He leído y repasado con atención los periódicos que han salido desde el lunes hasta hoy mismo y todavía no he leído ningún comentario a la noticia más impactante de los últimos tiempos. Ni Obama, ni Palin, ni las bolsas, los bancos, las hipotecas, el petróleo… todos ellos asuntos sin duda de enjundia pero hasta cierto punto esperables. No encogen el corazón. Quien no supiera que esto iba a acabar así que dé un paso al frente. Nadie. Todos los sabíamos. Pero, en cambio, el domingo compré el periódico como siempre y me encontré con una noticia de esas que sí impactan, que provocan un terremoto interior. Juan José Güemes, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, dice de sí mismo: “Soy un seductor. Tengo un don para agradar”. Paralizada me quedé.
Como, en fin, pudiera ser que debido a mi lesbianismo militante hubiera perdido algo del (buen) gusto para juzgar a los hombres -la costumbre hace mucho- llamé corriendo a mi hermana y a mis amigas heterosexuales. Tuve que jurarles que sí, que eso decía Juanjo (así se le llama en el artículo) de sí mismo; y que además, tal aseveración aparecía entrecomillada. Dos de mis amigas fingieron vomitar por el teléfono, o al menos eso es lo que me pareció que querían decir sus ruidos guturales; alguna otra se lo tomó con buen humor y me dijo que le había alegrado la mañana, y hubo una, muy reflexiva, que después de pensar un rato dijo: “mujer, si no se pusiera tanta laca en el pelo, se vistiera de otra forma, y no fuera un XXXX (insultos que no repito por si me demanda) puede que estuviera hasta pasable. Claro,- añadió-, que soy un poco morbosa, ya sabes”.
Me temo que todas mis amigas se estaban refiriendo al aspecto físico del Consejero de Sanidad, al seductor, a la primera parte de la frase que se dedicó a sí mismo. Para confirmar, o poner en cuestión la segunda parte de la sentencia: “Tengo un don natural para agradar a la gente”, lo que hice fue llamar a amigas (y amigos) médicos, enfermeras, trabajadores/as sanitarios en general y algún paciente que haya tenido la desgracia de toparse con esa sanidad madrileña privatizada, llena de goteras, falta de personal y de material. En este grupo lo que me dijeron del consejero es irreproducible.
Y la verdad es que yo, y cualquiera de ustedes, sin conocerle de nada, cada vez que le vemos en la televisión es rodeado de personas con batas blancas que le insultan, que se encaran con él, que le gritan y le abuchean. Menos mal que tiene un don para agradar a la gente, se le nota, sí. No, si el que no se engaña es porque no quiere.
Publicado en: www.elplural.com