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La construcción de la lesbiana perversa más de 20 años después.


Con motivo del estreno del documental de Tania Balló en Netflix sobre el caso de Rocío Wanninkhof y el anuncio de otro documental de HBO en el que se anuncia la presencia, por primera vez de Dolores Vázquez, el libro que escribí ha tenido una nueva vida. Por eso publico este largo artículo que se corresponde con la presentación que hice en Madrid.

Mi vinculación con el caso

Yo tuve una especial relación con este caso porque , como mucha gente, pensé que era culpable. Claro que veía que el lesbianismo se invisibilizaba, pero pensaba que se hacía por respeto, por no echar más leña al fuego de un asesinato. Dicha impresión equivocada provenía, seguramente, de la impresión que me produjo en su día el caso Arny en el cual fue evidente que los medios de comunicación se habían centrado más en denunciar la homosexualidad de los acusados que en el presunto delito. Yo tenía una confianza irreflexiva en las instituciones. Estaba convencida de que es imposible condenar a nadie por asesinato si no existen pruebas contundentes que lo demuestren. Yo supuse que esas pruebas existían, no me fije mucho en el caso. Pensé ¡vaya por Dios! una asesina lesbiana, casi prefería que no se dijera mucho que era lesbiana. Fue después, cuando apareció el asesino y me puse a estudiar el asunto cuando me di cuenta de lo que había pasado.

En qué consiste el estudio:

Analicé tres periódicos (El País, Abc, El Mundo porque representan tres tendencias y son los principales de tirada nacional). Me interesaba sólo el seguimiento de la prensa seria. Paradójicamente en los programas basura de la TV es mucho más fácil ver el armazón ideológico. Su modo de expresión es el insulto, el escándalo, el morbo, el cotilleo, la amenaza, el chantaje y existe lesbofobia como también existe homofobia, racismo, machismo, clasismo…Es separar la basura de la basura. Entre

Entre 1999 y 2006 aparecieron unas 680 noticias sobre el caso. Leí y analice unas 500, hasta 2003 que fue cuando cerré el libro.

El caso

RW, 17 años, desapareció el día 9 de octubre de 1999 en la cala de Mijas y en principio es una desaparición como otras muchas de chicas o mujeres jóvenes que, al poco o al mucho, aparecen muertas. Como en todos los demás casos pues parece un crimen sexual, es decir, aquel en el que un hombre mata a una mujer por una cuestión de género. Después el caso se va olvidando como tantos hasta que en agosto de 2000, casi un año después se detiene a DV. Aquí ya el caso Wanninkhof se convierte en el caso Vázquez.

De manera muy resumida: DV ingresa en la cárcel el mismo día de su detención y no sale hasta tres años más tarde, cuando el Tribunal Superior de Andalucía ordene repetir el primer juicio que la ha condenado. En estos tres años tenemos un caso distinto a todos por el interés mediático que despierta. Podríamos pensar que es por ser una mujer la acusada, pero tenemos ejemplos de asesinatos cometidos por mujeres (la parricida de Santomera) p. ej. 400 entradas en Google y el caso de Sonia Carabantes por ejemplo que se cruza con este 200 entradas. Entradas con el nombre de Dolores Vázquez había más de 30.000.       

Cuestiones llamativas: un uso extraordinario de la prisión preventiva y finalmente una condena de culpabilidad cuando fiscal,  juez, acusación particular y medios reconocieron que nunca hubo una sola prueba. Lo que es extraordinario es que ningún medio de comunicación puso en duda nada de lo que estaba pasando y que todos colaboraron para que DV fuera condenada. Después del juicio y la condena, el Tribunal superior de Andalucía anuló lo que era un escándalo y obligó a repetir el juicio y en la espera apareció el cadáver de Sonia Carabantes, en Coín. Fue en la investigación de este asesinato cuando se terminó dando con Tony King, cuyo ADN confirmó que era el asesino de ambas. Además él confesó.

Papel de los medios

El papel de los medios fue el de contribuir decisivamente a:
1- que DV pueda ser una asesina creíble.

