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Revolución y democracia


El otro día me llegó una carta que, seguramente, no publicará ningún medio de comunicación ni llegará a ser conocida. Es una carta que cuatro asociaciones ciudadanas (Confluencias, No Nos Resignamos, trasversales y Coordinadora Verde de Madrid) han enviado a todos los grupos parlamentarios. En su misiva estas asociaciones piden a los partidos políticos que dado que se está produciendo una modificación sustancial de nuestro sistema de jubilación, uno de los pilares esenciales para el bienestar social, y dado también que tanto el presidente Zapatero como la ministra Salgado han repetido hasta la saciedad que dicha modificación no se hace a pedido de los mercados ni debido a la coyuntura, sino que según afirman, se trata de una reforma que mira a largo plazo, solicitan entonces a los partidos que retrasen dicha reforma hasta las elecciones del 2012.

Ayer mismo, Inés Sabanés mantuvo una charla con los lectores en Público. Les recomiendo que la lean. En dicha entrevista Sabanés mantiene que el sistema tiene que cambiar, que las exigencias ciudadanas tienen que entrar en las vidas de los partidos, que la ciudadanía tiene que ser capaz de modificar la política. En realidad, la democracia era eso ¿no? Pues parece que ya no.  Nos hemos instalado todos, ante la renuncia de la izquierda parlamentaria y sindical, en la resignación de que esto es lo que hay y que no es exactamente democracia, aunque no sea dictadura, que ya sabemos que es peor. Sabemos que cada cuatro años damos un voto en blanco sobre programas que no se cumplen, sobre decisiones que pueden ser capitales para nuestras vidas pero sobre las que no se nos va a consultar en absoluto o que incluso, y esto es lo más grave, se van a tomar en contra de la opinión de la inmensa mayoría de la ciudadanía. ¿Democracia? Lo que hay. Lo más que puede pasar es que en las siguientes elecciones gana el otro partido y ya está. Ahora mismo lo estamos viendo en el Reino Unido donde la coalición de partidos que ganó las elecciones, apenas meses después y después de traicionar la mayor parte de sus promesas electorales, perdería claramente las elecciones. ¿Y qué? ¿Creen que les importa? Cuentan con ello, viven de eso: ahora gano y hago lo que quiero, después ganas tú y lo mismo y entonces vuelvo yo. Porque ya hemos entendido que quien manda es el sistema económico; los partidos gestionan el asunto y viven de ello, son como empresas.

Mientras, en los países árabes, la gente sale a la calle pidiendo democracia, derechos humanos y justicia social. Nos toca aprender de ellos que la actual pérdida de derechos democráticos que estamos padeciendo aquí no es irremediable ni irreversible; que podemos cambiar el sistema o devolverlo, al menos, a su estado original; para lo cual tenemos que entender que lo que nos están contando es tan falso como que cuando se nos decía que en los países árabes había que elegir entre dictaduras islámicas o dictaduras serviles con occidente.  Ahora resulta que esos pueblos árabes que nuestros gobiernos occidentales y democráticos llevan años presentando como una amenaza, como pueblos dispuestos en cualquier momento a secundar a incultos islamistas a cuenta de los cuales se ha aprovechado para restringir derechos fundamentales en nuestros propios países (leyes antiterroristas, violaciones de privacidad etc.,); y de paso, siguiendo con el espantajo, se ha mantenido en el poder a dictadores corruptos y asesinos; esos pueblos digo, quieren lo mismo que nosotros; lástima que nosotros ya hayamos renunciado a muchos de esos derechos por los cuales la gente todavía está allí dispuesta a echarse a la calle. Mira por donde va a resultar que esos países que se nos han vendido como incultos, atrasados, alienados, manipulados, nos van a dar una lección de dignidad y van a convertirse en una esperanza.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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