CONTRA LA VERGÜENZA, ORGULLO
Cada año cuando llega el 28 de junio llega también la cuestión de debatir cómo denominamos a ese día, la eterna discusión sobre si es o no es el Día del Orgullo. Reconozco que esta discusión viene siempre cuando el calor en Madrid comienza a ser insoportable y cuando el cansancio de todo un año de trabajo (más los preparativos de la manifestación y demás actividades de la semana) me pone en un estado de nervios cuasi furioso y poco paciente. Quizá sea esa la razón de que le dé al tema tanta importancia y, si es así, pido perdón y propongo que el año que viene lo discutamos en invierno. Igual descubro que mi perspectiva cambia. Sin embargo, si lo que no cambian son las circunstancias en las que gays y lesbianas vivimos, me temo que opinaré, sobre el tema del orgullo, lo mismo en enero que a finales de junio.