2- Impiden que el escándalo sea visible

            Sabemos que la noticia es un discurso que tiene una naturaleza textual y extratextual y que se relaciona asimismo con muchos elementos contextuales que nos enfrentan con el poder y el discurso dominante. Las noticias se basan en determinadas construcciones mentales compartidas: por eso se entienden y por eso se creen. Las noticias que se nos ofrecen son sometidas a un proceso de reelaboración ideológica de modo que evidentemente no se limitan a contar los hechos, sino que defienden determinados modelos y valores. En el caso de estos tres periódicos estos valores son el heterosexismo y la lesbofobia.

¿Cómo se hace? Haciendo una elección previa del discurso sobre todos los discursos posibles; potenciando una información sobre otra, un enfoque sobre otro; eligiendo lo que se dice y lo que se omite; enfatizando una información o atenuándola… Todo esto se ve claramente en el estudio de las noticias sobre el caso Vázquez. 

En el libro se demuestra que nada de lo que le pasó a DV le hubiera podido pasar de ser heterosexual porque aquí no se buscó a un culpable del crimen. Por ejemplo, la colilla que estaba al lado del cadáver de RW y que se guardó, que después serviría para condenar a Toni King, no se tuve en cuenta. No se tuvieron en cuenta las pruebas. Aquí se produjo un crimen de género como muchos, el 99.9 de estos asesinatos es obra de un hombre y en lugar de buscar a un hombre, de ver la colilla, de buscar los delincuentes sexuales que estaban por la zona…la policía se entera de que hay una lesbiana cerca y desde ese momento toda la investigación se hace para incriminarla, para que las pruebas se ajusten a ella.

Hubo desidia, prejuicios, errores… por parte de la policía y el sistema judicial pero el verdadero argumento de esta historia que es el de la representación del lesbianismo en los medios, es decir, por qué eso pudo pasar sin que nadie protestara. Porque si algo de este le hubiera pasado a otro detenido…los medios hubieran abierto al menos el debate.

La representación del lesbianismo se hace de tres maneras.

1. Mediante la aparente no representación. El primer y principal empeño de la lesbofobia es invisibilizar, borrar, ocultar, de manera que se puede llegar a afirmar que el problema del lesbianismo es muy frecuentemente que parece no existir. La exclusión de la lesbiana se produce por ausencia,  y sin embargo, su visibilidad está paradójicamente garantizada por esa supuesta invisibilidad. Porque su supuesta invisibilidad no es tanto una ausencia absoluta como una presencia que no puede ser apreciada a simple vista. Es una especie de efecto fantasma.

La invisibilidad de las lesbianas cumple dos objetivos:

a) para evitar que puedan ponerse de manifiesto subjetividades diferentes de las reconocidas como legítimas; que las lesbianas no aparezcan de manera que  se pueda establecer ningún referente público femenino ajeno a la norma heterosexual y patriarcal.

b) esta invisibilidad impide que la lesbofobia sea percibida como instancia de opresión. Si no hay lesbianas no hay lesbofobia. Se invisibiliza a los sujetos pero también las  estrategias de opresión, con lo que se impide que se pueda combatir.  

2- La caracterización monstruosa, que se da cuando la lesbiana se hace presente de manera inevitable. Con esta estrategia se pretende que esta representación se convierta en la única realidad del lesbianismo. Esto es fácil ya que debido a la escasa visibilidad de las lesbianas, éstas son especialmente susceptibles de ser  (re)creadas por las representaciones populares, es decir aquí, por el prejuicio.  La lesbiana monstruosa es la masculinizada, no humana.

3- La representación pornográfica  Si no es un monstruo, entonces se hace de ella un objeto sexual fácilmente manejable por el falo y por tanto no amenazadora.  

En el caso de DV podemos seguir paso a paso la puesta en marcha de las dos estrategias: Invisibilidad del lesbianismo por una parte con una ausencia-presencia que se va configurando como el mal, y por recreación tan negativa que finalmente no puede ser sino culpable.

