajas, en el miedo al diferente, en la renuncia a los valores que conformaron la Francia Republicana y también algunos valores solidarios con los que en su día pretendió construirse Europa y de los que no queda ni rastro. Lo único que queda es un mercado en el que los seres humanos somos mercancías intercambiables y desechables. Algunos partidos que tenían que defendernos nos han vendido, algunos valores que tenían que ser defendidos han sido pisoteados. Y sí, hay culpables y tienen nombre.

Publicado en: El Plural

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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