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Las lágrimas de Aguirre


Esta semana han ocurrido dos cosas reseñables: ha dimitido Esperanza Aguirre y a Mitt Romney se le ha cogido hablando en serio, es decir, en privado y a sus amigos y pensando que no había prensa. Ambos son neoliberales duros y ambos tienen la misma visión del mundo, la que Romney ha dejado meridianamente clara. Los pobres son unos vagos, unos parásitos, que “se creen con derecho a comida, a vivienda, a atención sanitaria, a cualquier cosa”. Eso es lo que piensa un millonario y Esperanza Aguirre, otra millonaria, piensa lo mismo exactamente, (aunque tampoco lo dice) y ha trabajado toda su vida para imponer esa visión del mundo; es decir para que esos derechos dejen de serlo y para que quien no puede pagar comida, vivienda, atención sanitaria o educación simplemente no las tenga.

Los neoliberales, como Esperanza Aguirre o como Mitt Romney, intentan esparcir la idea de que los pobres son pobres porque quieren y no trabajan bastante, no se esfuerzan; intentan hacernos creer que en esta sociedad el mérito es lo más importante y que “tanto vales, tanto ganas”; intentan que creamos que en condiciones de libertad todo el que quiere puede. Aparte del hecho de que habría que saber exactamente cómo se mide el valor de una persona y si es posible asumir que unas personas valen más que otras (por ejemplo ¿por qué vale más un emprendedor –palabra fetiche del neoliberalismo- que una persona solidaria o buena?) esto es en todo caso una gran mentira. La inmensa mayoría de estas personas ha nacido en familias ricas de manera que no se lo han ganado ni han tenido que trabajar para ello; han estudiado en colegios de élite en donde no importa lo malo o lo bueno que seas, sino que importan los contactos; podrán pagarse también universidades exclusivas, tendrán acceso a la mejor formación si la quieren, y si no, da igual, serán contratados por ser quienes son (¿están en paro los hijos de Esperanza Aguirre o de algún rico?), heredarán un dinero que no se han ganado y serán ricos que dejaran la riqueza a sus hijos.  El trabajo político de los neoliberales es doble: conseguir las condiciones para que los ricos sean más ricos cada vez y conseguir también que la mayoría de la gente no se percate de que están dedicados a eso, lo que exige un férreo control de la información y el conocimiento y una perversión constante del lenguaje y de las ideas. Esperanza Aguirre era muy buena haciendo ambas cosas.

Como Aguirre es muy buena en lo suyo ha conseguido incluso dar pena en su despedida. Reconozcamos que existe esa costumbre hipócrita de no hablar mal de los muertos pero Aguirre no se ha muerto, sólo se va a jugar al golf,  así que no sé por qué mi juicio sobre ella iba a ser ahora distinto del que era hace una semana. Su ascenso a la Presidencia de la Comunidad de Madrid comenzó con un robo a la ciudadanía del que ella fue la beneficiaria y muy poco después se instaló en su despacho en calidad de presidenta de los empresarios madrileños. A trabajar para los empresarios consiguiendo al mismo tiempo que esto no se viera claramente ha dedicado lo mejor de sus esfuerzos laborales. Así, ha hecho todo lo posible para recortar dinero a la enseñanza pública (80 millones) mientras que se lo regalaba a la privada-concertada. Es decir, se aseguraba que los hijos de los que no tienen dinero no reciban una buena educación para que así sean buenos y callados trabajadores. Ha recortado en becas de comedor, en libros, en rutas escolares… Ha elevado las tasas universitarias para asegurarse lo mismo, que sólo estudien los ricos. He empobrecido a la sanidad pública (40 millones en recortes) mientras que le ha dado 130 millones más a la privada; así creaba un enorme nicho de negocio donde antes no lo había para que sus amigos (¿alguien duda que son sus amigos?) puedan hacerse mucho más ricos. Acabó con los pocos impuestos que pagan los ricos y no les cobró –faltaría más- el impuesto de patrimonio. El adalid de la libertad manipuló hasta la caricatura a Telemadrid sin cortarse un pelo, para chula ella. Al mismo tiempo inauguraba hospitales vacíos y llenaba los colegios de carteles en los que se anuncia un bilingüismo inexistente pero que se ve mucho desde la calle.

Todas estas medidas, que son solo las más llamativas, no son meras decisiones políticas, son medidas que causan sufrimiento real a personas reales. No me gustó que muchos políticos de izquierdas alabaran su talla política de manera aséptica. Eso demuestra que muchos políticos ven la política como un tablero de juego en el que se mueven fichas. Es posible que hubiera un tiempo en el que las medidas políticas no se clavaban de esta manera en las vidas de las personas porque había un suelo de derechos inamovibles, porque existía una protección básica. Puede que entonces la política hiciera adversarios; ahora la política neoliberal que nos están imponiendo desvela que vivimos una guerra de las élites contra la gente corriente, una guerra que nos quiere desposeer de todo. Los que aplican esas políticas sin rechistar son más que adversarios porque sus políticas no son decisiones administrativas, son decisiones que están generando sufrimiento real.

