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El proceso de reivindicación de los derechos de lesbianas, gays y bisexuales en España.


 

Hemos conseguido en España algo que hasta hace apenas tres años era un sueño que parecía inalcanzable, algo que todavía lo es para gran las personas lgtb de gran parte del mundo: la igualdad legal, el derecho al matrimonio, que el estado no haga ninguna distinción entre sus ciudadanos por razón de su orientación sexual o de su identidad de género. Algo que nos hace a todos un poco más libres, algo que muchos países llevan décadas luchando por conseguir.  Como Presidenta de la principal organización lgtb de este país, me siento muy orgullosa de haber dirigido al Movimiento a la consecución de ese logro histórico y creo que es muy importante decir, decirnos todos, que hemos hecho un buen trabajo Es importante que se sepa que este paso no ha sido fruto de la casualidad, ni de la suerte, ni de lo buenos o listos que son los políticos. Ha sido fruto del trabajo de los y las activistas. Y esto es muy importante recalcarlo porque el mundo, la sociedad en la que vivimos, las estructuras sociales y políticas son, por su propia naturaleza, inmovilistas, por lo que la labor de los activistas de cualquier causa es empujar, trabajar para que las cosas cambien. Nuestro éxito demuestra que, si se empuja, las cosas se mueven; aunque cueste, aunque una se deje la vida en el empeño merece la pena porque si se pone el suficiente trabajo en ello, se consigue.

La importancia de la ley de matrimonio en España va mucho más allá de nuestras fronteras. España es el punto de mira de toda Latinoamérica, donde la homofobia es asesina y provoca decenas de muertos cada año. Nuestra ley tiene que servir de ejemplo y de apoyo para todos los y las activistas latinoamericanos cuyo esfuerzo y sacrificio es ejemplo para los que trabajamos en mejores condiciones de seguridad. En estos días he atendido a periodistas de todo el mundo, hemos salido en multitud de portadas de periódicos, somos conscientes de que el mundo nos mira, y la pregunta que todos nos repiten es: “¿Cómo lo habéis conseguido?”.  Lo hemos conseguido porque se han dado unas determinadas circunstancias históricas y políticas, pero también porque hemos sabido hacerlo. Y lo más importante es que hemos conseguido el matrimonio en medio de una mayoritaria aceptación social. Ese ha sido el trabajo fundamental, ese y no otro. Hemos llegado convenciendo, que es la única manera de que las victorias no sean efímeras.

En esta lucha hemos seguido una estrategia bien definida que explico someramente. En primer lugar hemos tenido siempre como objetivo la Igualdad legal, pero la igualdad no admite quedarse a medias. La igualdad o es igualdad o no lo es y por eso siempre nos negamos a hablar de otra cosa que no fuera “matrimonio”. Cualquier otra ley era de segunda, cualquier otra ley era una ley “apartheid”. Bien es cierto que no esperábamos conseguirlo tan pronto, pero la ventaja de hablar siempre de matrimonio y no de otra cosa es que la sociedad se va a acostumbrando a nuestras reivindicaciones. De esta manera, cuando por fin la ley estaba madura, la sociedad también lo estaba.

Unir a todo el Movimiento lgtb, construir a un interlocutor que hablara con una sola voz. Eso implica renuncias por todas las partes, significa generosidad, pero el objetivo bien lo valía. Todos y todas (especialmente las lesbianas) hicimos concesiones en pro de la unidad,  pero nos permitió que los partidos políticos hallaran enfrente un Movimiento unido, con una reivindicación única y no consiguieron dividirnos, aunque lo intentaron.  Para ello también fue importante cambiar el discurso tradicional de desconfianza hacia los partidos políticos que mantienen muchas ONG’s. Nosotros optamos por meter a nuestra gente en los partidos y así conseguimos introducir nuestros asuntos en sus agendas. Siempre ha habido homosexuales dentro de los partidos  pero éstos siempre han antepuesto los intereses de sus partidos  a las reivindicaciones del Movimiento. Por eso nos pareció fundamental meter nuestra gente dentro de los partidos y eso incluye a todos los partidos. Requirió un enorme trabajo interno asumir que puede haber militantes del Movimiento que sean a su vez de derechas. Puede haberlos y pueden ser leales al Movimiento lgtb. De hecho, los militantes gays que tenemos y que son de derechas han sido fundamentales en esta lucha. Nos han permitido saber en cada momento como respiraba el Partido Popular, sus movimientos…nos han permitido tener reuniones al más alto nivel y tener acceso a la cúpula del partido, así como ir introduciendo el discurso de la igualdad dentro de la derecha porque siempre hemos sabido que si no se convence al menos a parte de la derecha esta lucha no se puede ganar. Hay que trabajar como hicieron en los países nórdicos las mujeres con los  “pactos entre mujeres”, cuando mujeres de todos los partidos se unieron para impulsar derechos fundamentales como el aborto por encima de lo que pensaran sus partidos.

En tercer lugar dejamos de hablar de derechos para gays y lesbianas para hacer un discurso universalista. Construimos un discurso político que no tiene nada que ver con los derechos sexuales (damos por hecho que estos derechos están garantizados en la constitución), que no se trata del derecho a tener relaciones sexuales con quien se quiera, faltaría más; que no se basa tanto tampoco en la consecución de derechos sociales (porque cada vez hay menos derechos familiares para haber más derechos individuales), sino que lo entroncamos con la defensa del derecho de ciudadanía, que es un derecho moderno en el sentido de ilustrado: Igualdad y derecho de ciudadanía. Hacer este discurso permite ampararse en los textos internacionales y en las constituciones. El discurso de la Igualad permite también hacer conexiones discursivas y lógicas con otros grupos a los que se les negaba el matrimonio por impedirles el acceso a la ciudadanía, como los negros en EE.UU. o los judíos en algún momento en Europa. Entroncando con el anterior construimos también un discurso de la dignidad. Hemos entendido que la igualdad legal era, al mismo tiempo, un objetivo moderado, en el que podíamos coincidir todos, y un objetivo revolucionario. Es, simplemente, la base sobre la que se asientan los estados democráticos. De ahí la indignidad de nuestra desigualdad. Y hemos comenzado a hablar de dignidad democrática también, que es un discurso que se dirige mucho más a la base de la democracia que el de los derechos para gays y lesbianas.

