Leyendo en los últimos días los medios de comunicación, tanto de derechas como de izquierdas (con alguna excepción aquí) se podía llegar a la siguiente conclusión: está la economía y está la ideología; está el buen gobierno y está la ideología; está la solución de los problemas y la ideología (Ahora sólo nos falta que nos digan que está la justicia y la ideología). El mismo Rubalcaba ha hecho unas declaraciones en las que dice: “la derecha nos está metiendo ideología por un tubo”. Pues eso yo lo encuentro esperable incluso, nos están metiendo ideología de derechas porque para eso se han presentado a las elecciones. Parece que con “lo ideológico” se hace referencia únicamente a las medidas que el PP anuncia en el ámbito de lo que Foucault llamó la biopolítica, el ámbito de la vida. Algunos medios progresistas han explicado, incluso editorializado, que como los dos grandes partidos hacen la misma política económica (la buena) sólo les queda la posibilidad de diferenciarse en ese ámbito ideológico de la igualdad de género y la sexualidad. Zapatero avanzó en ese camino y ahora Rajoy hace exactamente lo contrario, desandar lo andado.
Esta separación entre lo económico y el ámbito de la vida, que remite a la tradicional separación entre lo público y lo privado, ampliamente cuestionada por el feminismo, es asumida tanto por la izquierda como por la derecha. Así, escuché en la Ser a un comentarista de derechas decir que Rubalcaba no se dedica a lo importante (la economía) por proponer revisar los acuerdos con El Vaticano, y en el mismo programa otro comentarista de izquierdas afirmaba que Rajoy no se dedica a solucionar lo importante porque se dedica a lo menos importante: la ideología, es decir, esas cosas de la igualdad, el aborto o el matrimonio homosexual.
Se trata de una confusión perversa, difícil de desentrañar y que nos mete a las mujeres en una especie de bucle sin salida, pero a toda la ciudadanía también. Para empezar porque la economía es ideología, por supuesto, y debe recuperar ese estatus. Pensar y defender que la economía no es ideología es profundamente de derechas. Al mismo tiempo, todo el ámbito de esas cuestiones relacionadas con la vida, la biopolítica, es igual de importante y profundamente ideológico también. Este ámbito determina de manera fundamental las vidas de las mujeres, es decir, de más de la mitad de la ciudadanía; y no sólo de las mujeres, aunque sí fundamentalmente.
Sin embargo, estos dos ámbitos no discurren en paralelo ni son tampoco el mismo, de manera que pudiéramos decir que al incidir en uno se incide automáticamente en el otro. No es así. El ámbito de la biopolítica se articula con lo económico de una manera compleja pero en un orden no jerárquico en cuanto a su importancia, al menos para las mujeres. Así, lo estrictamente económico influye de manera muy especial en las vidas de las mujeres, en la igualdad. Las mujeres necesitamos trabajos dignos e iguales para poder aspirar a ser ciudadanas autónomas e iguales. Pero, además, la desigualdad económica se entrecruza de manera evidente con el ámbito de la vida y lo determina. Por ejemplo: ninguna mujer rica se encontrará nunca abortando ilegalmente o inseguramente porque, sea cual sea el régimen de su país, las ricas abortan cuando y dónde quieren y en condiciones de máxima seguridad.
Así que la lucha por la igualdad económica es fundamental para nosotras, como para cualquiera, y es ideológica, como lo es siempre todo lo que atañe a la distribución de la riqueza, el corazón de cualquier ideología. Pero además de esto la economía tiene también una clara perspectiva de género, como ha demostrado la economía feminista, porque la distribución de la riqueza, además de un sesgo de clase, está también sesgada por sexo. La economía determina que la brecha de la desigualdad se estreche o se ensanche para todos y todas, pero la desigualdad económica estructural entre hombres y mujeres no se combate sin medidas específicas, como han puesto de manifiesto todas las agencias y organismos internaciones, desde la ONU hasta la FAO, la OIT etc.