  1. La invisibilidad se mantuvo durante todo el proceso.

Invisibilidad no quiere decir que no sepamos que es lesbiana. La invisibilidad es algo que no se dice pero que está ahí todo el tiempo, como un mal incierto, indefinido, que no se sabe de dónde viene, que está semioculto, es una impostora (es el efecto fantasma) que resulta muy amenazador. Quiere decir que hay un subtexto que hay que interpretar. El País y el ABC, optarán por la invisibilización. El País y el ABC no escribieron nunca la palabra lesbiana o lesbianismo. Cuando ya era inevitable hacer alguna referencia a ello lo que aparece entonces es la frase “ex compañera sentimental” o “relación sentimental” pero siempre de una manera precaria,  de manera que esa ex compañera sentimental que se menciona un día, vuelve al día siguiente a convertirse en una amiga íntima. La política de invisibilización de estos dos periódicos se escuda  en el llamado buen gusto.  Debido a su representación patriarcal lesbiana es una palabra que ha acabado dotada de unas connotaciones casi exclusivamente sexuales y esto hace que desaparezca de las páginas de información de estos diarios aunque sí puede escribirse  -y de hecho se escribe- en otros contextos en los anuncios de “contactos”, donde se pueden representar los deseos no normativos. Esta convención sobre el buen gusto se mezcla con otra, propia de la homofobia liberal que convierte todo lo que tenga que ver con la orientación sexual, homosexual claro está, en información que debe permanecer siempre en el ámbito privado.       Los artículos dan vueltas sobre la cuestión sin saber cómo abordarla “Mucho roce” titula descriptivamente El País o “si se fueron a vivir juntas, por algo será”, que dice el marido de AH. Aunque se la invisibilice, el lesbianismo está ahí, y se produce la caracterización monstruosa, no humana, no femenina.

Para caracterizar a la lesbiana de manera monstruosa se hace desde la adjudicación de rasgos, físicos y psicológicos, impropios de su género. No importa cómo sea verdaderamente DV, hay que construir un cuerpo lesbiano, con un carácter perverso, eso incluye rasgos físicos y psicológicos. La descripción física comienza enseguida y es aparentemente neutra: rubia, de pelo corto, 1.65 de estatura y complexión normal. En todo caso se trata de una mujer pequeña. Al día siguiente. El país dice que tiene mucha fuerza y que es fría y calculadora. Después, de manera mágica. la complexión normal pasa a ser fuerte. Este dato, además de transmitirnos una imagen mental, es necesario  para que sea culpable porque el asesino tuvo que cargar con el cadáver a pulso, así que tiene que ser fuerte (por cierto que luego T. King…) Entonces se nos explica que DV trasladaba a pulso a su madre; que viviera con su madre invalida y enferma, que cuidara de ella, y estuviera en todo momento pendiente de sus necesidades, no significó en ningún momento su caracterización como una buena hija; Vázquez no pudo apropiarse de la cualidad femenina del cuidado de la misma manera que tampoco pudo apropiarse de maternidad alguna a pesar de ejercer de madre.

Además de su corpulencia es una persona aficionada a las artes marciales (…)hacía footing todos los días, para unos hace kárate, para otros gimnasia con pesas… Así que tenemos un cuerpo que oculta una fuerza descomunal, deportivo, activo, que hace artes marciales; el cuerpo de Vázquez se ha convertido en una metáfora del miedo social a la lesbiana masculinizada.  Los medios utilizan esta afición común y la convierten en un signo extraordinariamente connotado para que todos podamos entender lo que hay que entender.  Es evidente que no se está describiendo la realidad,  millones de mujeres hacen footing todos los días, sino que se la está construyendo. La alusión al deporte como signo de lesbianismo está vigente desde el siglo XIX cuando las feministas comenzaron a reivindicar libertad de movimientos y un cuerpo fuerte y comenzaron a practicar deporte. Y desde entonces el deporte femenino ha estado siempre bajo cierta sospecha que aun hoy puede activarse.

            Además de las características físicas, se ofrecen también otros datos que tienen que ver con, con su carácter. Hay una absoluta coincidencia en atribuir a DV rasgos de carácter que son los propios de las lesbianas en todas las épocas. Ya hemos visto fría y calculadora, enorme entereza, posesiva y violenta. DV  no tiene, al parecer, un carácter femenino. No grita, no llora, no se desespera, no se muestra en ningún momento sumisa ni vencida por la situación. Entró en la comisaría esposada, “impasible”, con la “cabeza alta y la cara descubierta”;   .Muestra enorme entereza al afirmar su inocencia lo que  fue considerado desde el principio como un rasgo sospechoso y muy negativo. Si tras más de doce horas de interrogatorio aun mantiene su inocencia y no cambia su versión no es que tiene razón sino que es una muestra de la “frialdad de su temperamento”

 Una mujer racional y un hombre emocional están  haciéndose cargo de los códigos genéricos que no les corresponden.

