Basta que 20 personas pretendan concentrarse para pedir una medicina para la hepatitis C, por ejemplo, o que 250 ancianos se manifiesten para pedir que les devuelvan sus ahorros para que la calle sea tomada por cientos de policías. Basta con que cuatro personas convoquen por las redes una manifestación o concentración pacífica para que toda la calle aparezca llena de “lecheras” intimidantes. Cada vez que yo acudo, ejerciendo un derecho fundamental, a una concentración o manifestación pacífica, me siento intimidada por la policía, que nos acosa, no nos deja movernos y nos rodea. Desde hace años, cada vez que voy a una manifestación siento miedo de la policía.
Categorías