Finalmente, para poder aspirar a ser ciudadanas iguales necesitamos también ser dueñas de nuestros cuerpos y de nuestra capacidad reproductiva y ese es un ámbito en el que las mujeres nos jugamos verdaderamente nuestra autonomía y nuestra libertad como seres humanos. No es posible ser libre si una no se posee siquiera a sí misma; al menos en la medida en que esto es posible.
Así que resumiendo una cuestión muy compleja: la economía es profundamente ideológica siempre, y la hay de derechas y de izquierdas, aunque ésta última esté por ahora desaparecida. Además, la economía tiene perspectiva de género como demuestra la economía feminista. Al mismo tiempo las políticas que hacen referencia a la sexualidad y al cuerpo de las mujeres se encuentran también en el corazón de un sistema ideológico-político como es el patriarcado (este sí puede ser de derechas y de izquierdas) O, como dice Fraser, las mujeres sufrimos desigualdad económica y, en la misma medida, desigualdad simbólica y cultural. Sin jerarquías; ambas son igual de importantes para nosotras. Rajoy está haciendo, como era de esperar, una política profundamente de derechas en lo económico y profundamente patriarcal también. La combinación de ambas es letal para las mujeres y amenaza con devolvernos a la España del subdesarrollo social y el oscurantismo patriarcal. Por eso las mujeres y los hombres igualitarios tenemos que oponer resistencia; una resistencia que ya ha comenzado con la Marea Violeta de ayer viernes y que tiene que continuar extendiéndose.
Publicado en El Plural
6 respuestas a «Política económica/políticas de género: Ideología»
Estaba claro que en cuanto el partido de derechas tuviera ocasión, iba a recortar libertades y derechos en lo social. Pero, ¿Cuando va a abrir los ojos esta España de Pandereta?, ¿Como han podido votar a un partido como el PP? ¿Por qué tenemos que conformarnos con las decisiones de un partido que solo tiene claro el desandar lo andado?, salgamos a las calles a decirles que NO.
Considero que hay cuestiones fundamentales que deberíamos superar y dejar atrás, tales como la igualdad de género, el aborto o los matrimonios homosexuales; porque perfectamente, todo ello, podría ser asumido por la derecha, y que las diferencias entre la derecha y la izquierda fuesen de corte económico, es decir, cómo gestionar un país, si rebajando poder al Estado y fortaleciendo a los mercados o, por el contrario, controlando a los mercados y haciendo al Estado garante de los derechos básicos. Lo que sucede es que nos encontramos con personajes enganchados y con mono de poder; a estos nos los podemos encontrar tanto en la derecha como en la izquierda, sólo que aquí, en nuestro país, el poder de la Iglesia, de los franquistas y extrema derecha está tan extendido en todos los hábitos y estamentos de la sociedad, incluida la judicatura, que nos parece que ésa es la derecha; pero si nos vamos a otros países descubrimos que no es así. Hay que enfrentarse a ese poder oculto (aunque últimamente está perdiendo la vergüenza y va saliendo a cara descubierta) y anularlo o neutralizarlo como sea, o viviremos en una perpetua dictadura.
Quise decir ámbitos y no hábitos.
Habrá que seguir diciendo que es necesaria la igualdad y que no puede pasar a un segundo plano, porque nos quedamos atrás las mujeres. Y todavía peor las mujeres que están en situaciones más difíciles. Que las mujeres somos dueñas de nuestro cuerpo que no debe llegar cualquiera a seguir recortando derechos.
Habrá que repetir aunque vayan más de 30 años diciéndolo.
Por supuesto, habrá que hacerlo mientras no sea una realidad, siempre. Pero si somos inteligentes no deberíamos convertirlo en una reivindicación de la izquierda, sino algo que puede ser asumido por la derecha como un derecho fundamental y que no se tenga que estar discutiendo continuamente. Existe una derecha civilizada, aunque quizá en este país no la hayan descubierto.
Eso estaría bien, pero supongo que a la velocidad que van, pueden tardar otros 30 años en ver que lo que se está pidiendo es avanzar y no va contra nadie. Ahora están saliendo gente del PP que no ven problema en el matrimonio gay. A ver si también son sensibles a los temas de las mujeres. A que el aborto es un derecho de la mujer.