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La defensa radical de los Derechos Humanos


Hace un tiempo le preguntaron a Julio Anguita si seguía siendo comunista. Es de esas preguntas que se les hacen a los comunistas con la intención de que digan que no, que ya no lo son y así poder demostrar lo equivocado de cualquier adscripción al comunismo. Nada le gusta más a un medio de comunicación que poder coger a un antiguo comunista en un renuncio semejante. Anguita, con quien yo no estaba nada de acuerdo cuando estaba en la política, pero que desde que la ha dejado no dice más que cosas sensatas, dijo –efectivamente- que no, que ahora se veía más bien como un defensor radical de los derechos humanos. Y añadió que, en todo caso, la situación actual ha demostrado con creces que los derechos humanos y el capitalismo son incompatibles. Además de preguntar a los viejos comunistas si siguen siéndolo quizá deberíamos preguntar a los que se llaman liberales si se consideran defensores de los derechos humanos. Supongo que dirán que sí, ya que, en realidad, suelen hacer de esa defensa uno de sus argumentos en contra de todos aquellos a los que quieren criminalizar; en muchas ocasiones con razón.

Bien, pues he aquí que, de repente, las dictaduras comunistas han sido sustituidas por las dictaduras de los mercados, mientras que los derechos humanos siguen en su sitio y por cierto, no hay más que leer la Declaración Universal de los Derechos Humanos para darnos cuenta de que es verdad que los derechos allí recogidos son incompatibles con este capitalismo globalizado en el que vivimos. Esgrimiendo ese ya viejo texto, propio de un momento de esperanza mundial, nos daremos cuenta de que la defensa que la derecha hace del mismo se refiere únicamente a los derechos políticos, pero olvida todos los demás, así como la ética que los inspira. El neoliberalismo nos está conduciendo a un mundo de incumplimiento generalizado de esos derechos básicos que un mundo salido de una terrible guerra pensó como el mínimo necesario para que una vida humana pudiera merecer tal nombre.

El derecho a la libre circulación de las personas se incumple tan universalmente que hoy día no hay estado o gobierno que lo asuma o defienda ni siquiera teóricamente. Por su parte el neoliberalismo no es sino la ideología que preconiza el incumplimiento de la mayoría de los derechos llamados sociales o económicos: el derecho a la educación, a la sanidad, a la igualdad, a una vivienda…Es más, el neoliberalismo es la defensa a ultranza de políticas que deroguen estos derechos allí donde se han conseguido; es la ideología que defiende que los mecanismos puestos por los estados y las sociedades para tener acceso a aquellos vayan desapareciendo. Tanto es así que la misma ONU ha advertido que el plan de ajuste puesto en marcha en Grecia podría constituir un atentado a los derechos humanos.

Los gobiernos de derechas que “adelgazan” la sanidad o la educación, como los gobiernos de Madrid, Valencia o Cataluña, atentan contra los derechos humanos de la ciudadanía de esas comunidades. El gobierno y la oposición que no sólo no se han preocupado nunca de crear los mecanismos para ofrecer una vivienda digna a cada ciudadano/a atentan contra los derechos humanos y atentan gravemente cuando se niegan a tomar medidas que impidan que miles, cientos de miles de personas, pierdan sus casas por culpa de operaciones especulativas a las que ellos, como gobernantes, no pusieron ni freno ni cuidado.

Los Derechos Humanos no consisten sólo en meter un voto devaluado y cada vez más inútil en una urna. Todos los derechos humanos se podrían resumir en uno sólo: derecho a una vida digna que merezca la pena ser vivida y ésta se basa en pilares muy claros: igualdad, sanidad, educación, vivienda, trabajo, y sí, también derecho a elegir a nuestros gobernantes pero sin olvidar que con ese voto de lo que se trata es de que estos gobernantes lleven las aspiraciones ciudadanas a la política y no se desentiendan de ella en cuanto pasan a formar parte de la clase política, tal como sucede ahora.

Hay que empezar a preguntar a nuestros políticos, especialmente a la derecha, pero no únicamente, si son partidarios de la defensa de los derechos humanos de sus conciudadanos o si se han convertido, como algunos sátrapas y dictadores, en violadores constantes de los mismos. Si no saben a qué nos referimos, les leemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a ver qué dicen.

Publicado en  Equo

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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