Claro que queremos que el PP se sume a la defensa de los derechos lgtb. Es la señal de que hemos ganado. Los y las activistas lgtb ganamos definitivamente la batalla por el derecho al matrimonio igualitario cuando Rajoy y la plana mayor del PP acudieron a la boda de Javier Maroto. Antes de eso habíamos ganado políticamente y aunque ya éramos mayoría social los que defendíamos la igualdad, no cabe duda de que la batalla se da por concluida en el momento en que desaparecen los enemigos. Si Rajoy y la plana mayor del PP se van de boda gay, eso es que ya no queda nadie (personajes residuales únicamente) que se oponga a que este contrato se llame matrimonio y no por ningún otro nombre. Así pues, hemos ganado y, como de sobra sabíamos, han reconocido que teníamos razón. Bienvenidos.
Cristina Cifuentes acaba de anunciar la presentación de dos borradores sobre derechos lgtb. Una ley de identidad trans y otra ley contra la lgtbfobia. Por una parte es verdad que es lo mismo que ocurre en el caso del matrimonio; sí, también con esto hemos ganado, sí, teníamos razón. Si la ley es la mejor posible, nos alegraremos todos y todas. Pero también hay otro asunto a tener en cuenta. El Partido Popular tiene derecho a sumarse a la defensa de los derechos humanos de las personas pero no tiene derecho a apropiarse de la lucha colectiva que nos ha traído hasta aquí. Esta ley, como la del matrimonio igualitario, es más que una ley; es un recorrido de vida para muchas personas, es una lucha política, es una lucha cultural, es un empeño vital. Los y las activistas se han dejado la piel en el empeño de que se aprobara una ley como esta y ahora, el Partido Popular de la Señora Cifuentes, les quiere arrebatar la posibilidad de ver culminada esta lucha.
Todos los partidos llevábamos en nuestro programa electoral la aprobación de dos leyes de estas características. Así pues todos estamos legitimados para trabajar en ellas, para aprobarlas. Pero sólo tres de estos partidos (Podemos, Ciudadanos y PSOE) hemos asumido y defendido que la ley que salga del parlamento madrileño tiene que ser la ley que nos presenten los colectivos lgtb. Aquí, señora Cifuentes, no hay expertos que valgan. ¿O va a llevar a la Asamblea a un remedo de Aquilino Polaino, (o al mismo Polaino) que su partido llevó al Senado en calidad de experto que se oponía al matrimonio igualitario?. Aquí lo que hay es mucho empeño militante, mucha lucha y mucho camino recorrido para conseguir llegar a este momento. Son los y las activistas, que se han dejado la piel en esta reivindicación los que deben dirigir el proceso de redacción de la ley.
El Partido Popular de la Sra. Cifuentes, con sus prisas electorales, no ha querido unirse al grupo de trabajo que los otros tres partidos con representación parlamentaria y todas las asociaciones y colectivos lgtb, especialmente los colectivos trans, hemos constituido para aprobar la mejor ley posible; aquella que nos reclaman los y las activistas. Estaban invitados pero prefirieron no reunirse con nadie, ningunear a los activistas y sacar una ley por su cuenta para invitarse a la boda antes siquiera de que haya novios/as.
Una ley como esta es más que una ley y merece consenso y respeto a la lucha de los y las activistas. Y no es respeto sino, al contrario, desprecio; profundo desprecio, presentarla sin contar con nadie, pretendiendo llegar antes sólo para llevarse la foto electoral; porque sea como sea la ley final –y nos alegraremos si es buena- una ley como esta, una ley que reconoce la dignidad de las personas transexuales, será siempre más que una ley y por eso, no es lícito robar el sentimiento, robar el protagonismo, robar el trabajo, robar los años de activismo, solo para ganarse unos votos.
Nosotros no excluimos al PP de la redacción de esta ley que queríamos verdaderamente por consenso y con la participación de todos y todas; un consenso que les incluía. Ellos, en cambio, y dejando bien clara su manera de entender los derechos, han excluido a las asociaciones y colectivos transexuales. El Partido Popular trata los derechos fundamentales de las personas como si fueran una mercancía más sujeta a la subasta electoral. Nunca será su ley, señora Cifuentes, aunque la aprueben ustedes sin contar con nadie, siempre será la ley de los y las activistas transexuales.
Publicado en: Publicoscopia