El carácter incluye su trabajo: que es jefa, que sabe mandar y que manda. Que es jefa de un hotel se mencionó hasta la saciedad, que tenía hombres a su cargo…saber mandar se convierte en ser autoritaria…Ser autoritaria en una mujer te convierte en una asesina (no suele decirse de un hombre que es autoritario) Cuando está en la cárcel se nos dice que es: la “jefa del economato”, puesto de muy difícil acceso y que ha conseguido gracias a que ejerce sobre las demás reclusas “una gran influencia y poder de convicción”

Y no sólo es el carácter, sino que se dice mucho de su actitud. En pocas ocasiones será posible leer tanto y tan significativo acerca de la actitud de un detenido y más si tenemos en cuenta que Dolores Vázquez tuvo en todo momento una actitud que no se puede definir más que de normal.  Vázquez no hace nada extraño, como mucho parece aterrorizada cuando la llevan de un lado a otro y una multitud quiere lincharla. La llamada actitud de DV es fundamental ya que la propia policía llegó a afirmar que fue precisamente esa actitud la que la que la convirtió en la sospechosa principal. Otra manera de cómo se intenta que encaje en el crimen. Se nos informa, Dolores, “no se había separado de la madre de Rocío durante los angustiosos días de la desaparición” y el colmo de la actitud sospechosa: tras hallarse el cadáver la acompañó en todo momento hasta que se celebró el entierro ¿Hay algo verdaderamente sospechoso en algo de esto que se ofrece como el motivo de que todas las sospechas recayeran sobre ella? DV se comporta de una manera absolutamente normal en una persona que es la ex pareja de una mujer a la que acaban de asesinar a una hija que, a su vez, es como una hija para ella. En pura lógica  , la actitud sospechosa hubiera sido la contraria. Y aquí nos encontramos con otra característica del caso. La imposibilidad por parte de los investigadores, de la policía, jueces, fiscales, jurado, medios de comunicación etc. para poder ver a una familia lesbiana. Las referencias a su actitud no desaparecerán nunca, se hará referencia a ella durante los interrogatorios y será también muy comentada (y prueba de su culpabilidad) durante el juicio.

DV también asume  otra de las caras tradicionales de la lesbiana que es la de la mujer vampiro que es una  imagen que proviene de la tradición libertina francesa del siglo XVII. En la literatura, el cine…nos vamos a encontrar  menudo con este tipo de mujer que es una mujer madura y perversa, con características masculinas y que corrompe mujeres normales que finalmentese liberarán en brazos de un hombre.  El  papel que juega AH en esta historia es un papel necesario para que los medios pudieran dar rienda suelta a la lesbofobia. AH es la mujer seducida por el mal, es Alicia la que permite crear y mantener la figura de la seductora en en tanto que ella es una mujer femenina y que, además, ha vuelto a la heterosexualidad, ya que en el momento del crimen está viviendo con un hombre. AH no es en realidad lesbiana.  Como prueba explica que ha estado casada, que siempre le habían gustado los hombres antes de conocer a DV y como prueba suprema de su heterosexualidad asegura que ella había sido una mujer muy guapa y muy valorada por los hombres. Simplemente, Dolores la sedujo. “No sé qué me pasó”, “no sé qué me hizo”, son las frases que utiliza constantemente AH para explicar lo sucedido: “a mi no me gustan las mujeres. A ella sí” “A mi las mujeres no me gustan, no sé qué me pasó con ella. La veía y me daba algo en el estómago” .

El móvil del crimen

            Hay muchas evidencias de que lo que se intentó desde el principio fue encajar a Dolores Vázquez en los indicios encontrados y no busca a dónde conducían dichos indicios. Es decir, primero se encontró a la culpable y después de buscó cómo hacer que aquello encajara en la realidad. Dos días después de la detención cuando el ABC nos presenta a DV, ésta ya no es la presunta culpable, sino alguien que defiende su “presunta inocencia”. Esta presunta inocencia…¿es un lapsus del periodista que a nadie extraña ni nadie se molesta en corregir? 

Y luego está el asunto del móvil sexual o no sexual. Es muy importante porque se nos dice que se detuvo a DV porque el crimen no era sexual, es decir, porque no había habido penetración vaginal.