Cáritas acaba de alertar de que en España  de cada cuatro personas es pobre, mucha gente se está quedando sin nada; a mucha gente le están robando la vida. Ahora los profesores de la pública advierten de que muchos niños llegan sin desayunar y que están adormecidos por la mala alimentación que reciben en sus casas, ahora muchas personas enfermas viven con la angustia de saber que existe un tratamiento pero que no pueden pagarlo; ahora las personas dependientes son tratados como despojos humanos, se les dice que no hay dinero para cubrir sus mínimas necesidades. Más que decisiones políticas son sentencias.

Las lágrimas de Esperanza Aguirre en su despedida (no sé si lloraba porque está enferma o porque Rajoy se ha librado de ella) no me dieron ninguna pena. Podría desearle (y que cada cual lo interprete como quiera) que llegara a experimentar alguna vez lo mismo que ella ha obligado a experimentar a mucha gente, pero no creo en ese tipo de justicia ni, además, su marcha va a cambiar las políticas que se están haciendo. Me limitaré a decir que la talla política y humana de Esperanza Aguirre ha sido, como poco, siniestra.

Publicado en El Plural

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

3 respuestas a «Las lágrimas de Aguirre»

Lo he leído y siento como si lo hubiese escrito yo. Creo que está totalmente en lo cierto. Me gusta. ¡Ojalá sirviera como una bofetada a estos despóticos, hipócritas y cínicos neoliberales!
Aunque mientras ostenten el poder , por un oído les entra y por otro les sale.

Tal y como lo cuentas es dificil comprender por qué tantas personas acomodadas que proceden de familias acomodadas defienden convencidas que los pobres lo son por vagos (o por falta de talento). Y es porque en la mayoría de los casos no basta ser hijx de para tener un puestazo. Digamos que es una condición bastante necesaría pero hijxs de hay más que puestazos. Lxs que llegan a estar arriba suele ser gente que no sólo fue a universidades de prestigio (porque sus papas les llevaron a coles de prestigio y etcetera y ellxs supierom aprovecharlo, fueron estudiosxs y demas) sino que además era de los estudiosxs y /o de lxs epecialmente inteligentes que sin estudiar muco le iba genial, estudiaba en el cole, en la uni, estudió un master de puta madre que no cualquiera podía pagar porque costaba un paston y que no cualquiera con dinero podía cursar porque solo admitían a lxs mejores, trabajaba y trabaja mucho…

Entre lxs hijxs de también hay muchas diferencias en sus trabajos y dinero que ganan…dependen de su inteligencia, talentos, esfuerzo…ellxs han crecido entre otrxs hijxs de y son conscientes de esas diferencias por razon de inteligencia, talentos y esfuerzo y se creen que el resto del mundo es como ellxs, con diferencuas por raon de eos motivos

Ez precisamente porque la gran empresarix o banquerx hijx de millonarixs no es un vagx si no una persona inteligente que se esforzó y aprovechó sus oportunidades que ahora defiende el esfuerzo. Si, de veras se creen que sobre todo importa el talento y el esfuerzo…y ellxs lo tienen, sí…lo que no ven es lo importante que fue tambien ser hijx de…ellxs creen que los pobres o no se esforzaron o es que carecen de talento, de forma, de saber estar, de actitud…

Él se esforzó, si, lo jodido es que otros muchxs tambien lo hacen pero ni tuvieron ni tendran sus oportunidades.

Y lxs hijxs de que son y fueron unos vagxs sin talento alguno…sí, es posible que gracias a contactos y via titulos obtenidos previo pago en universidades para tales hijxs de los colacan más bien que mal…pero no, estxs no son los que andan moviendo los hilos del mundo…

No seamos tan ingenuas de menospreciar a lxs poderosxs. No son precisamente lxs tontxs de su generación ni andan rascandose la seta.

Grande de España, eso es lo que es. ¿Qué significa esto? Que un antepasado suyo pudo robar y dominar a otros y así hacerse con un título que le otorgaba privilegios sobre otros indivíduos a los que se consideraba inferiores. Y ella piensa lo mismo. Los pobres estamos para que nos manden y ellos puedan vivir como siempre. ¿Que no podemos pagar un tratamiento? Pues a morirnos y a callar. Y mientras dejemos que estos parásitos (Porque ellos son los verdaderos parásitos, se apelliden Romney, Aguirre o B…) estén por encima de nosotros, no va a cambiar nada en nuetra miserabe vida.

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