El matrimonio civil es para las personas lgtb lo mismo que el voto para las mujeres de hace 100 años. Por cierto que los mismos argumentos que se esgrimían desde la izquierda y la derecha en contra del voto de las mujeres son los que se esgrimen ahora cuando se nos quiere atacar por esta reivindicación. Desde la izquierda se nos dice ¿Para qué queréis el matrimonio si es una institución burguesa, obsoleta? Lo que hay que cambiar son las relaciones sexuales y sentimentales. Se decía lo mismo a las mujeres que luchaban por el voto, se les decía que el voto era burgués, que nada se podía cambiar con él, que lo que había que hacer era la revolución. Pero ese sólo puede ser el punto de vista del que ya tiene el voto.  Lo cierto es que la Iglesia y la extrema derecha saben por qué protestan cuando afirman que el matrimonio se devalúa con la ampliación a gays y lesbianas. El matrimonio ha sido la más importante institución heterosexista de la historia pero, gracias a nuestra lucha, está a punto de dejar de ser efectiva como herramienta ideológica del heterosexismo. Hemos arrebatado el privilegio de la legitimidad social, económica, moral, a la heterosexualidad. Al entrar gays y lesbianas en la institución matrimonial ésta será por primera vez en su historia un contrato entre iguales; un contrato en el que los roles sexuales, la división del trabajo y de la intimidad, las relaciones con los niños, con los mayores y las personas dependientes van a ser repartidos dependiendo de los gustos o de las habilidades de cada uno y no según el sexo, lo que implica una revolución de tal calibre que esta institución podría llamarse de otra manera.  El matrimonio va a cambiar radicalmente aunque va a cambiar para mejor, en contra del heterosexismo y del sexismo, hacia la igualdad. Va a perder su carácter de herramienta de la heterosexualidad obligatoria, de refuerzo de la misma. Es decir la Iglesia y la derecha pierden esa herramienta, la pierden para siempre. De ahí la importancia de esta batalla, de ahí lo revolucionario de esta victoria, y de ahí que no pudiéramos conformarnos con una ley de parejas.  Aunque mucha gente, incluso de izquierdas no lo vea, es absolutamente revolucionario este cambio. Les hemos dejado sin su herramienta ideológica principal.

Trabajar en la visibilidad. Hemos entendido que la visibilidad es nuestra herramienta principal. Si no nos ven, si no ven que somos muchos, que estamos en todas partes, que somos votos, que somos sociedad civil, que estamos entre ellos, ¿cómo van a tenernos en cuenta? La visibilidad es nuestra herramienta. Visibilidad social a toda costa, para que entiendan que no hay un “ellos” y un “nosotros”, que somos ese nosotros, que gays y lesbianas somos hijos, madres, vecinos, compañeros de trabajo, el médico, la profesora…somos ciudadanos y ciudadanas.

Y finalmente, no quiero dejar de poner de manifiesto una circunstancia que siempre pasa desapercibida. Desde mi punto de vista ha sido fundamental que el Movimiento lgtb en España esté dirigido por mujeres. Nuestra capacidad para llegar a pactos, nuestra capacidad para ser imaginativas y encontrar nuevos caminos, para construir discursos incluyentes, creo que ha sido definitiva y ha sido una de las razones que nos ha traído hasta este momento histórico. Ahora queda gestionar la victoria y, sobre todo, trabajar para que  el resto del mundo, que nos mira, con interés, pueda, en poco tiempo, compartir nuestra alegría.

Revista Existencias Lesbianas de Ecuador

 

 

 

 

Por Beatriz Gimeno

Nací en Madrid y dedico lo más importante de mi tiempo al activismo feminista y social. Hoy, sin embargo, soy un cargo público. Estoy en Podemos desde el principio y he ocupado diversos cargos en el partido. He sido Consejera Ciudadana Autonómica y Estatal. Del 2015 al 2020 fui diputada en la Asamblea de Madrid y ahora soy Directora del Instituto de la Mujer. Sigo prefiriendo Facebook a cualquier otra red. Será la edad.
Tuve la inmensa suerte de ser la presidenta de la FELGTB en el periodo en que se aprobó el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género. He dado lo mejor de mí al activismo, pero el activismo me lo ha devuelto con creces.
Estudié algo muy práctico, filología bíblica, así que me mido bien con la Iglesia Católica en su propio terreno, cosa que me ocurre muy a menudo porque soy atea y milito en la causa del laicismo.
El tiempo que no milito en nada lo dedico a escribir. He publicado libros de relatos, novelas, ensayos y poemarios. Colaboro habitualmente con diarios como www.eldiario.es o www.publico.es entre otros. Además colaboro en la revista feminista www.pikaramagazine.com, así como en otros medios. Doy algunas clases de género, conferencias por aquí y por allá, cursos…El útimo que he publicado ha resultado polémico pero, sin embargo es el que más satisfacciones me ha dado. Este es “Lactancia materna: Política e Identidad” en la editorial Cátedra.

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