Una de las cosas más espantosas –aunque más insustanciales- de la cumbre del G-20 ha sido el que los medios de comunicación se consideraban en el deber de informarnos cada día del absurdo programa cultural-asistencial de esas mujeres llamadas “primeras damas” y que no parecen tener nada mejor que hacer que someterse a agotadoras sesiones de no se sabe qué: que si una visita a un hospital para niños cancerosos, un té con ancianas, una visita a un museo o dos y todo esto con cientos de fotógrafos detrás, cambiándose de vestido varias veces al día y sonriendo sin parar. Además, como de éstas mujeres no se espera que opinen de nada, es normal que todo lo que se pueda decir de ellas se refiera a su vestido. Así que hete aquí a mujeres inteligentes (alguna lo será, supongo) cuya misión es ocuparse del vestido, el peinado y la sonrisa. Pero que nadie se engañe, el programa de estas esposas puede ser aburrido o estúpido pero también es agotador. Yo, sin ir más lejos, no imagino muchas cosas peores que tener que cenar rodeada de extraños mientras J. K. Rowling lee fragmentos de su último cuento o novela o lo que sea. Me parece una prueba difícil de superar.
Y mientras, los maridos arreglando el capitalismo que se nos viene abajo. Por cierto que entre tanto marido había dos mujeres: la presidenta de Argentina y la canciller alemana, que son pocas pero algo es algo, y cuyos maridos, que carecen de nombre y estatus oficial, si es que han ido con ellas lo han hecho sin que tengamos la obligación de enterarnos. Otra que tampoco ha ido es Sonsoles Espinosa, la mujer de Zapatero, lo cual me parece una decisión digna de la persona inteligente que parece que es. Me parece absolutamente denigrante para una mujer esos paseos entre niños, ancianos, tés y fotógrafos sin tener nada más interesante que hacer que figurar, sonreír, y, de paso, llamar la atención sobre el hecho de que el mundo todavía se divide en dos mitades: ellos (politiqueando y arreglando el desastre), nosotras (haciendo el tonto). Con razón los señores de Merkel y de Fernández se han quedado en casa. Y eso sin contar lo que debe costar ese ir y venir de esposas por aquí y por allá.
Si Islandia hubiese sido miembro de la UE, hubiera asistido a esta cumbre su primera ministra con su esposa. En ese caso, al menos, este baile de esposas hubiera tenido algo divertido. Podríamos habernos entretenido buscando qué hacían en el Hola con la esposa de la esposa, o escuchando a Berlusconi algún chiste del tipo: “En Italia somos todos muy hombres y no tenemos lesbianas”, o bien incluso hubiéramos podido preguntar a la profesora Gloria Tomás Garrido, la responsable de la última estupidez homófoba, qué opinaba de que una “enferma mental” (según sus palabras) haya sido elegida para dirigir un país. No soy nada partidaria de considerar sus declaraciones delito (algunos grupos han pedido la intervención del fiscal). La libertad de expresión ampara desde luego las idioteces y si éstas fueran delito y se castigaran con multas, podríamos salir de la crisis con superávit. El rechazo social y académico, necesario, no debe confundirse nunca con la sanción penal. Además, esta pobre ignorante no ha hecho sino repetir (en plan freaky) lo que el Papa y los obispos dicen todos los días. En cierta manera me molesta que se cargue contra el eslabón más débil (aunque sea también el más tonto). Si no se pide al fiscal que calle a Rouco, si no se pide a la Audiencia que encause al Papa no veo porque va a intervenir la Justicia contra esta individua.
Lo que desde luego hay que hacer, como ha hecho la FELGTB, es pedir a la Conferencia de Rectores que desautorice a esta señora que en un mundo normal no debería estar enseñando nada, y mucho menos ética. Una universidad que mantiene en plantilla a semejante ignorante se desautoriza sola. Y por cierto, no sólo por lo de que los homosexuales son enfermos (teoría oficial de la Iglesia) sino por su nivel de cultura e inteligencia: ¿cómo es posible que esta señora enseñe algo? Vean la entrevista concedida al periódico Información de Alicante. Es que no tiene desperdicio. Resumiendo que me enrollo: bien por Sonsoles Espinosa y si alguien quiere que sus hijos o hijas aprendan algo, lo que sea, que no los mande a la UCAM (Universidad Católica de Murcia).
Publicado en: El Plural