Se insiste mucho en que si en un principio se pensó que era un asesinato sexual después se descartó y se supone que eso llevó a DV. Dice el ABC que “no presentaba síntomas de violencia sexual. Este hecho resulto fundamental para que la investigación se dirigiera hacia una mujer”. Es decir,  se ha detenido a DV porque la policía sospechaba de ella debido al hecho de que se insiste en que no fue un crimen sexual. En ningún momento se explica por qué si RW no fue violada, las sospechas han acabando recayendo en DV. Hay un salto evidente. Que RW no fuera violada no conduce a DV excepto porque ésta es lesbiana. Si funciono como una razón para poder detener a una mujer fue porque la identificación cultural, policial y jurídica, entre violación/agresión sexual y penetración fue automática (y sigue funcionando, incluso judicialmente, como sabemos)  Sin esa identificación cultural hubiera resultado difícil explicar la detención de DV.

El asalto genital no es el componente fundamental de la violencia de género, lo es el poder. Aquella percepción que se tuvo entonces es una visión de las agresiones a mujeres de la que está ausente la política sexual feminista. La focalización en la genitalidad  sirve para naturalizar la sexualidad masculina,  para apoyar y dar consistencia al mito de la incontinencia sexual masculina, otorga centralidad al falo y apoya la coherencia del régimen de la (hetero)sexualidad; el mito de la complementariedad de los órganos sexuales femeninos y masculinos con lo que también naturaliza el régimen de la heterosexualidad obligatoria. También sirve para señalar que sólo la penetración, la violación de la vagina, daña verdaderamente a las mujeres en tanto que ahí se deposita alguna cualidad moral. Daña su “pureza”, ignorando el hecho de que el daño a la subjetividad se da en cualquier acto de naturaleza sexual que obvie el consentimiento.

Desde el punto de vista policial se sabe que la genitalidad es un factor más. Es el poder lo que está en juego. Muchos agresores sexuales son impotentes y muchos otros encuentran más placentero matar o hacer sufrir que penetrar. Incluso muchas veces ocurre que la propia incapacidad para penetrar como manda la mitificación patriarcal de la virilidad, lo que provoca la violencia, el miedo a no cumplir con el mandato de virilidad. Y todo esto lo conoce de sobra la policía que detiene a muchos asesinos de mujeres que no han penetrado a sus víctimas. Y por eso hay que pensar que el razonamiento que siguió la policía fue al contrario: supieron de la existencia de DV, supieron que era lesbiana y que había sido la mujer de AH y, a partir de este conocimiento, sospecharon de ella. Y como la creyeron culpable desde el primer momento eso hizo que dejaran de buscar a otro culpable más plausible; pero como no pudieron encontrar ninguna prueba incriminatoria y como no tenían ninguna razón para detenerla, tuvieron que justificar la dirección de sus sospechas y de la posterior detención, cosa que hicieron con el argumento de que a RW no la habían penetrado.

La familia lesbiana

Cuando comienza el juicio DV lleva 7 meses en prisión sin una sola prueba. Como en  cualquier asesinato la principal línea de investigación tiene que centrarse en el móvil; no hay crimen sin móvil. A Dolores se la ha juzgado y condenado públicamente por ser jefa, por dar órdenes, por hacer footing, porque le gustan las artes marciales, por ser fría y decidida, por mantener su inocencia hasta el final…pero siempre ha faltado el móvil. Se ha dicho que es el odio, pero…sin relación amorosa ese móvil no se entiende. En todo caso, si alguien se hubiera molestado en investigar ¿Hay alguna prueba de que RW y DV se odiaran? Se asume que sí, pero es por la incapacidad de ver lo que allí había: una familia lesbiana.

Es la lesbofobia la que impide a todos ver que las dos mujeres y los niños habían formado una familia. Se asumió sin ninguna duda que Rocío, después de haber vivido con Dolores durante prácticamente toda su vida, después de haber crecido con ella, después de que Dolores la ha criado y educado, al llegar a la adolescencia por algún motivo que no se especifica, no la soporta, ni soporta la relación que la une con su madre. Nadie se preguntó en este tiempo, ni investigó, qué relación tenían Rocío y  sus hermanos con Dolores. Se asumió que una relación lesbiana, debía generar y ocultar una buena cantidad de odio bajo la superficie. El empeño policial, judicial, social,  estuvo desde el principio en relacionar el móvil del crimen con la relación misma, para demostrar que esta era, de por sí, insana. Si volvemos a las primeras declaraciones de los familiares de Rocío vemos que declararon que la relación que unía a Dolores con los niños era buena, que la llamaban “tita” “la madrina” que D  había sido la que “cuidó  a los niños,, que era quien les vestía, daba de comer y llevaba al colegio” Cuando Alicia Hornos le comenta a su cuñada que la policía sospecha de Dolores, aquella exclama: “¡por favor, si ha criado a tus hijas! El abuelo de R cuando le informan de la detención de Dolores, se niega a creer que ella pueda ser la asesina y declara: “Dolores ha criado a mis nietos y les quería como su fueran sus hijos”. Entre los papeles de RW, esa adolescente que al parecer aborrecía  a D se descubrieron, cartas y papeles en los que firmaba como Rocío Vázquez Hornos . La propia hermana de la víctima declaró en el juicio que formaban una familia. Cuando Rocío decide independizarse de su madre y buscar trabajo, acudió a Dolores a pedírselo y ésta, efectivamente, la contrató en el hotel en el que era directora.  No mereció ninguna explicación, no suscitó ninguna duda en ningún medio el hecho de que, si tanto se odiaban, no era lo normal que decidieran trabajar juntas.

El odio desatado

Hay un capítulo que he llamado “El odio desatado, la opinión de los expertos” porque aquí sí se da paso a la lesbofobia abierta que los periódicos no se atreven a mostrar. No me detengo en los articulistas porque lo que me importa es la pura información de los diarios pero hay que hacer una mención a un artículo de Juan Manuel de Prada porque es el manual perfecto de la lesbofobia. El artículo ni siquiera menciona a DV  por su nombre, pero lo que sí se representa, aunque también sin nombre, es el pánico a al lesbianismo que aparece aquí representado por todas sus marcas estigmatizadoras. Es una acumulación de estigmas.  El lesbianismo es la maldad, el espanto, el horror en estado puro y, frente a ello, la belleza de la que la vampira ha querido apropiarse con su crimen. Rocío Wanninkhof no es, para de Prada, una chica normal asesinada de manera cruel e injusta. En realidad, ella tampoco importa, ella es una anécdota, lo que importa es que ella, la víctima de la lesbiana, es la belleza del mundo asesinada. En realidad es la heterosexualidad misma la que ha sido asesinada por el lesbianismo. Para de Prada, el asesinato reúne todos los requisitos del “abominable regodeo que la maldad experimenta ante el exterminio de la belleza”. No fue Rocío quien sufrió y murió, sino la belleza exterminada; Prada ve en este asesinato al diablo (el mal, el horror) contra Dios (la belleza exterminada)  En palabras de una cursilería y mal gusto casi insoportables y que moverían a la carcajada de no referirse a una tragedia Prada se refiere a ella como: “muchacha de belleza infrecuente, esbelta como el agua, fúlgida como el oro, de facciones que podrían haber celebrado los poetas y figura que reclamaba el homenaje del mármol”. Él mismo explica a renglón seguido porqué este asesinato es especial. “El asesinato de la belleza resulta siempre más perturbador que el asesinato a secas, porque en cierto modo es un agravio a la armonía del mundo, una negación obscena de la claridad que rige el orden de la naturaleza. Asesinar la belleza constituye una vindicación del caos y de las tinieblas”. La mujer que la mató, a la que no pone nombre porque eso sería tanto como humanizarla, lo hizo llevada por el odio que le producía la belleza “fecunda” de Rocío Wanninkhof, lo contrario de su “amor estéril”. El amor de la asesina aparece definido como “amor estéril” en más de seis ocasiones, tantas como es calificado de “amor degradado”. La asesina no podía soportar su amor estéril, no podía soportar la idea de no poder regalarle a la mujer amada una prueba de su amor y creyó que asesinando a Rocío podría lograr imponer su “pasión enferma”. El móvil del crimen, para de Prada es pues la impotencia, la impotencia “de ese amor que se sabe incapaz de competir con la belleza y asesina para recuperar sus privilegios”. El discurso tradicional de la homosexualidad femenina en estado puro: la invisibilidad y, al mismo tiempo, el discurso de la perversidad. El marimacho estéril y el eterno femenino. Para de Prada, el hecho de que tal palabra no se haya pronunciado se debe a “ese remilgo tan contemporáneo que se resiste a reconocer los peligros de la degradación que encierran ciertas variantes del amor”. Y a partir de aquí se repite “amor enfermo y degradado” y “estéril”, hasta la nausea.

El juicio

Durante el juicio, en todo caso, se observa un cambio en la información. Se ve que los periódicos no saben qué hacer con el caso. Artículos muy breves, resúmenes muy generales que no informan de lo que allí pasó, se oculta casi en su totalidad los interrogatorios del fiscal a DV.

Esos interrogatorios los conoceremos por El Mundo y sabremos que el fiscal sometió a la acusada a interrogatorios con un alto contenido sexual. Dichos interrogatorios son fundamentales para demostrar la lesbofobia que guio todo el proceso y hasta qué punto lo que se juzgó en aquella sala era el lesbianismo de DV y la supuesta disfuncionalidad de la familia lesbiana. Leyendo el Mundo cualquier lector puede darse cuenta de que el fiscal y la acusación particular hacen pivotar sus acusaciones en torno a la relación sexual; que esa información fue ampliamente boicoteada por los demás periódicos y que, por el contrario, el Mundo, va a centrarse en los aspectos que considera más morbosos de la relación. Toda la estrategia de la acusación se basó en establecer que la acusada es lesbiana y con describir su relación sexual. Lo que se juzga no es el crimen sobre RW sino la relación en sí, para determinar así que ésta era en sí misma una relación  malsana, generadora de por sí de insoportables tensiones y conflictos y que no podía sino desembocar en una tragedia. Por eso el interés se centra, en todo momento, en describir la relación entre las dos mujeres como de dominio. No contento con presentar la relación como de dominio y humillante el fiscal va más allá y le pregunta a DV su “rol masculino” de relación de “explotación”, relacionada a su vez con ese rol masculino, casi de malos tratos. A estas preguntas Dolores Vázquez respondió afirmando en varias ocasiones que no le gustaba el término de rol masculino y que no trataba a Alicia como si ella fuese un varón. El objetivo del fiscal era demostrar que DV actuaba un supuesto rol masculino y, en consecuencia, ejercía una relación de dominio sobre AH.

Un aspecto curioso del interrogatorio, que de nuevo sólo recogió El Mundo, es que el fiscal, en su intento por resaltar la alteridad absoluta de DV, su condición de extraña, de extranjera, mencionó en varias ocasiones su condición de “gallega”, y unida a ella los peores estereotipos y tópicos sobre el carácter de los gallegos; así llegó a decir del carácter de la acusada que era “pusilánime y muy gallega

Apareció retratada como la infame seductora de una mujer inocente, una renegada de su obligatorio rol femenino. Se hizo especial hincapié en su papel de directora de hotel, en su papel de mujer con mando sobre otros, especialmente sobre hombres, se presentó la capacidad de mandar como un rasgo inequívocamente masculino que era, además, indicador de un carácter que por fuerza tenía que transmitirse en su vida privada. Esos rasgos de carácter: la asertividad, la capacidad para mandar, sirvieron para que Dolores se nos pudiese presentar como una mujer sin sentimientos, extremadamente fría.  Y durante el tiempo que duró el juicio, la acusada no lloró, no se lamentó, no perdió en ningún momento la compostura y siempre defendió con rotundidad y sin vacilaciones su inocencia.  Su fortaleza de carácter era presentada por los medios como masculina y, por tanto, prueba de su culpabilidad. Durante el juicio se hizo más hincapié en su carácter que en las pruebas, dando por hecho que dicho carácter era suficiente prueba. La psicóloga que llamó la acusación definió a la acusada como “autoritaria, engreída, violenta y agresiva” En una segunda tanda de adjetivos, la experta la definió como “arrogante, orgullosa, segura de sí misma y tozuda” Destacó que tiene “explosiones de impulsos desmedidos” con “genio incontrolado y que prueba de ello son las agresiones físicas y verbales que ha cometido. Es una persona manipuladora que no expresa sus emociones, que tiene reacciones incontroladas de ira y que no se implica en las relaciones”, para terminar diciendo que tiene rasgos esquizoides y que el crimen concuerda con las características de violencia doméstica”. Esta experta que califica de maltratadora a una persona a la que, antes del crimen todo el mundo califica como “dulce”, sobre la que jamás pesó una denuncia de maltrato, ni sospecha, después de la aparición del verdadero asesino.   Este testimonio fue entendido por el jurado como “prueba”.

¿Autocrítica?

Ante el escándalo que se produjo cuando el juicio fue anulado por el tribunal superior, no hubo por parte de los medios ni una sola autocrítica. DV no se ha ganado su inocencia, ha sido la justicia la que ha fallado. En cuanto a los “expertos”,  opinan. Juan Manuel de Prada no se disculpa, por supuesto, ni hace una autocrítica de lo ya escrito, ni parece capaz de reflexionar acerca de su contribución al linchamiento de DV con un artículo que directamente apelaba al mismo. Así, a la hora de buscar culpables de la situación, aparte del jurado, de Prada señala ahora a los medios de comunicación y los llama “medios de adoctrinamiento de masas”  y los demás expertos que opinaron hacen lo mismo: es culpable de lesbianismo, aunque no lo sea de asesinato. Ignacio Camacho escribe un artículo a favor de DV en el que dice que su personalidad ha actuado en contra suya: “No sólo porque posee un talante manifiestamente antipático, duro y algo siniestro, Y continúa después calificándola de “mujer hosca e insociable”. O Inmaculada Navarrete que escribiendo un artículo claramente en contra del desarrollo del juicio dice que contribuyó a condenar  DV  “su turbulenta vida privada, con episodios de lesbianismo y violencia”. Es difícil entender qué tiene de turbulenta una vida de diez años en pareja cuidando de tres hijos a no ser porque la articulista piensa que una vida de lesbiana es siempre, por definición turbulenta y más aun es también difícil de entender qué significa la enigmática frase “episodios de lesbianismo y violencia” Y Antonio Burgos, comienza el linchamiento de AH; se ha abierto la veda contra AH, si no es una lesbiana que sea otra. La antes madre coraje, desata ahora, ahora las iras de los articulistas Ahora ya todo es lesbianismo, ya todo es abyección, ya no hay quien se salve. “Esta señora, en lugar de estar en su caso llorando a su hija o guardada tras el conocimiento de esos casposos entresijos de sus relaciones con Dolores Vázquez…”.

Conclusión

En todo caso, Ese mismo mes será asesinada Sonia Carabantes quien, por cierto, tampoco ha sufrido penetración sexual, y no hay semen ni pelos masculinos pero en este caso no se dirá que se ha simulado la agresión sexual. (Toni King confesará que el móvil ha sido sexual)  Está claro que, dada la falta de pruebas que acusaran a DV, de no haber sido por la convicción de que ella tenía que ser la asesina, se hubiera seguido investigando.          El colofón de todo lo que ha ocurrido lo expresó el Ministro del Interior Angel Acebes cuando hizo unas declaraciones para defender a la policía en las que afirmaba que DV había sido detenida, juzgada y condenada por tener lo que el llamó “el perfil delincuencial más verosímil”. En realidad, ya nos habíamos dado cuenta.  Exactamente fue así. Una mujer conocida en su pueblo, en el que vivía desde hacía años, que no había tenido nunca un problema con la justicia ni antecedentes de ningún tipo, que tenía, por el contrario, un trabajo de responsabilidad en el que era valorada, que atendía sus responsabilidades familiares (cuidaba de su madre) que tenía una vivienda fija…tenía al mismo tiempo y según el ministro, nada menos que un perfil delincuencial. ¿Por qué? La respuesta es obvia, porque era lesbiana: gallega, que era una mujer con autoridad, orgullosa, que no era sumisa, que era independiente…. Toni King, en cambio y según el ministro “era un ciudadano de la Unión Europea” aparentemente integrado en la comunidad, con familia y trabajo, y carecía de antecedentes en España” aunque en Inglaterra había intentado estrangular a varias mujeres y la policía lo sabía.. también estaba integrada DV con familia y trabajo y sin antecedentes.

            Finalmente, cuando todo acabó, los tres medios estudiados demostraron que no habían entendido nada, ni entendían tampoco la lesbofobia ni eran capaces de asumirla ni de hacerse autocrítica, cuando publicaron tres editoriales que se pretendían contundentes sobre el caso y que, en realidad,  son una conclusión magnífica a todo el estudio. En ninguno de los tres se hace alusión o mención a la homosexualidad o la lesbofobia.

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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